La actriz, conductora y cantante mexicana, está llena de un amor maternal que la ha llevado a adoptar a dos niños. Esto le ha permitido reconocer que Dios es lo más importante en su vida pues Dios le ha concedido grandes milagros. En exclusiva abrió su corazón y su hogar a Aleteia.
-¿Dónde comienza la vida de Laura Flores?
Nací un 23 de agosto de 1963 en Reinosa, Tamaulipas, México. Mis padres se mudaron a la Ciudad de México cuando yo tenía siete años y prácticamente toda mi vida crecí ahí.
Con mi trabajo he andado de un lado para el otro y, desde el 2010, vivo en la Unión Americana.
-¿Cuáles consideras que son los talentos que Dios te ha dado?
Yo creo que Dios a todos nos da dones y talentos. Todos tenemos la capacidad de desarrollar un talento y un don, el problema es saber escuchar. El problema es abrir la cabeza y el corazón y, gracias a Dios, en algunos aspectos sí lo he logrado.
Encontré, por ejemplo, el talento artístico a partir del trabajo. Cuando empecé a cantar no tenía la educación de la voz que se requiere para ser un profesional y lo pude mejorar. En tanto, en el mundo de la actuación, que era algo muy ajeno en un principio, a los 16 empecé a estudiar esa profesión. Siempre he sido hija del salón de clases y, a mis 58 años, sigo estudiando.
-¿Qué estás estudiando?
En el 2018 me reinventé y es un consejo que yo le daría a cualquier persona: que se reinventen, que hagan algo que nunca hayan hecho en su vida porque es un gran aliciente y te mantiene activo. Empecé a estudiar peluquería canina y, en el 2020, abrí mi negocio, junto con mi esposo, en el garaje de mi casa.
«Acabo de terminar una telenovela en Colombia»
-¿Cómo fue tu vida en la farándula, en el Canal de las Estrellas?
Acabo de cumplir 45 años de carrera y creo que he hecho 40 telenovelas. Precisamente acabo de terminar una en Colombia, en donde hice lazos muy estrechos.
Toda mi vida he cantado, pero ahora compongo, un talento que no había explotado, y sigo produciendo música en las plataformas musicales.
-¿Cuáles son las tres telenovelas más importantes que has hecho?
He hecho varias que han sido muy lindas y que me han llegado al alma. Una de ellas fue Piel de otoño (2003), porque muchas mujeres maduras se identificaron con esta historia y es hasta la fecha una de las novelas más vendida de Televisa.
Otra telenovela que a mí me gusta mucho es El alma no tiene color (1997), que hice al lado de Celia Cruz. Es una novela muy linda en donde se rompen las barreras del racismo y dio la vuelta al mundo.
También, otra telenovela muy bonita fue Gotita de amor (1998). Y fue muy bonito trabajar en esta historia porque estaba embarazada de María, mi primera hija, con amenaza de aborto toda la novela. Fue muy difícil y estuve a punto de dejar el proyecto porque mucho tiempo permanecí en cama, pero la producción me apoyó mucho.
«Es cuestión de que te toque una oportunidad»
-¿En cuántas televisoras has trabajado?
Todas las televisoras tuvieron su época de exclusividad, pero todo llega a su fin. En Televisa estuve como exclusiva por 30 años. Gracias a Televisa hice una carrera sólida como actriz, como conductora y como cantante. Cuando terminó ese ciclo me pasé a Telemundo. Hoy en día ya no hay contratos de exclusividad.
Hace poco terminé el programa Master Chef en Televisión Azteca y acabo de terminar la telenovela con RCN en Colombia. Entonces, es cuestión de que te toque una oportunidad y la sepas aprovechar.
Cómo es ser una mujer hermosa
-¿Cómo es ser una mujer hermosa?
La belleza es muy bonita mientras la tienes, pero si no alimentas otras partes de tu alma y de tu corazón, la belleza se acaba.
Voy a cumplir 59 años y veo en el espejo los cambios drásticos de la vida: me he operado los ojos, me he puesto bótox, pero eso no significa que vaya a ser más joven; la juventud se va y, si no lo sabes manejar, puede ser algo muy difícil.
Lo más bello es saber aceptar que la juventud se va. Hay un problema con la belleza física: muchas veces te ciega.
Sobre todo en un mundo en donde la apariencia es lo que importa: cómo te ves, qué tanto muestras, qué tan guapa estás. Entonces, hay una necesidad de mostrar tu cuerpo y ahí es en donde se pierde el control.
Gracias a Dios tengo una vida linda, una vida plena. Mi casa es una casa de locos porque hay tres perros, tres gatos, pero también está un esposo que me quiere y mis hijos que llegaron por diferentes “paqueterías”.
-¿Cuándo inicia ese sueño de ser mamá y todo ese proceso que te costó mucho?
