¿Cómo participas tú en la celebración eucarística del domingo que re-actualiza el Misterio Pascual (muerte y resurrección) de Cristo y te hace participar en su misma vida?
Hay un doble aspecto en el misterio Pascual: por su muerte nos libera del pecado, por su Resurrección nos abre el acceso a una nueva vida. Esta es, en primer lugar, la justificación que nos devuelve a la gracia de Dios (cf. Rm 4, 25) "a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos ... así también nosotros vivamos una nueva vida" (Rm 6, 4). Consiste en la victoria sobre la muerte y el pecado y en la nueva participación en la gracia (cf. Ef 2, 4-5; 1 P 1, 3). Realiza la adopción filial porque los hombres se convierten en hermanos de Cristo, como Jesús mismo llama a sus discípulos después de su Resurrección: "Id, avisad a mis hermanos" (Mt 28, 10; Jn 20, 17). Hermanos no por naturaleza, sino por don de la gracia, porque esta filiación adoptiva confiere una participación real en la vida del Hijo único, la que ha revelado plenamente en su Resurrección. (Catecismo de la Iglesia Católica 654. Lea también los números que siguen.)
También en la antigüedad había cristianos 'dejados'. ¿Esta exhortación también vale para ti?
La tradición conserva el recuerdo de una exhortación siempre actual: "Venir
temprano a la Iglesia, acercarse al Señor y confesar sus pecados,
arrepentirse en la oración...Asistir a la sagrada y divina liturgia, acabar
su oración y no marchar antes de la despedida...Lo hemos dicho con
frecuencia: este día os es dado para la oración y el descanso. Es el día que
ha hecho el Señor. En él exultamos y nos gozamos (Autor anónimo, serm.
dom.).
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