El Papa Francisco continúa estable; ayer por la noche, envío un mensaje de agradecimiento a los fieles que han orado por el y le han mostrado su cariño
Viernes 7 marzo
3:50pmContinúa el rezo del santo Rosario
Como cada día desde el 24 de febrero, los fieles se han congregado en la Plaza de San Pedro para rezar el Santo Rosario por la salud del Papa Francisco; hoy fue el cardenal Lazarus Heung-sik You, prefecto del Dicasterio para el Clero, quien presidió el rezo.
1:25pmEstable y activo
Según anunció ayer la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el Vaticano no ha difundido ningún boletín médico sobre la salud del Papa Francisco en la tarde del 7 de marzo de 2025. Fuentes vaticanas, sin embargo, indican que la situación se mantiene estable hoy y que el cuadro clínico del Papa sigue siendo complejo.
El Papa Francisco permaneció hoy unos veinte minutos en la capilla de su apartamento en el décimo piso del policlínico Gemelli de Roma, indicaron las mismas fuentes. Durante la jornada, el Papa alternó entre trabajo, oración, descanso y fisioterapia respiratoria. Al pontífice le fueron colocadas cánulas nasales para oxigenación de alto flujo y no ha tenido un ataque respiratorio desde el lunes pasado. Esta noche volverá a recurrir a la ventilación mecánica no invasiva.
Anoche, un boletín médico informó que el Papa no tenía fiebre y que había continuado "con beneficiosa fisioterapia respiratoria y motora".
1:00pmtres semanas de hospitalización
El viernes 7 de marzo de 2025, el Papa Francisco superó la marca de tres semanas en el Hospital Gemelli de Roma, la hospitalización más larga de su pontificado.
La mujer en la cultura católica ha podido influir la sociedad y transformarla, ganando espacios de libertad.
Giulia Galeotti, periodista e historiadora, y Lucetta Scaraffia, profesora de Historia y también experta en Bioética, han colaborado en el libro La Iglesia de las Mujeres (editorial Ciudad Nueva).
Este libro de 140 páginas incluye:
un breve repaso de la función histórica de las mujeres en las entidades y estructuras católicas;
una exposición de las figuras femeninas en la cultura bíblica (lo femenino en Dios, que ha creado a los humanos en dos modalidades, hombres y mujeres; Dios como la Sabiduría, figuras bíblicas como Agar, María, Magdalena);
y una entrevista en profundidad con Scaraffia, intelectual conversa al catolicismo desde una familia de la masonería, la izquierda radical y una experiencia de comuna "hippy".
Galeotti es capaz de mostrar amplitud de visión histórica al presentar en relativamente pocas páginas la influencia liberadora del cristianismo en la historia de la mujer en 8 ámbitos.
La Iglesia de las Mujeres (aquí en Ciudad Nueva)
1. Hombres y mujeres, con la misma dignidad espiritual
Con Jesús, que hablaba y comía con mujeres y alaba su fe y les predicaba también a ellas, el cristianismo establece un modelo que San Pablo explica así en su famoso texto de Gálatas: "Todos los que fuisteis bautizados en Cristo, de Cristo os habéis revestido. No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer; porque todos sois uno en Cristo Jesús".
Hombres y mujeres se bautizan igual, se confiesan igual, reciben los sacramentos de igual forma. Hay una igualdad radical en lo eterno y espiritual, y por lo tanto en la dignidad personal. No era así con muchas otras religiones de la Antigüedad ni en las actuales.
2. El matrimonio cristiano iguala a hombres y mujeres
En las culturas paganas, la promiscuidad sexual del marido (con esclavas, prostitutas o amantes) estaba perfectamente aceptada. La de la esposa, no tanto. El cristianismo crea otra cosa distinta: un matrimonio sin promiscuidad para ninguno, exigiendo a ambos exclusividad y fidelidad. "Durante mucho tiempo el derecho canónico fue el único que ponía en el mismo plano el adulterio masculino y el femenino. [...] Era una lectura inimaginable para las autoridades laicas. Hay que recordar que en Italia la ley civil que establecía penas diferentes por adulterio no se derogó de la Corte constitucional hasta 1968".
3. El matrimonio indisoluble defiende a la mujer
"Al sostener la indisolubilidad de las nupcias, el cristianismo -la única entre las grandes religiones monoteístas en proclamar la monogamia, que significa tutelar al contrayente más débil- protegía de hecho a la mujer de ser repudiada por esterilidad o adulterio".
En una cultura pagana que valora a las mujeres vírgenes, ¿qué futuro puede tener una mujer repudiada, expulsada? Pero los tribunales eclesiásticos siempre defendieron el vínculo de las esposas e impidieron los repudios. Incluso en el siglo XVI el anglicanismo nace como una imposición de un rey tiránico, Enrique VIII, que quiere huir del matrimonio indisoluble, que defendía los derechos de la reina.
