Evangelio según San Juan 10,1-10.
Jesús dijo a los fariseos: "Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino por otro lado, es un ladrón y un asaltante. |
El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. |
El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. El llama a cada una por su nombre y las hace salir. |
Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. |
Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz". |
Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir. |
Entonces Jesús prosiguió: "Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. |
Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. |
Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. |
El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia." |
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Homilía atribuida a San Macario de Egipto (¿-390) |
He venido para que tengan la vida en abundancia
¿Cuál es la riqueza de la venida de Cristo? El retorno de nuestra naturaleza a ella misma y su restauración. |
Porque Cristo ha rendido a la naturaleza humana la dignidad de Adán, el primer hombre. Oh gracia realmente divina y grande, le ha dado la herencia celeste del Espíritu bueno, haciéndola salir de la prisión de las tinieblas. Mostró el camino y la puerta de la vida: a quien pasó por esta puerta, al que llamó a esta puerta, le es posible entrar en el Reino. Como está escrito: “Pidan y les será dado. Llamen y se les abrirá” (Mt 7,7). Por esta puerta pueden entrar quienes quieran encontrar la libertad de su alma y desean que la libertad envuelva sus pensamientos, se enriquezca al vivir con Cristo y lo tenga por esposo en la comunión del Espíritu bueno. |
¡Mira el inefable amor del Maestro por el hombre, al que ha creado a su imagen! (EDD) |
Oración
ORACIÓN.
Oh Dios, que por medio de la humillación de tu
Hijo levantaste a la humanidad caída, conserva a tus
fieles en continua alegría y concede los gozos del cielo
a quienes has librado de la esclavitud del pecado. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
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