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martes, 11 de mayo de 2021

Evangelio del día

 

ChristianArt 
 
Juan 16, 5-11 Si no voy, el Abogado no vendrá a ti
 
 

El Tríptico Corsini (Ascensión, Juicio Final, Pentecostés) , Pintura de Fra Angelico (hacia 1395-1455),
Pintado hacia 1447-1448, Témpera y oro sobre tabla de madera, © Palazzo Corsini, Roma

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Me voy ya al que me envió y ninguno de ustedes me pregunta: ‘¿A dónde vas?’ Es que su corazón se ha llenado de tristeza porque les he dicho estas cosas. Sin embargo, es cierto lo que les digo: les conviene que me vaya; porque si no me voy, no vendrá a ustedes el Paráclito; en cambio, si me voy, yo se lo enviaré.

Y cuando él venga, establecerá la culpabilidad del mundo en materia de pecado, de justicia y de juicio; de pecado, porque ellos no han creído en mí; de justicia, porque me voy al Padre y ya no me verán ustedes; de juicio, porque el príncipe de este mundo ya está condenado”.

Comentario

Bulle

San Claudio de la Colombière (1641-1682)
jesuita
Reflexiones cristianas (Écrits spirituels, Christus n° 9, DDB, 1982), trad. sc©evangelizo.org


La voz divina de la conciencia

Para las personas de bien, la conciencia es una amiga que hace los placeres más sensibles y los bienes más tiernos. Sobre todo, es de gran auxilio en la adversidad. Por eso dice el salmo “¿A quién sino a ti tengo yo en el cielo? Si estoy contigo no deseo nada en la tierra” (Sal 73 (72) ,25). (…)La conciencia es un juez. Algunos rechazan obedecer a ese juez, otros lo corrompen o hacen morir.
Como la voz fue dada al hombre para ser intérprete de sus sentimientos y deseos, con la conciencia Dios nos enseña que él juzga todo y nos dice lo que espera de nosotros. Esta voz divina forma palabras interiores para expresar diversas lecciones y órdenes que place a Dios dar a su criatura. Ella es el lugar del intercambio que el Señor quiere tener con nosotros y el órgano más frecuente del que se sirve para tocar nuestros corazones y abrirnos el suyo. (…)
Nada mejor que la conciencia, que Dios ha dado como guía, para hacer ver el ardiente deseo que él tiene de conducir los hombres a la felicidad soberana. Nada tan esclarecedor para discernir el bien y el mal ni tan fiel para mostrarlo, ni tan apremiante para llevarnos a abrazar el bien y huir del mal. Pero si ella es un efecto del amor de Dios, es también efecto de su celo por la justicia. Es muy cuidadosa para hacernos abandonar el mal, pero extremadamente severa para castigarnos. (EDD)

Oración

Señor, haz que tu pueblo viva siempre en la alegría
al ver renovada la juventud de su espíritu, y que el
gozo de haber recobrado la dignidad de la adopción
divina le de la firme esperanza de resucitar un día a
la verdadera felicidad. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo.






















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