Giulia Galeotti (a la izquierda), con Lucetta Scaraffia (a la derecha).
4. El cristianismo implanta al padre afectuoso y con deberes
Para los paganos, los padres (varones) tenían el derecho a matar a sus hijos o hijas. Una madre no podía defender a sus hijos o hijas.
El cristianismo impidió y combatió este derecho: en la Edad Media ningún país cristianizado reconocía ya este derecho a matar hijos y aunque algunos pueblos seguían practicándolo la Iglesia se esforzó en erradicarlo.
"El derecho canónico estableció además otro principio fundamental, según el cual a todo hijo -fuese legítimo, ilegítimo, fruto de adulterio o de incesto- le correspondía el derecho de ser alimentado por su padre, convirtiéndose en un deber preciso el proveer a los hijos independientemente de su origen".
Giulia Galeotti ha estudiado estos temas en su libro "In cerca del padre" y señala las normas canónicas que hacían que los clérigos proveyesen por sus hijos ilegítimos y también normas para defender los derechos de herencia de las niñas.
5. El monaquismo: mujeres cultas, un camino distinto al de la maternidad
Las mujeres cristianas podían optar por una vida fuera del ciclo de embarazos y partos: la vida monástica y consagrada. Las mujeres pobres en estas comunidades podían aprender a leer y escribir y obtener cultura, algo que era imposible para las mujeres pobres en culturas no cristianas.
Como escribía ya en 1910 la erudita norteamericana Emily James Putnam "ninguna institución ha concedido jamás a las mujeres las posibilidades de reconocimiento de las que gozaron en el convento".
6. Las abadesas: mujeres con jurisdicción temporal y espiritual
Desde el siglo XI, "las abadesas ejercían poderes semejantes a los del obispo: gozaban de una amplísima jurisdicción espiritual y temporal, tanto en el monasterio como en el territorio aledaño; juzgaban en las causas eclesiásticas, otorgaban a los sacerdotes derecho a predicar y confesar; conferían cargos eclesiásticos, en muchos casos dirigían monasterios dobles, con sección femenina y masculina".
A finales del siglo XII perdieron parte de estas atribuciones, pero ya habían forjado parte de Occidente.
Santa Clara (interpretada por Mary Petruolo) en la película italiana de 2007
7. Las mujeres fuertes reivindicativas
Giulia Galeotti pone ejemplos de mujeres católicas que abrieron nuevos espacios para la mujer en Occidente.
Clara de Asís arrancó del Papa Gregorio XI el "privilegio de pobreza", para que las clarisas, como los franciscanos, entraran en una excepción extraordinaria al derecho canónico: "no poder ser forzadas por nadie a recibir posesiones", llegando a la perfección radical en la pobreza.
Catalina de Siena, enfermiza y frágil, en el siglo XIV tomaba la palabra y escribía contra el cisma en la Iglesia y pedía al Papa, desplazado en Aviñón, que volviera a Roma.
Teresa de Jesús, en el siglo XVI, renovó la espiritualidad cristiana y la organización monacal, en red con otros reformadores.
En Italia, en el siglo XIX, Teresa Eustochio Verzeri logra no solo la autonomía económica para sus congregaciones sino que tengan una superiora general independiente de los hombres que centralice esta autonomía.
8. Emprendedoras administrando dinero y empresas
En el siglo XIX se produce un "boom" de fundadoras y emprendedoras católicas que ponen en marcha infinitos orfanatos, hospitales, escuelas e iniciativas, en Europa, América y en las misiones.
"Las fundadoras fueron, entre otras cosas, las primeras mujeres en administrar solas y con éxito sumas considerables de dinero, en enfrentarse activamente con nuevos equilibrios sociales, y en viajar, aceptando llegar a zonas todavía desconocidas", como se ve en el caso de muchas misioneras.
En este siglo hay otra novedad: si en siglos anteriores se necesitaba que las familias ricas o los reyes financiasen con grandes donaciones la creación de nuevos monasterios, en el siglo XIX las mujeres crean congregaciones con un capital inicial casi nulo o inexistente, y aprenden a obtener recursos y optimizarlos.
Muchas fundadoras vienen de familias burguesas y de zonas industrializadas y ya sabían ser buenas administradoras antes de entrar en religión. Ellas formarán a sus hermanas para que sean directoras de escuelas, hospitales y orfanatos.
