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Comentario
San Nersès Snorhali (1102-1173) |
«Es mi Padre quien es da el verdadero pan del cielo»
Para los hebreos, separaste en dos el mar a la vista de todos (Ex 14); |
y para mí, tinieblas espesas. |
En aquel tiempo te tragaste al Faraón; |
y ahora, al Príncipe de este mundo, autor de la muerte (Jn 12,31; 8,44). |
Para ellos, fuiste nube protectora durante el día |
y de noche, columna de fuego (Ex 13,21). |
Para mí mi luz, es el conocimiento de tu Hijo, el Verbo, |
y mi protección, es el Espíritu Santo. |
En aquel tiempo, diste el maná perecedero, |
y los que lo comieron murieron; |
ahora, es tu cuerpo celeste |
que da vida a los que lo comen. |
Ellos, bebieron el agua que brotaba del peñasco (Ex 17), |
y yo he bebido la sangre de tu costado, tú mi Roca (Jn 16,34; Sal. 18,3). Ellos, vieron suspendida la serpiente de bronce (Núm. 21,9), |
y yo, te he visto sobre la cruz, tú que eres la vida. |
A ellos, les diste la Ley de Moisés, |
escrita sobre tablas de piedra; |
y a mí, la sabiduría de tu Espíritu, |
tu Evangelio divino. |
Por eso me será exigido, |
en relación al bien, mucho más que lo que se les exigirá a ellos... |
Ya que tú llegaste a ser su Expiador, |
Oh Señor mío, lleno de piedad, Hijo único del Padre... |
No me impidas como a la mayoría de ellos |
entrar en tu Tierra prometida, |
sino que con los que entraron (Dt 1,36; 31,3), |
introdúceme en tu patria celeste. |
Oración
Señor, tú que abres las puertas de tu reino a los que han renacido del agua y del Espíritu, acrecienta la gracia que has dado a tus hijos, para que, purificados ya de sus pecados, alcancen todas tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
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