Cuánto te ama Dios
Es decir, no existe ser creado que pueda saber cuánto y qué dulcemente y cuán tiernamente el Creador nos ama. Por lo tanto, con su gracia y su ayuda, podemos perseverar, con asombro infinito, en la contemplación espiritual de ese gran amor, incomparable, sin medida, que nuestro Señor en su bondad nos tiene; y por tanto podemos pedir con reverencia a nuestro amante todo lo que deseamos, pues nuestro deseo natural es tener a Dios, y el deseo de Dios es tenernos a nosotros, y nunca podremos dejar de desear o de amar hasta que le poseamos en la plenitud de la alegría. Y entonces no querremos nada más, pues es su voluntad que nos ocupemos en conocer y amar hasta que llegue el tiempo en que seamos colmados en el cielo. (Juliana de Norwich)
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