Cuando san Bernardo le dijo a san Francisco que quería dejar el mundo sucedió algo realmente asombroso e inspirador
«Sabemos que Dios dispone todas las cosas para bien de los que lo aman, a quienes él ha escogido y llamado»
Romanos 8
Tenemos tantas preguntas, sobre todo una nos inquieta: “¿Qué pide Dios de mí? ¿Cuál es mi propósito?”.
La respuesta está ahí
Como tú, solía hacerme estas preguntas y de pronto encontré cómo resolverlas. Fue de la manera más casual e inesperada que pueda imaginar. Las respuestas siempre estuvieron frente a mí, a mi alcance.
¡Bastaba abrir la Biblia! Pero siempre la tenía cerrada.
Hacía muchas preguntas, pero NO ESCUCHABA a Dios.
He descubierto, amigo, amiga, algo maravilloso, un don, una gracia, un tesoro en la Biblia por eso quiero pedirte que abras la tuya y empieces a leerla hoy.
Dios siempre está pidiendo lo mejor de ti.
A algunos les pide todo y ellos responden dándolo todo.
San Francisco y san Bernardo
Es conocido el episodio de san Francisco de Asís cuando Bernardo, su primer discípulo, le dijo que quería dejar el mundo para seguir a Dios. Fueron al obispado y abrieron el Misal, en los Evangelios, para conocer la voluntad de Dios.
“Francisco tomó el misal y, haciendo la señal de la cruz, lo abrió por tres veces en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Al abrirlo la primera vez salieron las palabras que dijo Jesucristo en el Evangelio al joven que le preguntaba sobre el camino de la perfección: Si quieres ser perfecto, anda, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y luego ven y sígueme (Mt 11,21).
La segunda vez salió lo que Cristo dijo a los apóstoles cuando los mandó a predicar: No llevéis nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni calzado, ni dinero (Mt 10,9), queriendo con esto hacerles comprender que debían poner y abandonar en Dios todo cuidado de la vida y no tener otra mira que predicar el santo Evangelio.
Al abrir por tercera vez el misal dieron con estas palabras de Cristo: El que quiera venir en pos de mí, renuncie a sí mismo, tome su cruz y sígame (Mt 16,24).
Entonces dijo San Francisco a Bernardo: “Ahí tienes el consejo que nos da Cristo. Anda, pues, y haz al pie de la letra lo que has escuchado; y bendito sea nuestro Señor Jesucristo, que se ha dignado indicarnos su camino evangélico”.
En oyendo esto, fuese Bernardo, vendió todos sus bienes, que eran muchos, y con grande alegría distribuyó todo a los pobres, a las viudas, a los huérfanos, a los peregrinos, a los monasterios y a los hospitales. Y en todo le ayudaba, fiel y próvidamente, San Francisco.”
¿Y nosotros?
La pregunta es sencilla: ¿Qué haríamos nosotros en esta situación? ¿Tendríamos el coraje para abandonar todo lo que nos une a este mundo pasajero y caminar haciendo siempre la santa voluntad de Dios?
Yo siento vergüenza, me falta mucho para parecerme a san Francisco y al buen Bernardo de Asís. Por eso pido con insistencia la gracia a Dios.
“Perdona, Señor, mi poca confianza en la Providencia. Hazme digno de ti, justo, santo, misericordiosos, para que pueda dar buen ejemplo a los demás”.
Compártenos tu experiencia con Dios. ¿Te animas? Te anoto mi e-mail personal. cv2decastro@hotmail.com
Claudio de Castro, Aleteia
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