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sábado, 15 de mayo de 2021

Evangelio del día

 

ChristianArt 
 
Juan 16, 23-28 El Padre mismo te ama
 
 

Monje rezando, Dibujo de Guilio Carpioni (1613-1678), Alrededor de 1660,
Pluma roja, lápiz y aguada sobre papel de trama, © Copyright Galería Rapozo

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro: cuanto pidan al Padre en mi nombre, se lo concederá. Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre. Pidan y recibirán, para que su alegría sea completa.

Les he dicho estas cosas en parábolas; pero se acerca la hora en que ya no les hablaré en parábolas, sino que les hablaré del Padre abiertamente. En aquel día pedirán en mi nombre, y no les digo que rogaré por ustedes al Padre, pues el Padre mismo los ama, porque ustedes me han amado y han creído que salí del Padre. Yo salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo el mundo y vuelvo al Padre

Comentario


Bulle

San Fulgencio de Ruspe (467-532)
obispo en África del Norte
Carta 14, 36


“...el Padre os dará todo lo que le pidáis en mi nombre” (Jn 15,16)

Al final de nuestras plegarias decimos: “Por Nuestro Señor Jesucristo, Tu Hijo” y no “Por el Espíritu Santo”. Esta práctica de la Iglesia universal tiene su explicación. Se debe al misterio según el cual el hombre Jesucristo es el mediador entre Dios y los hombres (1 Tim 2,5) sacerdote eterno según el orden de Melquisedec, él que con su propia sangre ha entrado en el Santuario, no en aquel que es imagen del verdadero, sino en el cielo donde está sentado a la derecha del Dios e intercede por nosotros (Heb 6,20; 9,24).
El apóstol dice, refiriéndose al sacerdocio de Cristo: “Así pues, ofrezcamos a Dios sin cesar por medio de él un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que bendicen su nombre” (Heb 13,15). Por él ofrecemos el sacrificio de alabanza y de oración, porque gracias a su muerte fuimos reconciliados cuando aún éramos enemigos (Rm 5,10). Ha querido ofrecerse como víctima por nosotros. Por esto, desde entonces, nuestra ofrenda puede ser agradable a Dios. Por esto, San Pedro nos advierte con las siguientes palabras: “También vosotros, como piedras vivas, vais construyendo un templo espiritual, dedicado a un sacerdocio santo, para ofrecer, por medio de Jesucristo, sacrificios espirituales agradables a Dios” (1P 2,5). Por esto decimos a Dios Padre: “Por Jesucristo, tu Hijo, Nuestro Señor.” (EDD)

Oración

Mueve, Señor, nuestros corazones para que se ad-
hieran siempre a obrar el bien; que, tendiendo sin
desfallecer hacia lo mejor, alcancemos vivir también
en la eternidad los bienes del misterio pascual. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.































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