"Me ha parecido absolutamente sublime, de una calidad excepcional. Insufla nueva vida a nuestra vida espiritual, a nuestra vida con Dios, y también a nuestra vida cotidiana", declaró Capucine, de Lorient, que recordará el espectáculo como uno de los momentos "increíbles" de esta semana jubilar en Roma. Para la primera sesión, la noche del miércoles 30 de julio, una mayoría de peregrinos franceses, pero también muchos italianos, habían abarrotado las cerca de 1.800 butacas del auditorio de la Conciliazione, teatro inaugurado durante el Año Santo de 1950.
El deseo de la Embajada de Francia ante la Santa Sede y de los Establecimientos piadosos de Francia en Roma de aprovechar el Jubileo de la Juventud para poner de relieve a jóvenes figuras de la santidad condujo a la reposición de este espectáculo, que se presentó en 2022 en la catedral de San Juan de Letrán, con ocasión de la canonización de Charles de Foucauld (1858-1916).
Este oratorio, cantado en italiano bajo el título Come un viaggiatore nella notte, fue compuesto por el artista Marcello Bronzetti, y es su esposa, Tina Vasaturo, quien dirige a los coristas y músicos que participan en esta aventura con el coro "Fideles et amati".

La cantante Fatima Lucarini explica que este coro nació en Roma, en la parroquia de Santa Silvia, por iniciativa de esta pareja de artistas, que consiguieron incluso incorporar al coro a "personas que no sabían cantar", pero que poco a poco han podido beneficiarse de este "don" y contribuir así a que se conozca mejor la historia de este santo atípico.
"Charles de Foucauld es una figura tan hermosa, que abarca todas las religiones, todos los pueblos… Tuvo una vida hermosa y supo elegir. ¿Qué mejor ejemplo podemos dar a los jóvenes?", afirma Fátima Lucarini.
En diez actos, con textos y canciones en italiano traducidos íntegramente al francés en un folleto distribuido a los peregrinos, la compañía recorre con emoción el asombroso viaje de Charles de Foucauld, desde sus tormentos espirituales en París hasta la realización de su vocación en Nazaret y finalmente en Tamanrasset, hasta su trágica muerte en un ataque de bandidos en pleno desierto.
Este antiguo militar y geógrafo, que vivió como ermitaño en las montañas argelinas del Hoggar, pasará a la historia como un profeta del diálogo con los musulmanes. Su vida oculta y discreta tuvo una extraordinaria fecundidad misionera, sobre todo con los Hermanitos y Hermanitas de Jesús, que se inspiran en su espiritualidad y dan testimonio de la esperanza cristiana en entornos a menudo difíciles.
De la noche de la duda a la luz del amor
"No sabía mucho sobre Charles de Foucauld", reconoce Marie, que ha venido desde Dijon con un grupo de amigos. "Con este espectáculo, uno se da cuenta de que la fe no es una autopista. Hay momentos en los que se duda, es cierto tanto para los jóvenes como para los menos jóvenes... Así que me pareció hermoso comprender que él también tuvo sus períodos de crisis en su juventud, que tuvo que madurar para recuperar la fe", comenta la joven. "También me conmovió su prima, que rezaba por él. Es muy bonito, porque es importante rezar unos por otros y creer en el poder de la oración", testimonia Marie, especialmente apegada a la adoración.
La hermana Geneviève, religiosa de las Hermanitas de Jesús, era una amiga muy cercana del Papa Francisco, y su presencia junto al féretro del pontífice argentino en el momento del traslado de su cuerpo a la basílica de San Pedro conmocionó al protocolo del Vaticano y conmovió a muchos testigos de la escena. Muy emocionada al ver a tantos jóvenes al salir del espectáculo dedicado a aquel cuya espiritualidad inspiró a su congregación religiosa, esta religiosa conocida por su compromiso con el mundo del circo y las ferias no desea añadir muchas palabras, sino que simplemente confiesa encontrar en Charles de Foucauld al apóstol del "amor universal".
Y es de este "amor universal" del que los jóvenes participantes en el Jubileo podrán dar testimonio a sus amigos, tanto a lo largo de esta semana jubilar como después de su regreso a su entorno de origen.
Cyprien Viet, Aleteia
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