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miércoles, 6 de abril de 2016

El gran restaurador y sanador de matrimonios heridos: ¡El amor de Dios!


Hay matrimonios donde no hay verdadero compromiso, 
hay una libertad falsa que hace daño y separa


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La restauración de un matrimonio es un asunto mucho más complejos de lo que pueda tratarse de un simple artículo.Muy probablemente, hay años de dolor detrás de cada palabra dicha de forma cruel, y muy posiblemente toda una vida llena de falta de tolerancia en las diferencias de la personalidad y detrás de cada malentendido.

El matrimonio se trata de incorporar todos los aspectos de la vida de dos personas de una manera sólida y armónica, convertirse en una sola carne y ser unificados en el amor y en las metas para un futuro juntos. Esto requiere de mucho compromiso, comunicación, respeto, solidaridad y servicio para el otro y cuando alguno de estos elementos faltan, el matrimonio puede a poco comienza a sufrir de resquebrajaduras que, si no se tratan a tiempo, en algún momento podrán llegar a convertirse en una tormenta para la relación.

El matrimonio fue creado por Dios, y Él puede restaurarlo, y puede hacerlo a través de otras personas, sea a través de un consejero espiritual o por la ayuda de los testimonios de familias sólidas. Como sea, hay que dejarse ayudar.

El amor de Jesús restaura familias
Hoy en mi oración, quiero recordar a tantos matrimonios rotos, heridos, destrozados, infelices, por no amarse, respetarse, escucharse, por no compartir, por no saber ser ese pedestal el uno para el otro. Por esos matrimonios en donde no hay verdadero compromiso, en donde hay una falsa libertad que perjudica el alma y crea distancias. El Señor quiere para nosotros fidelidad en el matrimonio, respeto, escucha, unión, amor, lealtad, servicio y compasión.

Dios quiere abrir los ojos de nuestro corazón para que aprendamos a vivir sin egoísmos, sabiendo apreciar y contentarnos con las cosas que tenemos y las personas que nos aman. En el mundo actual, vivimos con demasiados apegos a muchas cosas que nos apartan de la verdadera felicidad, que nos invitan a una vida llena de cosas superficiales y vacías, para después seguir viviendo solos y tristes, haciendo que perdamos la confianza en Dios.

Oración
Señor, confío plenamente en tu amor y tu misericordia. A través de tu palabra me siento amado, perdonado, sanado y liberado. Estoy dispuesto a seguir abriendo mi corazón para que en él manifiestes todas las gracias que tienes preparadas para mí. Hoy, te suplico que me des la fuerza para saber enfrentar y luchar contra todas mis tentaciones. Abre también mi mente, quiero tener ideas claras en mi cabeza que den como resultado obras y acciones en pro de mi familia, mi matrimonio y mis hijos.

Sigue mostrándome caminos de solución y conciliación, que con mucho gozo, sabiéndome acompañado por Ti, quiero recorrerlos porque sé que allí encontraré las formas de crecer en santidad, fortaleciendo mi espíritu y llenar mi matrimonio y hogar de felicidad y bendiciones.Gracias Señor mío, porque estás allí escuchando mi oración.

Ven a mi vida en este día, pido tu fuerza, tu luz, tu guía, sé que nada hay imposible para Ti. Quiero pedirte una fe cada vez más firme, que no me deje vencer cuando aparezcan las pruebas en la vida, las diferencias con mi cónyuge, la falta de entendimiento con mi familia.
Restaura toda herida que hayan podido dejar palabras hirientes y acciones impulsivas y faltas de amor. Sana nuestra relación y llévala hacia la bondad infinita de tu dulce amor.

Dame un amor capaz de comprender que la vida comienza todos los días y que solo Tú tienes la última palabra. Hazme honesto y honrado para cumplir con mis compromisos nupciales, acorde con tu perfecto plan de amor. Dame además la valentía para enfrentar los problemas y dificultades y la humildad para saber reconocer mis errores y estar dispuesto a crecer en el camino del amor verdadero.

Que yo pueda ser luz para mi cónyuge, fortaleza para su espíritu y apoyo en todo momento. Aliméntame con la abundancia de tu Palabra y que pueda yo siempre buscar, en el servicio y la caridad, el bienestar de mi pareja y de mi matrimonio.

Señor, llénanos de tu amor, toca nuestros corazones, restaura los hogares que hoy están separados. Sana nuestras heridas con tu amor.
Amén

Qriswell J. Quero
Artículo originalmente publicado por pildorasdefe.net

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