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lunes, 16 de mayo de 2022

Evangelio del día


Evangelio según San Juan 14,21-26.

Jesús dijo a sus discípulos:
«El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él".
Judas -no el Iscariote- le dijo: "Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?".
Jesús le respondió: "El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él.
El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió.
Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes.
Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.»

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


Bulle

Simeón el Nuevo Teólogo (c. 949-1022)
monje griego
Himno 21; SC 174 (trad. SC p. 139 rev.)

"El Espíritu Santo que mi Padre enviará en mi nombre os lo enseñará todo"

Los que tienen al Espíritu por maestro
no tienen necesidad del conocimiento que viene de hombres
pues, iluminados por la luz de este Espíritu,
miran al Hijo, ven al Padre
y adoran las Personas de la Trinidad,
el Dios único, que por naturaleza es uno de manera inexplicable. (…)
Detente, hombre; tiembla, tú que eres de naturaleza mortal,
y sueña que has sido sacado de la nada
y que saliendo del vientre de tu madre
viste el mundo que había sido hecho antes de ti.
Y si pudieras conocer la altura del cielo
o indicar cuál es la naturaleza del sol,
de la luna y de las estrellas,
donde permanecen fijos y cómo se desplazan (…),
O incluso la naturaleza de la tierra de dónde has salido,
sus límites y sus medidas, su anchura y su tamaño (…),
si has descubierto el fin de cada cosa
y si has contado la arena del mar
y si también has conocido tu propia naturaleza,
entonces podrás soñar con tu creador,
cómo en la Trinidad la unidad queda sin mezcla
y en la Unidad, la Trinidad sin división.
¡Busca el Espíritu! (…)
Posiblemente Dios te consolará y te dará,
como ya te dejó ver el mundo
y el sol y la luz de día,
sí, se dignará iluminarte ahora del mismo modo (…),
Te iluminará con la luz del Sol Triple (…)
Aprenderás entonces de la gracia del Espíritu:
que, hasta ausente, está presente por su poder
y que, presente, no lo vemos a causa de su naturaleza divina,
y que él está por todas partes y en ninguna.
¿Si buscas verlo de manera sensible,
dónde lo encontrarás? En ninguna parte, simplemente dirás.
Pero si tienes la fuerza de mirarlo espiritualmente,
Será él mismo quien alumbrará tu espíritu
y abrirá los ojos de tu corazón. (EDD)

Oración

Oraciones al Espíritu Santo

Espíritu Santo Consolador,
concédeme el don de la fortaleza.
Fortalece mi alma para superar las dificultades de cada día,
los tormentos de las persecuciones y las insidias del maligno.
Ayúdame a ser fuerte en medio de las debilidades espirituales,
para que yo sea señal de Tu amor y bondad.

Espíritu Santo de Luz,
concédeme el don de la sabiduría.
Que tenga el discernimiento necesario
para distinguir el mal del bien,
la mentira de la verdad,
la guerra de la paz.
Que Tu sabiduría ilumine
los espacios confusos de mi alma.

Espíritu Santo Paráclito,
concédeme el don del entendimiento,
para que comprenda correctamente
la voluntad del Padre Celestial en mi vida.
Ayúdame a entender al prójimo con amor,
misericordia y paz.
Que comprenda, con todo mi ser,
el amor de Cristo por mí y por la humanidad.

Espíritu Santo, Abogado Celestial,
concédeme el don de la ciencia.
Que, iluminado por Tu luz divina,
comprenda correctamente
los planes de Dios para mi vida,
y sea obediente a las enseñanzas divinas.
Y sea así, una señal permanente
de la misericordia del Maestro Jesús en el mundo.

Espíritu Santo, Consejero Divino,
concédeme el don del consejo.
Ilumina mi entendimiento,
para que yo busque en Dios las respuestas
a mis dudas e inquietudes humanas y espirituales.
Pon en mis labios palabras que restablezcan la paz en el mundo,
y ayúdame a llevar siempre un consejo que devuelva
a las almas afligidas la serenidad en Dios.

Divino Espíritu Santo,
concédeme el don de la piedad.
Que mis oraciones sean puentes de amor,
que unan mi corazón al corazón
de Dios Padre y de Cristo Señor.
Que mi fervor espiritual se renueve siempre,
para que mi alma fructifique en la fe y la esperanza.

Espíritu Santo, Consolador de los afligidos, 
concédeme el don del temor de Dios,
para que tenga siempre frente e mis ojos,
la bondad divina,
y que mis pensamientos, palabras y acciones,
no sean una ofensa al amor misericordioso
del Padre Celestial.

¡Así sea!

(es.Aleteia.org)





























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