Entradas populares

miércoles, 26 de enero de 2022

Evangelio del día: Memoria de San Timoteo y San Tito


 

Evangelio según San Lucas 10,1-9.

El Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir.
Y les dijo: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.
¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos.
No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino.
Al entrar en una casa, digan primero: '¡Que descienda la paz sobre esta casa!'.
Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes.
Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa.
En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan;
curen a sus enfermos y digan a la gente: 'El Reino de Dios está cerca de ustedes'."

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


Bulle

San Agustín (354-430)
obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Sermón 101; PL 38, 605S


El dueño de la casa

El evangelio que acabamos de leer nos invita a buscar cuál es esta cosecha que nos dice el Señor: “La cosecha es abundante, los obreros son pocos. Pedid al dueño de la casa que mande obreros a su cosecha”. Es entonces cuando envió, además de los doce discípulos a quienes nombró apóstoles (“enviados”), a otras setenta-y-dos  personas. Tal como se desprende de sus propias palabras, a todos los envió a una cosecha ya preparada. ¿A qué cosecha? Seguro que no iban a cosechar entre los paganos donde nadie había sembrado. Es, pues, de pensar, que la cosecha se hizo entre los judíos; es para esta cosecha que vino su propio dueño. A los otros pueblos no manda cosechadores sino sembradores. Entre los judíos, pues, la cosecha; en otras partes, la siembra. Y es, ciertamente, cosechando entre los judíos que ha escogido a los apóstoles; era el tiempo de la cosecha, ésta estaba madura porque antes, los profetas, habían sembrado entre ellos…
El Señor dijo a sus discípulos: “¿No decís vosotros que faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo os digo: esto: Levantad los ojos y contemplad los campos, que están ya dorados para la siega” (Jn 4,35): Y les dijo también: “Otros sudaron y vosotros recogéis el fruto de sus sudores” (v 38). Abraham, Isaac, Jacob, Moisés y los profetas sudaron; sudaron para sembrar el grano. A su venida, el Señor ha encontrado madura la cosecha, y ha enviado segadores con la hoz del Evangelio. (EDD)



San Timoteo fue discípulo amado de San Pablo, desde joven se entregó al estudio de la Sagrada Escritura, y cuando San Pablo se hallaba predicando de la región de Licaonia, los cristianos le hicieron tales alabanzas de Timoteo que Pablo lo tomó como apóstol para remplazar a Bernabé. San Pablo le confió la predicación a los cristianos de Tesalónica, quienes sufrían una cruel persecución. Fue elegido obispo, según parece por especial inspiración del Espíritu Santo y cuando Pablo regresó de Roma, dejó a Timoteo al frente de la Iglesia de Efeso para acabar con los falsos maestros y ordenar sacerdotes y diáconos. Murió apedreado y apaleado en la fiesta llamada Katagogia por los paganos al manifestar su oposición a sus ceremonias.

San Tito aparece en las cartas de San Pablo, a quien acompañó al Concilio de Jerusalén. Después de predicar en varias ciudades, San Pablo lo consagró Obispo de la Isla de Creta. “Es cierta esta afirmación, y quiero que en esto te mantengas firme, para que los que creen en Dios traten de sobresalir en la práctica de las buenas obras. Esto es bueno y provechoso para los hombres”, le recomendó San Pablo a Tito (Tito 3, 8).  ACI




No hay comentarios:

Publicar un comentario