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sábado, 21 de mayo de 2022

Evangelio del día


 

Juan 15,18-21.

Jesús dijo a sus discípulos:
«Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí.
Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, el mundo los odia.
Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a la de ustedes.
Pero los tratarán así a causa de mi Nombre, porque no conocen al que me envió.»

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Bulle

San Agustín (354-430)
obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Sermón 334, para los santos mártires, §1


«Vosotros no sois del mundo, sino que yo os he escogida sacándoos del mundo»

Todos los fieles y buenos cristianos, pero sobre todo los mártires gloriosos, pueden decir: «Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?» (Rm 8,31). Era contra ellos que se amotinaban las naciones, los pueblos planeaban un fracaso y los príncipes conspiraban (Sl 2,1); se inventaban nuevos tormentos e imaginaban increíbles suplicios contra ellos. Se les llenaba de oprobios y acusaciones mentirosas, se les encerraba en calabozos insoportables, labraban sus carnes con uñas de hierro, se les mataba a golpes de espada, eran expuestos a las bestias, se les quemaba vivos, y estos mártires exclamaban: «Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?»
El mundo entero está contra vosotros y aún decís: «¿Quién estará contra nosotros?» Pero los mártires nos responden: «¿Qué es para nosotros este mundo entero siendo así que morimos por aquél por quien el mundo ha sido hecho?» Que lo digan, pues, y lo repitan los mártires y nosotros escuchemos y digamos con ellos: «Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?» Pueden desencadenar su furia contra nosotros, pueden injuriarnos, acusarnos injustamente, colmarnos de calumnias; pueden no sólo matar sino incluso torturar. ¿Qué harán los mártires? Repetirán: «Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida» (Sl 53,6)... Entonces, si el Señor sostiene mi vida, ¿qué daño puede hacerme el mundo ?... Es él quien recuperará mi cuerpo... «Todos mis cabellos están contados» (Lc 12,7)... Digamos, pues, con fe, con esperanza, con un corazón ardiendo de caridad: «Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?» (EDD)

Oración

Gloriosa y venerada Santa de la Iglesia Católica,

 bendita y excelsa Juana de Arco, 

hoy me dirijo a ti con todo el respeto y la admiración

que tu nombre inspira.

 

Oh gloriosa, Oh celebérrima santa de La Gala,

Dame tu escudo y tu espada, pon a mis pies tu ejército para defenderme

y darme la valentía que tanto necesito, 

para protegerme de las personas que me adversan aquí

en esta morada terrenal.

 

Protégeme con tu espada guerrera y dame el valor

que necesito con tanta prontitud, 

para luchar contra todas las calamidades de este mundo.

 

Hazme fuerte y  valerosa, no permitas que la timidez y la indecisión

me embarguen y conviérteme en una persona decidida y valiente 

para saber enfrentar todas las situaciones con entereza.

 

Infúndeme tu señorial valentía, oh Santa Juana Bendita, 

tú que siendo una niña te comportaste como toda una mujer

a la hora de comandar un ejército y habiendo oído

las voces de procedencia divina, supiste interpretar su intención.

Tu valentía y tu gallardía, 

te llevaron a sufrir el martirio de la hoguera 

y moriste como mártir para reinar ahora

desde los cielos con todos los escogidos del Señor.

 

Es por esto que se te canonizó 

y se te permitió continuar con tu labor emancipadora aquí en la Tierra 

a través de los milagros que has estado haciendo a tus hermanos de este mundo.

 

Oh gloriosa y bendita santa de los más desamparados, 

es por todo lo sabido que tengo ánimos para invocarte y pedirte 

que me representes y que me des todo el valor que necesito para seguir luchando.

 

Hazme tan valiente como tú, protégeme, bendíceme y ayúdame

siempre a ser una persona sin temores

para enfrentar las adversidades de la vida, sin temor a los hombres,  

y sabiendo siempre que con tu divina protección,

yo estaré libre de todo mal y peligro.

 

Amén.

(fielesadios.org)






































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