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sábado, 20 de enero de 2024

El Antiguo Testamento es la precuela de Jesús: te lo explican los curas youtubers de Red de Redes

No hay que tenerle miedo al Antiguo Testamento:
es la historia de nuestra familia


Domenech, Bronchalo y Silva son los tres curas
de la catequesis desenfadada Red de Redes

Muchos desconocen el Antiguo Testamento y otros tienen miedo incluso a intentar entenderlo o acercarse a él. En realidad, es la historia de "nuestra familia", con sus errores y desastres, y el amor de Dios que siempre vuelve, acoge y orienta, y una precuela de su gran revelación, Jesucristo.

Los sacerdotes y youtubers Jesús Silva, Patxi Bronchalo y Antonio Maria Domenech intentan en sus 20 minutos de Red de Redes (episodio 39) acercar el Antiguo Testamento a su público, aprovechando esta catequesis desenfadada que impulsa cada semana la Asociación Católica de Propagandistas. 

Es la precuela: lo que prepara para Cristo

Las buenas películas tienen precuela”, arranca Patxi Bronchalo, para quien el inicio del libro del Génesis es la precuela a la historia del pueblo de Israel. Ampliando el foco, los tres sacerdotes plantean que todo el Antiguo Testamento puede leerse en clave de “precuela”, o “prefiguración”, de Jesucristo.

En esta línea, plantean ejemplos llenos de simbolismo como el de Abel —que, como Jesús, era un buen pastor y fue asesinado a pesar de ser inocente— o José, cuya túnica con mangas —por tanto, en forma de cruz— había sido manchada con sangre de cordero.

Bronchalo también se refiere al arca de Noé. “Es una imagen preciosa de la cruz, por ser de madera, y de la Iglesia, como ese lugar que, en medio de las tormentas del mundo, nos lleva a un lugar seguro”, explica.

El Génesis: habla de cómo salvarse y tratar con Dios, no de ciencia

Los capítulos 1 a 9 del Génesis narran los orígenes del mundo: es donde se encuentran historias tan conocidas como la tentación de la serpiente, el diluvio universal o la torre de Babel. “La Iglesia dice que estos capítulos no pretenden ser radicalmente históricos; lo que importa de ellos es lo que tiene que ver con la salvación”, explica Jesús Silva.

Con todo, señala que “es probable que haya un sustrato de realidades detrás de ellos”, porque otros textos de otras culturas encontrados en la cuenca del Mediterráneo cuentan historias muy parecidas.

“Lo que podemos considerar acontecimientos históricos datables comienzan a partir de Génesis 10, con Abraham”, añade.

Promesas de familia y liberarse de la esclavitud

Los tres sacerdotes dedican el grueso del capítulo a resumir los acontecimientos narrados en el Antiguo Testamento. Recuerdan la promesa de descendencia que Dios le hace a un pastor, Abraham, cuya mujer era estéril. Narran la historia de los 12 hijos de Jacob, y el inicio de la esclavitud en Egipto —hasta aquí el Génesis—, así como la misión de Moisés y su enfrentamiento con el faraón.

Tras cruzar el Mar Rojo, los israelitas han endurecido su corazón, por su estancia en Egipto han desarrollado una tendencia idolátrica, y el Señor les hace peregrinar 40 años por el desierto.

Al llegar a la Tierra Prometida, empieza un periodo de conquista, guiado por jueces como Gedeón o Sansón… pero “se dan cuenta de que la tierra no es tan buena, no mana leche ni miel: lo que el Señor les había prometido no era una tierra”, apunta Silva.

Es Dios quien vence, a menudo usando a los pequeños

En este punto del relato, estamos en el siglo XI AC, cuando empieza la época de los reyes. El elegido para inaugurarla “como pasa siempre en la historia de la salvación, será el más pequeño”, dice Bronchalo, y relata cómo David vence a Goliat y es elegido rey. “David entra en Jerusalén montado en un pollino, un símbolo de que su reino será de paz, porque los reyes guerreros entran a caballo: es el mismo gesto de realeza que usará el Señor para entrar en Jerusalén el Domingo de Ramos, porque es hijo de David y también quiere un reino de paz”, explica Domenech.

Richard Gere interpreta a un joven David que se enfrenta a Goliat en la película Rey David (1985)

Poco después, el reino quedará dividido, y entre los siglos VIII y II AC el Señor les enviará a los profetas, para hacerles comprender —destaca Silva— que su promesa no era de una tierra física, sino de un Mesías, un descendiente de David que cumpliría todas las promesas hechas a los patriarcas de modo excelente y extraordinario, que sería rey, profeta y sacerdote.

Los asirios conquistaron el reino del norte y Babilonia, el del sur, dando lugar a la diáspora. Esta acabó con la llegada de los persas, pero más tarde fueron conquistados por los griegos. “Es un momento de persecución muy fuerte y bárbara”, apunta Silva.

Finalmente, los griegos fueron conquistados por los romanos, que trajeron la paz. “En esta última etapa, a partir del siglo II AC se escriben los libros sapienciales —Sabiduría, Proverbios, Eclesiastés— y se recopilan los salmos”, apunta Silva.

Juan Bautista, el último profeta

Los tres sacerdotes describen este momento final del Antiguo Testamento: el pueblo de Israel está sometido de nuevo a una potencia extranjera, buscando al Mesías y esperando el cumplimiento de las promesas de Dios. Hace varios siglos que no aparece un profeta: el último hasta entonces, Malaquías, acaba su libro anunciando la venida de un profeta más. “Así empiezan los cuatro evangelios, con la aparición de este último profeta, Juan el Bautista, precursor del Mesías”, apunta Bronchalo.

“Toda esta historia —asegura el sacerdote— es para que venga Cristo, para que tú y yo podamos conocer a Cristo”. “Toda esta historia es por ti, es por mí”, concluye, antes de desvelar la única recomendación literaria del episodio: la Santa Biblia.

Jesús M.C., ReL









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