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sábado, 16 de abril de 2016

Como prepararse para un día muy muy difícil

Las armas más poderosas para defenderse 
ante los enemigos y situaciones complicadas y estresantes:
la oración y la confianza en Dios

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Te voy a compartir el testimonio real de Linda*. Ella es una profesional que trabaja en un ambiente estresante en donde abundan intrigas que nacen de intereses políticos y económicos (¿y en qué lugar no?).

Aunque ella ora regularmente, después de haber aprendido a hacerlo en un Taller de Oración y Vida (TOV), me contó que un domingo en especial, no podía disfrutar ni tener paz porque en su interior había temor.

Esto era porque al día siguiente se llevaría a cabo una junta importante en la que se discutiría un tema que podía poner en peligro el futuro de su empresa y por consiguiente, de su fuente de ingresos y desempeño profesional.

Ella puso su esfuerzo y dedicación en hacer un buen trabajo, por ello su conciencia estaba tranquila; también confiaba en que su jefe estaba preparado para salir victorioso, pero no podía dejar de pensar en que había maldad en ciertas personas, que buscaban desprestigiarlo, que convocaron esa reunión para sembrar duda, perjudicarlo, y quitarle poder de decisión en unos temas.

Linda sí confiaba en Dios, pero admitió que ese día sentía miedo e inseguridad porque las decisiones se salían de sus manos.
Aparentemente no podía hacer nada más que esperar el resultado, porque había hecho todo lo que le correspondía; pero en su corazón sabía que faltaba algo, sabía que podía hacer uso de las armas más poderosas para defenderse ante los enemigos: la oración y la confianza en Dios.

Linda siguió estos pasos para orar y prepararse. Tú también los puedes aplicar anticipando un día difícil o estresante que vayas a tener, no solo en tu trabajo sino en todos los ámbitos.

1. Sosiega tu cuerpo y alma.
El Padre Ignacio Larrañaga, en paz descanse, fundador de los TOV, nos enseñó técnicas para lograr un silenciamiento”, dijo Linda, “porqueDios está dentro de cada uno, pero para oírle es necesario silenciar el resto de los ruidos (internos y externos). Nos dice que antes de iniciar la oración, es necesario relajar el cuerpo, despejar la mente, no pensar nada. Tenemos que vaciarnos de nosotros mismos para llenarnos de Él.

2. Invoca al Espíritu Santo.
Hay que pedirle al Espíritu Santo sus dones y frutos para poder recibirlos, en esta ocasión en particular le pedí su paz y fortaleza para aceptar su voluntad en este asunto; también el invocarlo al inicio de la oración me permitió encontrar la Palabra y la oración que Él quería inspirarme, porque me dijeron mucho y pude orar.

3. Escucha al Señor por medio de su Palabra.
Y Linda continuó explicando: “Porque también decía el Padre Ignacio que Él nos habla y nos enseña desde su Palabra. Que cuando notes paz y que algo cambia en ti, entonces sabrás que Dios está contigo. Señal inequívoca de presencia de Dios es la paz que queda en ti… 

Por eso, es significativo para mí que ese domingo encontré y medité esta lectura, Efesios 6,10-18:
Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con su energía y su fuerza. Lleven con ustedes todas las armas de Dios, para que puedan resistir las maniobras del diablo. Pues no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba. Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en la fila valiéndose de todas sus armas. Tomen la verdad como cinturón, la justicia como coraza; tengan buen calzado, estando listos para propagar el Evangelio de la paz. Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, y así podrán atajar las flechas incendiarias del demonio. Por último, usen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, o sea, la Palabra de Dios. Vivan orando y suplicando. Oren en todo tiempo según les inspire el Espíritu. Velen en común y perseveren en sus oraciones sin desanimarse nunca, intercediendo en favor de todos los santos, sus hermanos“.

Meditando esta lectura, yo entendí que Dios quería que sacara energía y fuerza de Él mismo, que buscara su paz y que Él se encargaría de dar a conocer la verdad y la justicia; me pidió también que confiara y orara, por mí, por mis compañeros de trabajo y por los que aparentemente eran mis enemigos porque quería que recordara que ellos también son mis hermanos.

4. Pide perdón y perdona.
Por eso fue posible perdonar a mis supuestos enemigos, desde el espíritu de Jesús en ese momento, porque recordé que aunque me afecten sus acciones, también son mis hermanos y son amados por el Padre en la misma medida en que me ama a mí. Pero eso también le pedí perdón yo al Señor, porque yo también peco, cometo errores y pudiera ser el caso que yo solo estuviera mal interpretando y juzgando. Sé que no debo hacerlo”, mencionó Linda.

