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lunes, 23 de diciembre de 2019

Cardenal ofrece a sacerdotes 3 claves para ser buenos confesores en Navidad

Confesión  Navidad


El Cardenal Mauro Piacenza, Penitenciario Mayor de la Iglesia, envió una carta por Navidad a los sacerdotes confesores en la que propuso tres claves para realizar de la mejor manera posible este servicio, especialmente en este tiempo en el que más fieles se acercan al sacramento de la Confesión.

En la misiva, el Purpurado italiano recuerda que los fieles que buscan reconciliarse con el Señor, reciben el don de la vida a través del sacramento.

“Esta es, en el fondo, la esencia misma del cristianismo: es una opción por la vida en contra del dominio del pecado y de la muerte. El fiel que se acerca al sacramento de la Reconciliación puede decir con serena certeza: ‘¡He encontrado la vida!”, escribió el Cardenal.

“¿En qué consiste esta vida que encontramos en el sacramento? Consiste en el encuentro con el amor”, precisó.

El Cardenal propuso luego tres características para que un sacerdote sea un buen confesor.

1.- La atención en la escucha

“Una sola palabra, el tono de la voz, un matiz, un asentimiento indirecto, pueden develar los secretos del alma y permitir el consejo justo, la palabra justa, la auténtica indicación a realizar”, indicó el Penitenciario Mayor.

De modo contrario, “las palabras dichas por decir o sin atención pueden bloquear, incluso por años, una consciencia que se fatiga para abrirse a Dios. ¡La delicadeza nunca es demasiada!”, resaltó.

2.- La prudencia en el juicio

Una segunda característica “indispensable es la prudencia en el juicio. El penitente no siempre puede cargar el peso de todo lo que se quiere decir en el breve coloquio de la confesión”.

“Es necesario ser extremadamente prudente para no desalentar el camino de fe o la lucha contra el pecado, y para introducir siempre en él la alegría de la vida, que el sacramento de la Reconciliación está llamado continuamente a donar de nuevo”, escribió el Cardenal Piacenza.

3.- La alegría

Una tercera característica “que es bueno custodiar es la alegría. El sacramento de la Reconciliación debería ser siempre, para todos, ministros y penitentes, una ‘fiesta de la fe’: un momento de alegre celebración de la renovada comunión con Dios y con la Iglesia”.


“Somos ministros de la alegría, ministros de la libertad, con la consciencia de que la gracia del sacramento no es opuesto a la libertad sino, al contrario, la libertad es hija de la gracia: un hombre que se busque siempre solo a sí mismo se perdería y perdería la vida”.

En cambio, continuó el Cardenal, “el hombre que se olvida de sí mismo no busca la propia vida sino que se coloca, sin miedo, a disposición del amor, encuentra a Dios y se encuentra a sí mismo, en una libertad que solo la fe y la gracia son capaces de dar”.

“Así somos ministros de la vida”, subrayó.

Al ofrecer la confesión, señaló el Penitenciario Mayor de la Iglesia, “le ofrecemos este servicio y le pedimos a la Santa Virgen María, Madre del Verbo encarnado y por ello Madre de misericordia, que acompañe nuestra escucha atenta, prudente y alegre, para que a todos los hermanos, siempre y todavía, les sea donada la vida”.

“Auguro para todos un fructífero ministerio y una Santa Navidad del Señor para todos. ¡Y gracias por vuestro indispensable y preciosísimo ministerio!”, concluyó.

WALTER SÁNCHEZ SILVA | ACI Prensa

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