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miércoles, 19 de enero de 2022

Conociendo el protestantismo: Las cinco Solas.


 

Siguiendo el listado de artículos sobre el protestantismo una vez analizado el origen y las causas de este fenómeno considero necesario abordar las nuevas doctrinas propusieron. Esto fue lo que su reforma quería, implantar en el cristianismo 5 doctrinas que fueron siempre desconocidas en la Iglesia primitiva y en el cristianismo de esa época. Estas cinco doctrinas o “dogmas” protestantes se conocen como las 5 Solas. Si bien es cierto que tardaron tiempo en articularse, estos principios de manera independiente los podemos encontrar en los textos de los reformadores.

1.-LA SOLA ESCRITURA:

Sola Scriptura es la creencia básica de que la Biblia es la única autoridad e inspiración  para el Cristiano. No se acepta ninguna doctrina sin la definición o el fundamento de la Biblia. Es decir, si la doctrina no se encuentra explícitamente en las Escrituras, no se acepta. Convierten la Biblia en su norma de fe y de conducta. Los protestantes con esta doctrina  estaban rechazando la autoridad católica oponiéndose directamente al Papado, redefiniendo los Sacramentos incluso llamándolos "ORDENANZAS". 

negando así su relevancia. Al mirar la historia del pueblo de Dios,  la doctrina de la Sola Scriptura no existía ni en el Antiguo Testamento ni en la Tradición Apostólica.

Esta doctrina junto a la “sola Fe “ constituyen los dos pilares del protestantismo.

¿Pero esta doctrina se sostiene en las Escrituras? Pues bien si analizamos la Biblia no encontraremos ningun pasaje que nos diga que nuestra única y absoluta regla de fe, moral y conducta debe ser la Biblia, sin embargo si que encontramos textos que nos invitan a guardar la Tradicción e incluso nos enseña quien es el Pilar de la Verdad, que no es otra que la Santa Iglesia fundada por Cristo:

“Os alabo porque en todas las cosas os acordáis de mí y conserváis las tradiciones tal como os las he transmitido.” 1 Corintios 11,2

“Así pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta.” 2 Tesalonicenses 2,15

 para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad. 1Tim 3,15

Estas 3 citas nos demuestran la falsedad de esta doctrina: San Pablo alaba a los Corintios por conservar las tradiciones que el les transmitió, entre ellas estaba la celebración de la Eucaristía (1 Corintios 11,23-24) y también parte del Credo de la nuestra fe, una breve pero precisa enumeración (1Cor 15,1-10). Recordemos que en el tiempo en que San Pablo escribió esta carta mientras estaba en Éfeso, entre el 53-58 d.C tiempo en el cual aun no se habían terminado de escribir todos los evangelios, por tanto la predicación de Pablo era oral, y en esta predicación se incluían las verdades de la fe, esto es “la Tradiccion”.Finalmente también se recomienda a los Tesalonicenses a conservar las tradiciones aprendidas de San Pablo y se recuerda a Timoteo que el pilar de la Verdad no es la Escritura, sino la Iglesia.

 2.-SOLA FIDES

La justificación (es decir, volverse justo ante Dios) viene solo por la fe, no por las buenas obras. Esta doctrina se puede resumir con la fórmula “La fe produce justificación y buenas obras” y se contrasta con la fórmula católica “La fe y las buenas obras producen justificación”. Esta doctrina a veces se llama la causa material de la Reforma porque fue el tema doctrinal central para Martín Lutero. Estamos ante el segundo pilar del Protestantismo.

Para el católico la salvación es producto de la fe y las obras (obediencia). Es la fe que obra por la Caridad Gal 5,6.

En la propia Escritura encontramos en la carta del apóstol Santiago el principal fundamento para refutar esta doctrina:

 Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. 25 Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? 26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. Santiago 2,24-26

Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, 10 pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; 11 porque no hay acepción de personas para con Dios. Rom 2,5-11

Con estas dos citas se demuestra como el apóstol Santiago nos enseña que la fe sola no justifica, es más la fe sola sin obras es una fe muerta, es decir una fe que no sirve de nada, pone el ejemplo de Rahab como se justificó cuando recibió a los mensajeros y los envio por otro camino. También San Pablo nos enseña que la retribución final la que nos dará el Señor cuando muramos dependerá de nuestras obras. La Biblia nunca asocia la retribución final a la fe que tengamos, sino siempre a las obras. Estos textos demuestran claramente el papel clave de la obediencia al evangelio en la Salvación. Esta obediciencia al Evangelio es lo que se llama en el Catolicismo “obras”.

 

3.- LA SOLA GRACIA

La salvación viene solo por gracia, no por ningún mérito de parte del pecador. Por lo tanto, la salvación es un regalo inmerecido. Esta doctrina es una respuesta a la doctrina sinérgica católica por la cual los actos del hombre se vuelven meritorios al cooperar con la gracia de Dios.

La gracia es un don gratuito de Dios no merecido por el hombre. La Iglesia Católica sostiene que una persona debe “cooperar” y aceptar el don gratuito de Dios. La gracia y la fe deben ser nutridas, alimentadas o morirán. Vivir en pecado es vivir en esclavitud. Eso es, en esencia, devolverle el regalo de Dios. Nunca debemos colocarnos en esa posición, pero el Señor es indulgente y misericordioso. ¡Eso es gracia de Dios!

 La propia Escritura nos enseña como se puede cooperar con Cristo distribuyendo su gracia:

2:10 Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna. 2Tim 2:10

4:10 Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.  1Pe 4:10

Aquí San Pablo enseña que soportando sufrimientos se coopera con Cristo para salvar a otros hermanos, y San Pedro nos enseña como en la Iglesia hay “administradores de la gracia de Dios”. Si hay administradores, es porque Dios desea la cooperación del hombre en la Salvación.

4.-SOLO CRISTO

Cristo es el mediador exclusivo entre Dios y el hombre. Ni María, ni los santos, ni los sacerdotes (aparte de Cristo mismo) pueden actuar como mediadores para traer la salvación. Esta doctrina se contrasta con las doctrinas católicas de la intercesión de los santos y de la mediación de los sacerdotes.

Sin embargo la propia Biblia nos enseña que también existen minimediadores entre Dios y los hombres:

11:14 por si en alguna manera pueda provocar a celos a los de mi sangre, y hacer salvos a algunos de ellos. Romanos 11:13-14

9:22 Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos. 1Cor 9:22

5.-SOLO DIOS GLORIA:

Toda la gloria se debe solo a Dios, ya que él hizo toda la obra, no solo la expiación en la cruz, sino también el otorgamiento de la fe que permite que los hombres se salven por esa expiación. Los reformadores creían que los seres humanos (como los santos católicos y los papas) y sus organizaciones (la Iglesia) no eran dignos de la gloria que se les otorgaba.

Sin embargo la propia Escritura enseña como La Gloria de Dios ha sido dada y compartida a los hombres:

La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno Juan 17, 22

Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada 1Pe 5,1

Jesus Urones-Apologista Católico.




























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