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martes, 26 de enero de 2016

Desconectaron a la bebé, la consideraban en vida vegetal, la dieron a la mamá... y la niña sonrió

El milagro que canoniza al mártir cristero de 14 años José Luis Sánchez del Río

Desconectaron a la bebé, la consideraban en vida vegetal, la dieron a la mamá... y la niña sonrió
Paulina Gálvez, la mamá, con la pequeña curada milagrosamente,
Ximena Guadalupe, junto a los restos del joven mártir José Sánchez del Río


La curación de una bebé mexicana, para quien “humanamente ya no había esperanza de vida”, fue el milagro que llevará al Vaticano a declarar santo al niño cristero Beato José Luis Sánchez del Río, mártir de la persecución religiosa que sufrió México en la segunda década del siglo XX.

Como se recuerda, el 21 de enero el Papa Francisco firmó el decreto que aprueba el milagro atribuido a la intercesión del niño beato de 14 años. 

Se trata de la curación milagrosa de Ximena Guadalupe Magallón Gálvez, una bebé mexicana que tuvo meningitis, tuberculosis, convulsiones y que sufrió un infarto cerebral.

La historia de la bebé fue compartida por su madre, Paulina Gálvez Ávila, en la página de Facebook del beato. [El Facebook de la mamá es Paulixu Gálvez]. Sobre la enfermedad de su hija, indicó que “humanamente ya no había esperanza de vida” y que en ese momento se la dejaron en manos de Dios por intercesión de “Joselito”.



La enfermedad de la bebé
Esta es la historia. Ximena nació el 8 de septiembre del 2008 en Estados Unidos. Cuando tenía un mes de edad, sus padres la llevaron a la ciudad de Sahuayo, ubicada en el estado de Michoacán (México) donde nació el beato. A los 15 días la bebé empezó a tener fiebre. Su pediatra la trató pero no mejoraba. Le sacaron una radiografía para descartar una neumonía. 

Fue internada en el Hospital Santa María de Sahuayo y a los tres días le dieron de alta. Sin embargo, la fiebre no bajaba. Entonces sus padres la llevaron al estado de Aguascalientes para buscar una segunda opinión. 

El caso de Ximena fue asumido por el Dr. Rosendo Sánchez. Este médico les recomendó que internaran a la bebé nuevamente en Sahuayo porque creyó que se trataba de una neumonía atípica. Ximena regresó al hospital y el Dr. Adán Macías indicó que podría tener neumococo. Los padres llamaron al Dr. Rosendo, que les pidió traerla de urgencia a Aguascalientes.


La Iglesia en México se alegra con la familia que recibió el milagro
Paulina comentó que al ver que la salud de su hija se agravaba decidieron bautizarla. De vuelta en Aguascalientes, los médicos descubrieron que Ximena tenía el pulmón derecho lleno de líquido y le hicieron un broncoscopio.

La familia regresó a Sahuayo y la bebé no mejoraba. “Pasamos dos meses con esa pesadilla y (los médicos) no sabían qué pasaba pues no respondía a ningún tratamientos. Pensaron que su píloro tenía una fisura y que por ahí se pasaba la leche al pulmón (…) Tendrían que operarla”, narró la madre. 

Un día antes de la operación, Ximena empeoró. Le hicieron una radiografía y una punción pleural: tenía líquido en uno de sus pulmones.
Una operación muy delicada: tuberculosis
“El Dr. Rosendo habló con nosotros y nos informó que tendría que someterla a una operación muy delicada ya que podría desangrarse y morir. Consentimos y le dijimos que hiciera lo necesario para salvar a Ximenita y que la entregábamos en las manos de Dios”, expresó Paulina.



Tras la operación el médico analizó un pedazo de pulmón y dijo a los padres de Ximena que ella podría tener tuberculosis.

“Cuando nos dijeron que efectivamente era tuberculosis y nos la llevaron al cuarto, la noté rara, con su mirada fija y ausente. Le hablamos, pero no reaccionaba. Le comente al doctor que la veía mal, no era mi bebé porque ella era risueña de antes”, señaló la madre.

La bebé volvió a ser sometida a una terapia intensiva. Al día siguiente, cuando su madre fue a verla le dijeron que Ximena había convulsionado. Cuando la vio, Paulina empezó a rezar y la criatura volvió a convulsionar. Las enfermeras la inyectaron pero no paraba. Le hicieron una tomografía pero no mejoraba.

Paulina pidió ver a su hija. Antes de entrar al cuarto donde estaba, la doctora “me dijo que mi bebe ya estaba en vida vegetal y que iniciara los trámites correspondientes. Llegó el Dr. Rosendo y llorando le pedí por favor salve a mi hija. La indujeron en coma y nos dieron 72 horas para ver si viviría, ya que el 90% de su cerebro estaba muerto”.

Volcados en oración
“Fuimos a misa todos los días para pedirle a Dios y a Joselito que intercediera por mi bebé,que me hicieran el milagro...”, manifestó.

“Antes de desconectarla, les pedí que me dejaran estar con ella y la abracé, la desconectaron. En ese momento puse a mi bebé en manos de Dios y la intercesión de Joselito y en eso abrió sus ojos y me sonrió”. Ximena miró a los doctores “y empezó a reírse con ellos”. 

Ellos “no podían explicar lo que había pasado, porque ya estaba hecho todo medicamente y es ahí cuando afirman que fue un milagro”.

Cerebro recuperado, y la niña bebe bien
Los médicos se llevaron a Ximena para hacerle una tomografía y un encefalograma. Se dieron con la sorpresa de que el 80 por ciento de su cerebro estaba recuperado. Al día siguiente volvieron a examinarla y el cerebro ya estaba totalmente sano.

Dijeron que la bebé no podría succionar. Sin embargo, cuando su madre le dio el biberón ella bebió once onzas. Los doctores estaban atónitos. Creyeron que si Ximena sobrevivía probablemente no podría caminar ni hablar, ver o escuchar debido a las secuelas del infarto cerebral que sufrió.

Contra todas las predicciones de los médicos, Ximena se recuperó totalmente y está “perfectamente bien gracias a Dios y a la intercesión de Joselito. Damos, infinitamente, gracias a Dios Todopoderoso por este Milagro y al Beato Mártir José Sánchez del Río por plena intercesión”.

La historia del niño cristero
El beato José Luis Sánchez del Río fue torturado y asesinado a los 14 años durante la persecución religiosa del presidente mexicano Plutarco Elías Calles de 1924 a 1928. José Luis se había enlistado en las filas de los cristeros, al mando del general Prudencio Mendoza.

Fue capturado por el ejército federal y su martirio ocurrió el viernes 10 de febrero de 1928. Le cortaron la planta de los pies y fue conducido descalzo hasta su tumba. Mientras caminaba, José Luis rezaba y gritaba “¡Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe!”.

Ante su tumba fue colgado en un árbol y acuchillado. Uno de los verdugos lo bajó y le preguntó qué mensaje le daba a sus padres. El niño respondió: “Que Viva Cristo Rey y que en el cielo nos veremos”. Ante esta respuesta, el hombre le dio un tiro en la sien y lo mató.

(La película Cristiada, que ha popularizado al niño mártir, se puede conseguir legalmente aquí; ReL recomienda también el libro El Niño Testigo de Cristo Rey, escrito por un sacerdote que conoció a los asesinos, aquí)

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