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martes, 20 de septiembre de 2022

Evangelio del día


 

Evangelio según San Lucas 8,19-21.

Su madre y sus hermanos fueron a verlo, pero no pudieron acercarse a causa de la multitud.
Entonces le anunciaron a Jesús: "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren verte".
Pero él les respondió: "Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican".


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Bulle

Isaac de Stella (¿-c. 1171)
monje cisterciense
Sermón 51 ; PL 194, 1862


«Poniendo su mirada sobre cada uno de los que estaban sentados a su alrededor, Jesús dijo: estos son mi madre y mis hermanos» (Mc 3,34)

La Virgen ocupa, con todo derecho, el primer lugar en la asamblea de los justos ; es ella quien ha engendrado al primero de todo ellos. En efecto, Cristo es «el primero de entre una gran multitud de hermanos» (Rm 8,9) […] Por eso es verdaderamente justo que, en las Escrituras divinamente inspiradas, lo que se dice en general de esta virgen madre que es la Iglesia se aplique, en particular, a la Virgen María ; y lo que se dice en particular de la virgen madre  que es María, se comprende, en general, de la Iglesia virgen madre. Cuando un texto habla de una o de la otra, se puede aplicar, casi sin distinción, a la una y a la otra.
Igualmente cada alma creyente es, a su manera, esposa del Verbo de Dios, madre, hija y hermana de Cristo, a la vez virgen y fecunda. La misma Sabiduría de Dios, el Verbo del Padre, designa a la vez a la Iglesia en sentido universal, María en un sentido muy especial, y cada alma creyente en particular. […] La Escritura dice: «Permaneceré en la herencia del Señor» (Si 24,12). La herencia del Señor, en un sentido universal, es la Iglesia, de manera más especial es María, y cada alma creyente en particular. En la morada del seno de María, Cristo permaneció nueve meses, en la morada de la fe de la Iglesia, permanecerá hasta el fin del mundo, y en el conocimiento y el amor del alma creyente, por los siglos de los siglos. (EDD)

Oración

Padre Santo, hágase Tu voluntad. Hágase Tu voluntad en la tierra como en el cielo. apenas oyen la voz de su palabra! Así como los ángeles te obedecen, que así también yo.






















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