La frecuencia de confesar y comulgar. Porque dime, alma mía, ¿viviría mucho tu cuerpo sin alimento? ¿creerías que para hacerlo vivir le bastaría tomarle una, dos o tres veces al año? Y aunque fuera posible que así viviese ¿estaría muy fuerte y muy robusto? ¿Y querrás que tu alma viva la vida de la gracia sin tomar a menudo el pan divino y sobresustancial de la Eucaristía? ¿Te figuras que le es menos necesario que el material para el cuerpo? No, te engañas tontamente; ni quieras milagros sin necesidad. Como Dios te ha dado el pan material para alimentar a tu cuerpo, así te ha dado el pan eucarístico para mantener y aumentar la vida espiritual de tu alma: comulga, pues, con frecuencia, como te lo aconsejan los santos y te lo persuade tu propia necesidad espiritual, y vivirás eternamente... San Antonio María Claret |
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