Santa Francisca Javier Cabrini, que trabajó con los inmigrantes en EEUU en el siglo XIX, es un modelo de emprendedora que comenta Giulia Galeotti; su cuerpo se venera en Washington Heights, Nueva York [foto de Gregory A. Shemitz]
La ruptura llegó con la Revolución Sexual
Para Giulia Galeotti, las mujeres y la Iglesia estuvieron aliadas durante muchos siglos, para civilizar el mundo, hasta que en los años 50 del siglo XX se despobló el campo en Occidente y en los 60 llegó la Revolución sexual, la anticoncepción y el divorcio generalizado, con los valores individualistas que socavaban la familia y lo comunitario.
La autora cree que en el siglo XXI pueden darse nuevas alianzas entre cierto feminismo y la Iglesia Católica, en campos "como el aborto, la fecundación heteróloga, la gestación subrogada y la ideología de género", en los que se han dado "puntos de convergencia esenciales entre posiciones católicas y posiciones laicas".
Así, parte del feminismo coincide con el catolicismo en oponerse a las bases de la ideología de género, algo que "significa rechazar una visión que pretende liberar a las mujeres librándolas de la feminidad, privándolas de sus características naturales que las hacen no inferiores sino solo distintas a los hombres". En esta línea de resistencia a la ideología de género estaría la filósofa laica francesa Sylviane Agacinski.
La Iglesia de las Mujeres es un libro bastante amplio teniendo en cuenta los temas que cubre con detalle pero agilidad en tan solo 140 páginas y vale la pena acudir a él para divulgar un discurso alternativo al del feminismo de la confrontación imperante hoy en ámbitos políticos y académicos.
Si eliminas de ti todos los yugos, el gesto amenazador y la palabra maligna;
si ofreces tu pan al hambriento y sacias al que vive en la penuria, tu luz se alzará en las tinieblas y tu oscuridad será como el mediodía.
El Señor te guiará incesantemente, te saciará en los ardores del desierto y llenará tus huesos de vigor; tú serás como un jardín bien regado, como una vertiente de agua, cuyas aguas nunca se agotan.
Reconstruirás las ruinas antiguas, restaurarás los cimientos seculares, y te llamarán "Reparador de brechas", "Restaurador de moradas en ruinas".
Si dejas de pisotear el sábado, de hacer tus negocios en mi día santo; si llamas al sábado "Delicioso" y al día santo del Señor "Honorable"; si lo honras absteniéndote de traficar, de entregarte a tus negocios y de hablar ociosamente,
entonces te deleitarás en el Señor; yo te haré cabalgar sobre las alturas del país y te alimentaré con la herencia de tu padre Jacob, porque ha hablado la boca del Señor.
Salmo 86(85),1-2.3-4.5-6.
Inclina tu oído, Señor, respóndeme,
porque soy pobre y miserable;
protégeme, porque soy uno de tus fieles,
salva a tu servidor que en ti confía.
Tú eres mi Dios: ten piedad de mí, Señor,
porque te invoco todo el día;
reconforta el ánimo de tu servidor,
porque a ti, Señor, elevo mi alma.
Tú, Señor, eres bueno e indulgente,
rico en misericordia con aquellos que te invocan:
¡atiende, Señor, a mi plegaria,
escucha la voz de mi súplica!
Evangelio según San Lucas 5,27-32.
Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, que estaba sentado junto a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme".
El, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
Leví ofreció a Jesús un gran banquete en su casa. Había numerosos publicanos y otras personas que estaban a la mesa con ellos.
Los fariseos y los escribas murmuraban y decían a los discípulos de Jesús: "¿Por qué ustedes comen y beben con publicanos y pecadores?".
Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos.
Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan".
San Carlos de Foucauld (1858-1916) ermitaño y misionero en el Sahara
“El hombre se levantó y lo siguió.” (Mt 9,16)
Qué bueno eres, Dios mío, cómo te apresuras a levantar a los pecadores, a gritarles: “¡Esperanza!” ¡Cómo te muestras, desde las primeras páginas del evangelio como Buen Pastor, Padre del hijo pródigo, médico divino para los enfermos!
Parece que tomas por obligación, desde las primeras páginas del evangelio, repetirnos una y otra vez: “No quiero la muerte del pecador sino que se convierta y viva.” (Ez 18,23) O Dios, Padre de misericordia, nos quieres decir que hay esperanza y gracia incluso para los culpables, irremediablemente envilecidos, los más desgraciados, los más manchados por la culpa. Los que a los ojos de los hombres son los más despreciables y hundidos, son para ti nobles y agraciados a tus ojos. Que se arrepienten, que digan como David: “He pecado.” (2S 12,13) Tú abres generosamente los tesoros de tu gracia para estas almas que el mundo da por perdidas y que tú has reencontrado, regenerado, purificado, embellecido. Ningún favor tuyo les es negado, ninguna grandeza les es inaccesible.
