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sábado, 8 de junio de 2019

Dios no me escucha

Es muy común que las personas nos pregunten en la Iglesia qué hacer cuando sienten que Dios no les está escuchando. Algunos tienen esta sensación porque están pasando por dudas de fe, otros porque han orado por mucho tiempo y no ven respuesta y otros porque en medio de la inmediatez de este mundo, no tienen paciencia…
Quiero compartirte estos consejos que me han servido cuando paso por una situación similar y que muy seguramente pueden servirte a ti también. Pero antes de empezar, solamente quiero pedirte que nunca dejes de orar, aún si sientes que no eres escuchado.
1

 Reconoce que Dios no es una simple idea

Es importante que tengamos muy presente que Dios es real, no es una idea abstracta. Le vamos a hablar y confiar todo a un ser real y lo que le digamos no serán palabras que se lleve el viento.

2

Busca un lugar tranquilo

Elige un lugar donde sientas paz y estés cómodo, puede ser un parque, un templo, tu habitación... piensa que ese es tu espacio personal, si quieres enciende una veladora o siéntate en el suelo, sirve todo aquello que te permita encontrar comodidad.

3

La concentración es importante

Distraernos es muy fácil. Piensa en que en la oración es un momento para ti mismo, es sentir que esos minutos son tu espacio y que nada te puede robar ese momento de respiro y tranquilidad. Deja tu celular en otro lado, desconecta tu Smart watch, apaga la televisión, aléjate del ruido excesivo. Si te ayuda utiliza un reproductor de música instrumental o religiosa, deja los documentos del trabajo o estudio en otro lugar, dedícale ese tiempo solo a Dios.

4

Conoce testimonios de otras personas

De conocidos, familiares o amigos. También puede ser útil que busques en Internet o en libros el testimonio de personas que han logrado hacer un proceso espiritual sano. Leer la vida de algunos santos o de los apóstoles en las Sagradas Escrituras es una ayuda grandísima para entender que Dios está presente siempre y nos escucha en todo momento.

5

Confía, confía, confía, no te canses de confiar

Es muy importante que sintamos confianza, que seamos capaces de hablar sin temor a Dios, de expresar aquello que sentimos, deseamos o simplemente queremos que Él sepa y tenga presente. Repite constantemente: ¡Jesús, en ti confío!

6

Deja a un lado la culpa

Una de las razones por las que sentimos que Dios no nos escucha o que no le podemos tener confianza plena es la sensación de culpa que nace de nuestra misma conciencia. Debemos tener presente que aunque tengamos pecados muy grandes ninguno de ellos puede superar a Dios, que aún en medio del pecado y de nuestra fragilidad podemos hablarle. De esta situación puede surgir una futura y más eficaz confesión.

7

Háblale a Dios como a un amigo

Jesús bien dice que ya no nos llama siervos sino amigos, es mucho más sencillo hablar a Dios si le consideramos muestro amigo, no tengamos miedo de decirle nada, seamos transparentes y dejemos que Dios nos demuestre su amor.

8

Pídele paciencia... mucha

Es necesario tener paciencia, no querer todo de inmediato y permitir que Dios actué... es un dejar a Dios ser Dios, sin darle fechas y horas precisas. Que sea Él quien en su sabiduría nos sorprenda, pues como un Padre amoroso siempre querrá lo mejor para sus hijos.

9

Pide ayuda a María

Todos sabemos de la grandeza de la intervención maternal que tiene María, pues si tenemos una madre celestial pidamos a ella que nos ayude y que nos permita también ser como ella, discípula de fe y silencio que sabe aceptar la voluntad de Dios y que nos acera al Padre.

Espero que estos consejos te sirvan para no olvidar que Dios siempre está dispuesto a escucharte, y te recuerdo, ¡nunca dejes de orar! 😉

 Mauricio Montoya, catholic-link












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