El Papa presidió el rezo del Ángelus este domingo que da comienzo al tiempo de Adviento y dirigiéndose a los miles de fieles presentes en la Plaza de San Pedro dijo que las angustias, los miedos y las ansiedades por la vida personal o por lo que ocurre en el mundo de hoy pesan “como piedras” y llevan al desánimo; las preocupaciones “agobian el corazón” y llevan a encerrarse en uno mismo. Pero haciendo espacio a Jesús es posible “redescubrir la esperanza”, especialmente en el tiempo que nos prepara a la Navidad.
Tal y como recoge Vatican News, el Papa comentó el Evangelio del día, marcado por grandes angustias, y subrayó cómo ni siquiera en este contexto falta “una palabra de esperanza” de Jesús para sus discípulos: “Levántense y alcen la cabeza, porque se acerca su liberación”.
“La preocupación del Maestro es que sus corazones no se agobien y que esperen con vigilancia la venida del Hijo del hombre. La invitación de Jesús es ésta: levantar la cabeza y mantener el corazón ligero y despierto”, agregó el Santo Padre.
De hecho, Franciscó señaló que muchos de los contemporáneos de Jesús, ante los “acontecimientos catastróficos que ven suceder a su alrededor -persecuciones, conflictos, catástrofes naturales- se sienten embargados por la angustia y piensan que se acerca el fin del mundo” y “sus corazones están agobiados por el miedo”.
Jesús, sin embargo, pretende “liberarlos de las angustias actuales y de las falsas convicciones”, indicándoles cómo estar “despiertos en el corazón”, cómo leer los acontecimientos a partir del plan de Dios, que “obra la salvación” incluso dentro de “los acontecimientos más dramáticos de la historia”. Por eso, el Señor sugiere “dirigir la mirada al Cielo para comprender las cosas de la tierra”.
Por ello, el Papa pidió seguir esta indicación de Jesús para no vivir con el corazón agobiado. Para ello, recordó que Jesús invita “a confiar en su amor que nos quiere salvar y que se hace cercano en cada situación de nuestra existencia, a hacerle espacio para volver a encontrar la esperanza”.
Y añadió: “Preguntémonos, pues: ¿está mi corazón agobiado por el miedo, las preocupaciones, las angustias por el futuro? ¿Sé mirar los acontecimientos cotidianos y las vicisitudes de la historia con los ojos de Dios, en la oración, con un horizonte más amplio? ¿O me dejo vencer por el abatimiento?”.
Para concluir pidió que “este tiempo de Adviento sea una ocasión preciosa para levantar la mirada hacia Él, que aligera el corazón y nos sostiene en el camino”.
ReL
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