Evangelio según San Marcos 7,31-37.
| Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis. |
| Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos. |
| Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua. |
| Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: "Efatá", que significa: "Abrete". |
| Y enseguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente. |
| Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban |
| y, en el colmo de la admiración, decían: "Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos". |
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
San Efrén (c. 306-373) |
“Le puso los dedos en las orejas y... le tocó la lengua”
| La fuerza divina inalcanzable para el hombre, ha descendido, se revistió de un cuerpo tangible para que los pobres lo pudieran tocar, y, tocando la humanidad de Cristo percibieran su divinidad. A través de los dedos de la carne, el sordomudo sintió que le tocaban las orejas y la lengua. A través de los dedos tangibles percibió la divinidad inalcanzable cuando se le soltó la lengua y cuando las puertas cerradas de sus orejas se abrieron. Porque el arquitecto y artesano del cuerpo llegó hasta él, y con una palabra cariñosa abrió, sin dolor, las puertas de sus orejas y de su lengua. Entonces, esta lengua, incapaz de proferir una palabra, prorrumpió en alabanzas de aquel que hizo su lengua fecunda dándole el fruto de una alabanza. |
| Además, el Señor hizo barro con su saliva y lo extendió sobre los ojos del ciego de nacimiento. (Jn 9,6) para darnos a entender que le faltaba una cosa, igual que al sordomudo. Una imperfección innata de nuestra condición humana fue suprimida gracias a la levadura que viene de su cuerpo perfecto... Para completar lo que faltaba a estos cuerpos humanos dio algo de si mismo, igual que se da a comer [en la eucaristía]. Por este medio hace desaparecer las deficiencias y resucita los muertos, para que pudiéramos reconocer que, gracias a su cuerpo, “donde habita la plenitud de la divinidad” (Col 2,9) los defectos de nuestra humanidad son colmados por la verdadera vida que nos es dada a los mortales por este cuerpo del Señor donde habita la verdadera vida. (EDD) |
Oración
Oh Dios, has puesto la plenitud de la ley en el amor a ti y al prójimo,
concédenos cumplir tus mandamientos para llegar así a la vida eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo.

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