Crecí en una familia de cinco hermanos. Entonces, mi casa era de locos y, de todos mis hermanos, soy la única que tiene cuatro hijos; los demás tienen dos.
Siempre quise tener hijos. María, que fue mi primera hija, ahora tiene 23 años, es Ingeniero Civil y vive en Houston, Texas. Tiene una vida linda y es una mujer feliz.
Antes de María yo perdí dos bebés. Cuando esperaba a María, estuve en riesgo de abortar, fue muy difícil, nació prematura pero ahí está el milagro. Yo tenía edema pulmonar, una afección que puso en peligro mi vida porque es muy riesgosa. Solo el 10 por ciento de los pacientes sobreviven, y le doy gracias a Dios que me haya dejado aquí.
Después de María me embaracé y perdí a dos bebés y, además, me sometí a nueve tratamientos. En el último tratamiento ya estaba desgastada emocional y económicamente, y el médico me dijo que ese tratamiento me lo iba a regalar, ¡fue una gran sorpresa para mí!
Dios, la Virgen de Guadalupe y su hijo Patricio
En ese momento me fui a la catedral de San Patricio, por eso mi hijo se llama Patricio, y ante la imagen de la Virgen de Guadalupe hice un acuerdo; me puse a hablar con Dios y le pedí que hiciera el milagro, le dije: “Déjame, por favor, tener a este hijo. De todas maneras, pegue o no pegue, voy a adoptar a un niño”.
Ese fue mi acuerdo espiritual y me embaracé de Patricio.
Cuando me entero de que estoy embarazada, me tuve que sentar en el piso porque no lo podía creer. En ese momento me dediqué al embarazo, nació Patricio y, como al año de haber nacido, recordé que tenía un pendiente que cumplir.
Fue muy difícil porque hubo mucha controversia familiar. Me decían que ya tenía a mi hijo que, por cierto, nació con un soplo al corazón y, hasta el día de hoy, nadie se lo encuentra. Cuando él nació no respiraba y tuvo que venir una neonatóloga para reanimarlo.
-¿A quién se lo encomendaste?
A san Patricio y a la Virgen de Guadalupe; yo soy mariana de corazón.
-¿Qué pasó con tu promesa a Dios?
Entonces, adopté a Alejandro en México a través de una institución pública y, cuando llega a mi vida, tenía un año de edad.
Aún faltaban tramites pero, cuando por fin fui por él, fue maravillo porque le pusieron la ropa que yo había mandado y salió con un carrito amarillo que yo le había regalado.
Cuando Alex llega a la casa, María estaba un poco en conflicto pero, cuando lo cargó ya no: lo bañó y lo durmió. El amor brotó. Y desde ahí fue la gran maravilla.
Después, estaba trabajando en un programa matutino y tuvimos que hacer una transmisión desde la ciudad de Chihuahua (México), y ahí conocí al gobernador, que me dijo: “Sabemos que adoptaste a un niño, ¿por qué no vas a conocer nuestro DIF?”.
Ese día fui y, días después, me llamaron y me dijeron: “Tenemos una criatura para ti”. A las dos semanas regresé con Alex de la mano y me pusieron a Ana Sofía en los brazos. Me la llevé a mi casa sin decirle a nadie de mi familia.
«La llegada de Ana Sofía fue un regalo de Dios»
La llegada de Ana Sofía a nuestras vidas fue luz y eso significa que la adopción para mí es maravillosa, es un regalo de Dios. A todos se les quiere igual.
Creo que lo mejor que me ha pasado en la vida es ser mamá, porque me siento más fuerte y más joven. Dios siempre me ha abierto la puerta; si se cierra una puerta, se abre una ventana.
Playboy
-¿Te has arrepentido de haber posado para Playboy la revista porno?
Cuando aparecí en Playboy estaba soltera y no tenía hijos. En ese momento no pasó nada pero después, a María, mi primogénita, cuando estaba en secundaria, algunos niños le empezaron a hacer bullying, le decían que su mamá había salido desnuda en una revista y me costó mucho trabajo hablar con ella.
Entonces, yo le dije: “Te pido perdón, porque yo no me imaginé que con los años iba a tener hijos y que mis hijos podían ser buleados por culpa de esas fotos”.
Algo que pueda avergonzar a un hijo está mal, y a veces nos toca pedir perdón a nuestros hijos.
-¿Te arrepientes?
Sí. De hecho me volvieron a hablar para aparecer en otras revistas, pero he dicho que no. El morbo no tiene límites.
Pedir perdón a Dios
-¿A Dios le pides perdón?
Siempre, porque aunque no quieras cometes errores.
-¿Procuras los sacramentos?
Claro. Todos mis hijos han hecho la Primera Comunión y la Confirmación.
Está en los padres transmitir la fe y la formación. Debemos aprender a escuchar lo que Dios nos quiere decir y poner en práctica su palabra.
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