El rostro de Cristo
Cincelar lo divino: La búsqueda sagrada de un escultor británico
El padre Patrick de @christianart y el escultor Nic Fiddian-Green exploran la apariencia de Jesús en una impactante nueva exposición de arte. El padre Patrick van der Vorst visita una galería londinense donde el escultor británico Nic Fiddian-Green exhibe una obra titulada "El Rostro de Cristo". El artista, conocido por sus esculturas monumentales, en particular sus impactantes representaciones de caballos, muchas de ellas en espacios públicos de capitales de todo el mundo, ha centrado su atención en esta nueva serie en una sola pregunta: ¿Qué apariencia tenía Cristo? Antes de profundizar en la obra, el padre Patrick narra una breve historia de cómo se ha representado a Cristo a lo largo de los siglos. Los primeros frescos de las catacumbas romanas lo muestran como el Buen Pastor o un maestro, símbolos de su misión más que de su apariencia. Para el siglo VI, iconos como el Cristo Pantocrátor del Sinaí buscaban tanto la semejanza como la teología, capturando su doble naturaleza: humana y divina. Más tarde, maestros del Renacimiento como Leonardo y Miguel Ángel retrataron el rostro de Cristo como un lugar de profundo encuentro, donde la divinidad irrumpe a través del tiempo y la carne. Hoy, la búsqueda continúa con artistas como Nic Fiddian-Green. El padre Patrick recorre la exposición londinense, comenzando con I Accepted (2025), un bronce de tamaño natural del Cristo crucificado que cuelga en la pared principal. Nic explica el origen del título: surgió de varios visitantes de su estudio que sintieron que la figura de Cristo, con la cabeza inclinada, encarnaba un sentido de "aceptación". La escultura, dijeron, invita a los espectadores a una participación íntima, no solo en el sufrimiento de la crucifixión, sino en la silenciosa resistencia del dolor cotidiano. En contraste, un pedestal junto al escaparate de la galería exhibe The Cross (2025), una figura de Cristo más pequeña, pero igualmente cautivadora, mirando hacia los transeúntes en una concurrida calle londinense. El padre Patrick... Patrick observa que el símbolo del sacrificio de Jesús se extiende más allá de las paredes de la galería, extendiéndose hacia el mundo exterior, como si dijera: "Hice esto por ti". Un documental acompaña la exposición y ofrece un vistazo al estudio de Nic en Surrey, enclavado en la campiña inglesa. Lo vemos dibujando, explorando la naturaleza y demostrando el exigente proceso físico de trabajar el bronce. Reflexionando sobre la agudeza de las espinas, Nic explica cómo su creación lo conectó más profundamente con la brutal realidad de la crucifixión, pero también con su significado espiritual. Mientras trabajaba, sentía como si coronara al mismo Cristo con las espinas penetrantes. Con el deseo de transformar esa violencia en belleza, las terminó en oro de 22 quilates, uniendo las fuerzas divinas y humanas que obran en Cristo, el Rey crucificado. Al preguntarle si siente que ha "encontrado" el rostro de Cristo, Nic reflexiona: "He encontrado algo del rostro de Cristo... pero me queda un largo camino por recorrer". Explica que si dedicara el resto de su vida a explorar este tema, se sentiría atraído a representar a Cristo en el contexto de la Resurrección, un desafío mucho más complejo y exigente. Concluye: "Estoy más cerca de Cristo en su sufrimiento que en quién o en qué se convirtió Cristo tras el milagro de la Resurrección".
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