La voluntad de mantener la alegría y disfrutar la maternidad
Las madres son el motor del hogar.
La tarea puede ser muy exigente pero con una actitud decidida y algunos hábitos prácticos, podemos aprender a disfrutar de los desafíos cotidianos que nos lanza la maternidad.
Aprender a pedir ayuda
Las madres que han decidido ser felices no tienen miedo de pedir ayuda. Entienden que aunque puedan hacer mucho, todos tenemos nuestras limitaciones y es importante contar con alguien cuando se necesita. De nada sirve estar malhumorada o totalmente desbordada evitando sentimientos de culpa por no pedir la ayuda adecuada.
Ser madre es un trabajo a tiempo completo y no es necesario que ocurra una emergencia para recurrir a un familiar o a una niñera. Es saludable, tanto para ti como para los niños, de vez en cuando pasar un tiempo alejada de ellos: tener una reunión con amigas, un largo baño con una revista o una cena romántica con tu esposo.
Ponerse en marcha y obligarse a salir de la casa
Una regla de oro es salir de la casa al menos una vez en el día. El aire fresco, la luz solar y la naturaleza son factores que pueden mejorar el estado de ánimo y reactivar la energía. Las madres pueden recibir este pequeño impulso mientras empujan cochecitos o columpios. Es importante ponerse en marcha.
El ejercicio y los estiramientos nos hacen sentir que podemos poner a punto nuestro cuerpo y nuestra mente para continuar con el resto del día. Muchas veces podemos hacerlo estando con nuestros hijos y sacar mucho beneficio de ello.
Sonreír y tener sesiones de abrazos
A los niños les encanta vernos sonreír. Arrugar los ojos, doblar las comisuras de los labios y reír puede producir una química cerebral feliz. Estas marcas en el piel son las que valen la pena tener. Reír mucho con los hijos es uno de los mejores secretos de una mamá muy feliz. También lo son los abrazos.
Las madres felices abrazan a sus hijos cada vez que tienen la oportunidad, lo cual es inteligente ya que esas posibilidades van disminuyendo con el paso del tiempo a medida que van creciendo hasta incluso llegar a desaparecer por completo.
Planificar la diversión en las tareas cotidianas
La rutina puede ser cansado. Es importante inyectar un poco de diversión a esas tareas que se han tornado aburridas y que no podemos dejar de hacer. Cuando vayas al supermercado trae a casa algún regalo divertido y llama a tus hijos a la cocina para compartirlo juntos mientras todos ayudan a descargar el resto de la compra.
Las madres creativas buscan recrear juegos con los hijos o involucrarse en alguna actividad relacionada a lo que se está viviendo en ese momento como los juegos olímpicos, el día de algún santo o una fecha memorable. Trayendo esta visión al hogar, será posible vivir cada día encontrando algo especial que lo diferencia de otros.
Aceptar las dificultades y mirar hacia adelante
Todos queremos estar a la altura de nuestros ideales sobre la crianza y hacer todo bien todo el tiempo pero hay días en los que perdemos los estribos, somos inconstantes, se nos agota la paciencia y sobornamos a los niños con dulces o con un capítulo de su programa favorito.
Las mamás felices saben aceptar que hay días que son caóticos y muy difíciles. La actitud de dejar pasar esas situaciones y enfocarse en lo positivo es crucial. O superas las cosas terribles sabiendo que no es para siempre, o lo pones en perspectiva recordándote que las cosas buenas como los besos pegajosos también desaparecerán pronto.
Cecilia Zinicola, Aleteia
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