¿Qué es la moda? Como muchas de ustedes, siempre he escuchado que hay que huir de la moda, porque espiritualmente no aporta, porque solo te hace pensar en el mundo, cultiva el hedonismo y el materialismo.

Desde mi perspectiva puedo decir que, como en todo, hay un punto de encuentro. Y la moda, bien entendida desde nuestra espiritualidad, cotidianidad, puede estar alineada a nuestra coherencia de vida cristiana.

¿Qué es la moda?

moda, ¿Vives pendiente de la moda? Un artículo que nos habla mucho más que solo del buen vestir

La etimología de la palabra «moda» proviene del francés mode, que a su vez proviene del latín modus, y significa «manera» o «medida».

En este sentido, la palabra moda alude a la «manera del momento». Justo por esto es cambiante, pasajera y también se podría decir que es cíclica. Por ejemplo, para la temporada de otoño – invierno 2021 – 2022 vuelven estilos de los años 70 e incluso 20´s.

Las perlas en mayor tamaño, el maximalismo y el color vuelven a tomar protagonismo para la temporada; así que si buscas fotos de tus abuelos, bisabuelos, encontrarás que lo que te parecía súper gracioso, o extraño, ahora vuelve.

La moda es un fenómeno social en el que predominan determinados estilos de vestimenta, calzado, accesorios, joyería y que están sujetos a las costumbres, culturas, entorno y gustos de quienes las consumen. Es justo en estos elementos en donde se requiere tacto, sentido de la estética y el protocolo, para saber qué debe usar una mujer católica y qué no.

La moda y tu estilo de vida

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Ser católico no es algo accesorio. Se vive en todo lo que hacemos, incluso en el vestir. Es clave es tener en cuenta la coherencia de vida, las ocasiones, los espacios en los que interactúas. Pero estar a la moda no es malo por sí mismo, ser esclavos de ella…pues sí, ahí hay que poner un poco de atención.

Hacer de la moda un ídolo, gastarnos una fortuna en accesorios o vestirse con la moral un poco distraída, sí son actitudes humanas que necesitan de la reflexión.

El culto al cuerpo en nuestra cultura y algunas posiciones que afirman que cada uno puede hacer con su cuerpo lo que le plazca, muchas veces nos confunden y terminamos yendo a misa como si fuéramos a la playa.

Cómo te vistes comunica mucho sobre ti

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Cuidar si debo llevar un tipo de prenda o no – y cómo debo usarla – es no solo una reflexión de estética sino también de amor por uno mismo y respeto por los demás. Cuando comprendemos que el cuerpo nos ha sido dado, todo este asunto de la moda y las formas de vestirse van ocupando también su lugar.

Cada una tiene su estilo, porque cada uno es único e irrepetible y podría decir que hay algunos factores en común claves en una vestimenta que conjuga el gusto por el vestir con la madurez y coherencia de vida: la sencillez, el recato, la sobriedad, pero también esa originalidad propia que no te hace ser una copia en serie. En definitiva el estilo es decir quién eres, sin tener que hablar.

Ser cristiano es ser coherente, vivir con alegría, con los pies en la tierra y la mirada al cielo. Llevar elementos de moda, marcar un estilo, comunicarnos por medio de detalles, podría ser también parte de la clave para generar conexión con aquellos a los que formamos; con aquellos que piensan y se comunican de manera diferente. 

Esto fue lo que me inspiró a lanzar Riscatto Bendito Regalo, pero esta historia se las contaré en otra oportunidad.

La moda y las celebraciones litúrgicas

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Necesito tocar este tema. Sobre todo en tiempos en que o nos vamos a un extremo o nos vamos al otro. Y en este punto seré un poco práctica y me atreveré a dar algunos consejos.

Ten en cuenta que asistir a un celebración litúrgica, sea cual fuere, implica ir a la casa del Señor y estar en su presencia. Dios está ahí. Y muchos me dirán que a Dios le da lo mismo cómo te vistes. Yo creo que a Dios le importa cómo te tratas a ti mismo y el vestir incluye este trato.

Necesitamos tener en cuenta algunos puntos clave. El primero: cuida tu cuerpo. Podemos sentirnos muy orgullosos de nuestro estado físico o de las formas que la naturaleza nos ha dado. 

Pero las celebraciones litúrgicas no se tratan de mostrar el cuerpo, se trata de encontrarse con Dios. Cuida lo que llevas, no solo en cuanto a lo que muestras sino a la reverencia en cómo lo haces.

No vayas por ahí dejando poco a la imaginación y distrayendo a todos. Es verdad que puedes mostrar lo quieras, pero también es verdad que la naturaleza humana reacciona ante estímulos. 

Puedes lucir un sastre, o faldas a la rodilla o abajo de ella; vestidos, todo de acuerdo a la ceremonia a la que vayas. Entre colores y estilos podemos dar mano de usar recursos como Pantone, líder mundial en asesoría y pronóstico de tendencias de colores, pero solo para tener idea y no para vivir esclavos de las mismas.

No es lo más adecuado que vayas a una ceremonia de bautizo a una misa dominical con vestido de lentejuelas, escote, y transparencias, lo mismo que tampoco en short y sandalias de playa. 

La mejor moda que existe

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Después de años dedicada a la moda puedo decir que para estar a la moda puedes vestirte de esperanza, de alegría, de Dios. Esforzarte por reflejar por fuera lo que llevas dentro.

Esto no solo implica ponerse una etiqueta que diga «soy católico» y me visto de hábito siempre. Ser católico no significa que vistas con trajes de luto, o aburridos.

Lo que llevamos hace parte de nuestra expresión del ser, de nuestra personalidad y de la imagen que queremos reflejar siendo siempre testimonio vivo y coherente de nuestra vida cristiana.

«¡Espíritu Santo, ayúdame a no vivir condicionado por el materialismo, ni por los placeres mundanos, ni por las cosas que me apartan de Dios! ¡No permitas, Señor, que me crea un dios en minúsculas! ¡Espíritu Santo, que toda mi mente, mi corazón, mis fuerza y mi voluntad esté encaminada siempre a hacer tu voluntad!»  (Extracto tomado de Orar con el corazón abierto)

Artículo escrito por Milena Seco, fundadora de Riscatto – Instagram y Facebook @riscattobr