5. Ora con confianza.
Yo sentí que el Espíritu me condujo a la oración La Gracia de Dialogar (autor: Padre Ignacio Larrañaga, Libro Encuentro) para pedir que tuviéramos éxito, que prevaleciera el diálogo y que los ángeles de la Guarda de todos los presentes en la junta facilitaran la paz. Esto dice esa oración:
Señor Dios, te alabamos y te glorificamos por la hermosura de ese don que se llama diálogo. Es un hijo predilecto de Dios porque es como aquella corriente alterna que bulle incesantemente en el seno de la Santa Trinidad.
El diálogo desata los nudos, disipa las suspicacias, abre las puertas, soluciona los conflictos, engrandece la persona, es vínculo de unidad y madre de la fraternidad.
Cristo Jesús, núcleo de la comunidad evangélica; haznos comprender que nuestras desinteligencias se deben, casi siempre, a la falta de diálogo. Haznos comprender que el diálogo no es una discusión ni un debate de ideas, sino una búsqueda de la verdad entre dos o más personas. Haznos comprender que mutuamente nos necesitamos y nos complementamos porque tenemos para dar y necesitamos recibir, ya que yo puedo ver lo que los otros no ven, y ellos pueden ver lo que yo no veo.
Señor Jesús, cuando aparezca la tensión, dame la humildad para no querer imponer mi verdad atacando la verdad del hermano; de saber callar en el momento oportuno; de saber esperar a que el otro acabe de expresar por completo su verdad.
Dame la sabiduría para comprender que ningún ser humano es capaz de captar enteramente la verdad toda, y que no existe error o desatino que no tenga alguna parte de verdad.
Dame la sensatez para reconocer que también yo puedo estar equivocado en algún aspecto de la verdad, y para dejarme enriquecer con la verdad del otro.
Dame, en fin, la generosidad para pensar que también el otro busca honestamente la verdad, y para mirar sin prejuicios y con benevolencia las opiniones ajenas.
Señor Jesús, danos la gracia de dialogar. Así sea.

6. Intercede por tus hermanos y por tus enemigos.
Y así continuó Linda: “Oré por fuerza y salud para mi jefe, por el bienestar en nuestros negocios, por su familia, la de mis compañeros y la mía, por mi país, los enfermos, los más necesitados y los conflictos que nos afectan. Oré también por mis aparentes enemigos, porque pensé, que muchas veces nos enemistamos porque no nos entendemos, no sabemos apreciar y aprender de nuestras diferencias y no sabemos comunicarnos, pero en el fondo todos queremos lo mismo, y esto fue lo que pedí para ellos: que sientan el amor de Dios y también reciban salud, bendiciones en sus negocios y en sus familias y que el trabajo en conjunto pueda prosperar. En ese momento pude sentir que todos somos parte de la misma economía, nación, ciudad, pueblo, Iglesia y rebaño”.

7. Deja tus problemas en manos de Dios.
Aquí termina lo que yo puedo hacer y dejo todos mis asuntos en tus manos, porque solo Tú eres omnipotente, solo Tú puedes hacer posible lo imposible. Haz lo que sea tu voluntad.

8. Reestablece tu confianza en Dios.
“Yo sé que me amas infinitamente, con amor de un Padre que quiere lo mejor para mí y si tu permites que tengamos éxito será para nuestro bien, pero también si Tú permites que no logremos lo que queremos, confío en que es tu voluntad igual para nuestro bien, aunque nos duela o ahora no veamos el por qué. Acepto con paz tu voluntad, en Ti confío”, así terminó Linda su oración.

9. Agradece y llénate de su fuerza y Espíritu.
Como Linda había terminado su oración, se dispuso a compartir su alegría ayudando a otras personas y a su familia; en misa participó con mayor fervor de los sacramentos y en la noche ofreció un Rosario. Durmió excelentemente bien.

Ella recibió tal fuerza de esta oración, que el lunes siguiente, dijo Linda que se sentía preparada y tranquila, porque cualquier resultado que se presentara y que Dios permitiera, ella ya estaba preparada para aceptarlo con paz. Sintió tanta energía que despertó sola ¡a las 4 am!, dos horas antes de lo que acostumbra.

10. Comparte esta fuerza con tus hermanos.
Por lo mismo, ese día, ella llegó temprano a su trabajo, confiada y alegre para iniciar sus actividades. Poco después llegó su jefe y ella sintió la inspiración para compartirle la Palabra y la oración.

Aunque le daba mucha pena, se animó a decirle. El aceptó, por la gracia de Dios, y dedicaron unos minutos a orar antes de que él se fuera a la junta.

¿Y cuál fue el resultado? Linda está feliz de compartirles, dando Gloria a Dios, de que en la junta los aparentes enemigos se mostraron moderados en sus comentarios, hubo diálogo, se resolvieron favorablemente los asuntos, se reconoció el trabajo elaborado hasta la fecha, y la empresa del jefe de Linda, al transcurso de varios días después, recibió más trabajo y responsabilidades que aseguran otro año de ingresos y buenos frutos.

Linda les envía bendiciones a todos ustedes por medio de este testimonio y les dice:

Tú también… “¡Haz la prueba y veras que bueno es el Señor! (yo) Bendeciré al Señor en todo tiempo, no cesará mi boca de alabarlo, porque busqué al Señor y me dio una respuesta y me libró de todos mis temores”. (Salmo 34 (33))

(*) El nombre ha sido cambiado para mantener el anonimato.
Para conocer más acerca de la espiritualidad de los Talleres de Oración y Vida, del Padre Ignacio Larrañaga OFM (Movimiento laical católico aprobado por la Santa Sede), consulta la página http://www.tovpil.org
Por Patricia Rocha
Artículo originalmente publicado por pildorasdefe.net

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