Por muy bajo que caigamos ¡no desesperemos nunca! La bondad de Dios está por encima de todo mal posible. “Aunque vuestros pecados como la escarlata, quedarán blancos como la nieve.” (cf Is 1,18) No hay ningún momento en nuestra vida en que no fuera posible empezar una existencia nueva...separada como por un muro de nuestras infidelidades pasadas. (EDD)
Reflexión sobre el cuadro
En el Evangelio de hoy, Jesús deja claro
que ha venido para todos, especialmente para los pecadores. Nuestro cuadro, Los
siete pecados capitales y las cuatro últimas cosas El Bosco, del artista
flamenco Hieronymus Bosch, pintado hacia 1480, ilustra vívidamente la
realidad del pecado. El medallón central del cuadro representa los siete
pecados capitales de forma muy tangible, poniendo de relieve los peligros
morales y espirituales. A diferencia de muchos artistas de su época, el
Bosco no utiliza la alegoría abstracta, sino que retrata directamente
escenas de la vida real, lo que hace que su obra sea visualmente
convincente y fácilmente identificable para el espectador.
En la parte inferior del redondel,
encontramos la Ira, seguida en el sentido de las agujas del reloj por la
Envidia, la Avaricia, la Gula, la Pereza, la Lujuria y el Orgullo. Cada
escena está cuidadosamente elaborada para mostrar la realidad cotidiana del
pecado, la forma en que se manifiesta en la vida diaria y no como fuerzas
míticas o sobrenaturales. Esta franqueza hace que el mensaje moral del
Bosco sea más inmediato y personal, recordando al espectador que el pecado
no es un concepto teológico abstracto, sino un peligro real y presente.
En el centro del cuadro, el Bosco coloca
el Ojo de Dios, reforzando la idea de que nada escapa al juicio divino. La
pupila del ojo es el propio Cristo, que emerge de la tumba, un poderoso
recordatorio de que Jesús es a la vez el juez y el salvador. y el redentor.
La estructura circular de los pecados crea una sensación de repetición
ineludible, casi como una rueda de la fortuna o una diana, sugiriendo la
naturaleza impredecible y omnímoda del pecado humano.
Más allá de este motivo central, el Bosco
extiende su visión moral a las cuatro esquinas del cuadro, donde ilustra
las Cuatro Últimas Cosas, las realidades finales a las que se enfrentará
cada alma:
·Muerte (arriba a la izquierda) - Un
moribundo recibe sus últimos sacramentos, mientras los demonios acechan
para reclamar su alma.
·Juicio (abajo a la derecha) - Cristo se
sienta en el juicio, ángeles y demonios luchan por las almas humanas.
·Cielo (arriba a la derecha) - Los
redimidos son conducidos al paraíso, acogidos por Cristo y los santos.
·Infierno (abajo a la izquierda) - Un
infierno caótico donde los pecadores soportan el tormento eterno.
La obra del Bosco, aunque profundamente
moralista, no describe el pecado como algo inevitable. Es una advertencia,
pero también una invitación al arrepentimiento. La presencia de Cristo en
el centro sirve como recordatorio de la misericordia: aunque el pecado nos
rodea, la redención siempre es posible a través de Él. La obra maestra de
El Bosco no es sólo una obra de arte; es una lección teológica en forma
visual, que invita al espectador a autoexaminarse sobre su estado moral.
Nos recuerda que, aunque el pecado está siempre presente en la vida humana,
también lo está la gracia de la salvación ofrecida por Jesús.
by Padre Patrick van der Vorst
Oración
Padre, me declaro culpable, pido clemencia, perdón por mis pecados. Me acerco a ti con absoluta confianza porque sé que tú prefieres la penitencia a la muerte del pecador (cfr. Ezequiel 33,11) A ti no te gusta ni la venganza ni el rencor, tu corazón es compasivo y misericordioso, y sé que sólo estás esperando a que tenga la humildad de reconocer mi pecado, arrepentirme y pedir perdón para desbordar la abundancia de tu misericordia. "Cuando confesamos nuestros pecados, Dios, fiel y justo, nos los perdona" (1 Jn 1,9) Miro al horizonte: veo tus brazos abiertos y un corazón de Padre queriendo atraerme con lazos de un amor infinito. Padre, perdóname, quiero recibir el abrazo eterno.
Tu enseñanza es muy clara: para ser perdonados y poder entrar en el Reino de los cielos debemos tener un Corazón como el tuyo.
Que seamos benévolos con quienes nos han hecho daño, con quienes nos han ofendido, nos han traicionado y nos odian, pues de otro modo no mereceremos que lo seas Tú con nosotros.