Invitamos a los matrimonios y a personas interesadas en una familia feliz, a leer y asimilar pasajes de la Exhortación pontifical 'Amoris laetitia' del Papa Francisco.
9.
Atravesemos entonces el umbral de esta casa serena, con su familia sentada en
torno a la mesa festiva. En el centro encontramos la pareja del padre y de la
madre con toda su historia de amor. En ellos se realiza aquel designio
primordial que Cristo mismo evoca con intensidad: «¿No habéis leído que el
Creador en el principio los creó hombre y mujer?» (Mt 19,4). Y se
retoma el mandato del Génesis: «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su
madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne» (2,24).
10.
Los dos grandiosos primeros capítulos del Génesis nos ofrecen la representación
de la pareja humana en su realidad fundamental. En ese texto inicial de la
Biblia brillan algunas afirmaciones decisivas. La primera, citada
sintéticamente por Jesús, declara: «Dios creó al hombre a su imagen, a imagen
de Dios lo creó, varón y mujer los creó» (1,27). Sorprendentemente, la «imagen
de Dios» tiene como paralelo explicativo precisamente a la pareja «hombre y
mujer». ¿Significa esto que Dios mismo es sexuado o que con él hay una
compañera divina, como creían algunas religiones antiguas? Obviamente no,
porque sabemos con cuánta claridad la Biblia rechazó como idolátricas estas
creencias difundidas entre los cananeos de la Tierra Santa. Se preserva la
trascendencia de Dios, pero, puesto que es al mismo tiempo el Creador, la
fecundidad de la pareja humana es «imagen» viva y eficaz, signo visible del
acto creador.
De la Exhortación ‘Sobre el Amor en la
Familia'
(Capítulo primero)
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