Lo primero es dejar a un lado los rencores, odios, malos pensamientos, impurezas, malos deseos y perdonar al que nos hizo daño
«Confía en el Señor con todo el corazón, y no te fíes de tu propia sabiduría.
Proverbios 3, 5-6
En cualquiera cosa que hagas, tenlo presente: él aplanará tus caminos”
¿Sabes? Recibo e-mails de muchos países, lectores bondadosos que nos cuentan sus dificultades y triunfos, nos comparten sus inquietudes en la fe. Y oran por nosotros en Aleteia. Esto es maravilloso.
Son tus oraciones las que en realidad nos sostienen, animan y nos permiten continuar este maravilloso apostolado que llega a millones de personas en todo el mundo. Sin tus plegarias y donaciones no podríamos continuar.
Sentirse hermanos
Llega un momento en que nos hermanamos. Es curioso. Me ha ocurrido un par de veces. Voy a algún lugar y una persona se me acerca.
—¿Usted es Claudio de Castro, el de los libros y los escritos en Aleteia?
Asiento con la cabeza y en broma respondo:
—Soy inocente hasta probar lo contario.
Y nos reímos.
—Qué gusto conocerlo. Salúdeme a su esposa Vida.
Esto siempre me sorprende.
—Usted a menudo la menciona en sus escritos.
Suelo recibir e-mails en los que me comparten bonitos momentos con Jesús en el Sagrario y a veces me preguntan qué hacer ante una situación difícil.
¡Cuántas dificultades!
La vida no siempre es como esperamos y las dificultades están a la vuelta de la esquina. Estos últimos años han sido particularmente difíciles para todos nosotros.
Es muy triste pensar en la cantidad de personas que han partido de este mundo a causa de la pandemia, y el dolor de sus familiares.
El padre Antonio, el sacerdote en la Iglesia a la que asisto, en Panamá, siempre pide en la Eucaristía por las personas que se encuentran enfermas o en cuidados intensivos por el coronavirus. Las enumera y pide a Dios que les dé fortaleza y les restaure su salud.
Ante tanta dificultad, ¿qué hacer? ¿Cómo reaccionar? Te compartiré lo que notado que funciona y ayuda a las personas.
Tus enemigos
Primero debemos estar conscientes que nuestro peor enemigo es el desaliento. Debes luchar contra él y no dejar que te domine. Pues lleva al miedo y al final nos paraliza.
Vamos a vencerlo.
Lo primero es dejar a un lado los rencores, odios, malos pensamientos, impurezas, malos deseos y perdonar al que nos hizo daño.
Maneras de fortalecernos
Ayuda mucho una buena confesión sacramental Fortalece el alma y restaura nuestra amistad perdida con Dios. Esto es ganancia al 1000 %.
Estando con Dios, viviendo en su presencia, caminando bajo su sombra amorosa, todo irá bien. Esto te lo garantizo.
He visto cientos de personas que han cambiado radicalmente sus vidas con una confesión sacramental, haciendo propósitos de enmienda, proponiéndose cambiar para no volver a caer en esos pecados que los abrumaban.
Para fortalecernos y no volver a caer hay muchas estrategias.
- Orar, pues hablas con quien sabes que te ama.
- Llevar vida sacramental, acudir a misa y la comunión diaria.
- Leer la Biblia, conocer lo que Dios nos quiere decir.
- Confiar en la Divina Providencia que todo lo da por nosotros.
- Saber que lo que ocurre, por más malo que parezca, será para bien.
- Amar. El amor vence al temor.
- Perdonar, aligera el alma y nos acerca a Dios.
- Sonreír. Leí que mejora tus defensas, nos anima y ¡es gratis!
Cada vez que tengas una situación difícil, con una decisión de por medio, recuerda este dulce pensamiento: «¿Qué haría Cristo en mi lugar?».
Sabiendo la respuesta podrás actuar.
¡Ánimo!
Al final todo saldrá bien No te preocupes. Cuentas con nuestras oraciones y sabemos que contamos con las tuyas. Nos apoyamos mutuamente para salir adelante.
Vea también Consagración para la felicidad y una vida plena
No hay comentarios:
Publicar un comentario