e las mil maravillas de la Santa Misa
Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. |
Nosotros nos alimentamos con el pan de la vida, y deleitamos siempre nuestra alma con su preciosa sangre, como si fuera una fuente. Y, sin embargo, siempre estamos ardiendo de sed. Y Él mismo está presente en los que tienen sed, y por su benignidad llama a la fiesta a aquellos que tienen entrañas sedientas: "Si alguno tiene sed, venga a mí y beba" Jn 7,37 San Atanasio |
Ni más tierno ni más amoroso que en la Eucaristía. |
San Francisco de Sales dijo: "En ninguna obra puede considerarse al Salvador ni más tierno ni más amoroso que en ésta, en la que se aniquiló, por decirlo así, y se redujo a alimento para penetrar nuestras almas y unirse enteramente al corazón y hasta al cuerpo de sus fieles". Y dice San Juan Crisóstomo que Jesucristo, por el ardiente amor que nos profesaba, quiso unirse de tal manera a nosotros, que no fuéramos más que una sola y misma cosa. San Alfonso María de Ligorio |
Inventó el modo de darse todo a cada uno de nosotros. |
No bastó a su amor el haberse dado por completo al género humano en su encarnación y en su pasión, muriendo por todos los hombres, sino que inventó el modo de darse todo a cada uno de nosotros, para lo que instituyó el sacramento del altar, a fin de unirse a cada uno de nosotros, como Él mismo dijo: "El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece y yo en él" Jn 6, 57. En la sagrada comunión, Jesús se une al alma y el alma a Jesús, siendo esta unión no de mero afecto, sino muy real y verdadera. San Alfonso María de Ligorio |
Amaré al hombre hasta el punto de someterme a él en todo. |
Sí, sí -dice el corazón de Jesús-; amaré al hombre hasta el punto de someterme a él en todo. A la voz del sacerdote bajaré del cielo, y cuando los fieles quieran, saldré del tabernáculo. A todos aquellos de mis hijos enfermos que quieran recibirme yo visitaré gustoso, aun cuando tenga que atravesar plazas y calles. ¡Todo el honor del amor está en amar, en entregarse, en sacrificarse! San Pedro Julián Eymard |
¿Quién será digno? |
¿De qué medio se valdrá Jesús para quedarse perpetuamente entre nosotros? El misterio de la encarnación se realizó por obra del Espíritu Santo; el de la cena eucarística, por la virtud omnipotente del mismo Jesús, y ahora, al querer reproducir este misterio, ¿quién será digno? ¡Un hombre..., el sacerdote! Mas la sabiduría divina dice: ¡Cómo! ¿Un hombre mortal hará encarnar de nuevo a su Salvador y Dios? ¿Un hombre mortal será el cooperador del Espíritu Santo en esta nueva encarnación del Verbo divino? ¿Un hombre mandará al rey inmortal de los siglos y éste le obedecerá? San Pedro Julián Eymard |
El dársenos Jesucristo en alimento fue el último grado del amor. |
Hablando San Lorenzo Justiniano con Jesús, le dice: "¡Oh Dios!, enamorado de nuestras almas, por medio de este sacramento dispusiste que tu corazón y el nuestro fueran un solo corazón inseparablemente unido". Y San Bernardino de Siena añade que "el dársenos Jesucristo en alimento fue el último grado del amor, porque unión más cabal y completa no puede darse cual la que hay entre el manjar y quien lo come". ¡Oh, cuánto se complace Jesucristo en estar unido con nuestra alma! Él mismo lo dijo cierto día, después de la sagrada comunión, a su querida sierva Margarita de Iprés: "Mira, hija mía, la hermosa unión que entre nosotros existe; ámame, en adelante permanezcamos siempre unidos en el amor y no nos separemos ya más". San Alfonso María de Ligorio |
"Te lo recibiré como tú quisieras que fuese" |
Cuando te acerques a comulgar, desea tener en tu corazón todo el amor que se puede encerrar en él, que yo te lo recibiré como tú quisieras que fuese. Nuestro Señor a Santa Matilde |
La prenda mayor que podía darnos de su amor. |
"Sabiendo Jesús que era llegada su hora de pasar de este mundo al Padre, como hubiese amado a los suyos, los amó hasta el extremo" Jn 13, 1. Sabiendo nuestro amantísimo Salvador que era llegada la hora de partir de esta tierra, antes de encaminarse a morir por nosotros, quiso dejarnos la prenda mayor que podía darnos de su amor, cual fue precisamente este don del Santísimo Sacramento. San Alfonso María de Ligorio |
Para llegar a la perfección. |
Dos clases de personas tienen que comulgar con frecuencia: los perfectos, por hallarse bien dispuestos, y los imperfectos, para llegar a la perfección. San Francisco de Sales |
Confiar todo a la misericordia divina. | ||||||||
Acércate a la comunión aun cuando te sientas tibio, fiándolo todo de la misericordia divina, porque cuanto más enfermo se halla uno, tanta mayor necesidad tiene del médico. San Buenaventura
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