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sábado, 24 de abril de 2021

Evangelio del día

 

ChristianArt 
 
Juan 6, 60-69 Muchos de los discípulos dejaron a Jesús
 
 

Ir a trabajar, cuadro de Laurence Stephen Lowry (1887-1976), pintado en 1943, óleo sobre lienzo
 © Encargado por el Comité Asesor de Artistas de Guerra del gobierno del Reino Unido

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús dijeron al oír sus palabras: “Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?”

Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo: “¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen”. (En efecto, Jesús sabía desde el principio quienes no creían y quién lo habría de traicionar). Después añadió: “Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede”.

Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: “¿También ustedes quieren dejarme?” Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”

Comentario


Bulle

San Juan Crisóstomo (c. 345-407)
presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilía sobre el evangelio de Mateo, n° 82; PG 58, 743


«Mis palabras son espíritu y vida»

"Tomad y comed, dice Jesús, esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros" (cf 1Co 11,24). ¿Por qué los discípulos no se turbaron al oír estas palabras? Porque Cristo ya les había dicho muchas grandes cosas al respecto (Jn 6)... Confiemos, también nosotros, plenamente en Dios. No le hagamos objeciones, aunque lo que diga parezca contrario a nuestros razonamientos y contrario a lo que vemos. Que su palabra sea la principal guía de nuestra razón y de nuestra vista. Tengamos esta actitud frente a los misterios sagrados: no veamos solamente lo que está bajo nuestros sentidos, sino que tengamos en cuenta sobre todo las palabras del Señor.
Su palabra no puede engañarnos, mientras que nuestros sentidos nos engañan fácilmente; ésta jamás es cogida en falta, en cambio ellos faltan muy a menudo. Cuando el Verbo dice: "Esto es mi cuerpo", fiémonos de él, creamos y contemplémosle con los ojos del espíritu...
Cuánta gente dice hoy: "Querría ver a Cristo en persona, su cara, sus vestidos, sus zapatos". ¡Pues bien, en la eucaristía es a él al qué ves, al que tocas, al que recibes! Deseabas ver sus vestidos; y es él mismo el que se te da no sólo para verle, sino para tocarlo, comerlo, acogerlo en tu corazón. Por tanto, que nadie se acerque con indiferencia o dejadez; ya que todos van a él, animados por un amor ardiente. (EDD)

Oración

Oremos:

Oh Dios, que has renovado por las aguas del bautismo a los que creen en ti, concede tu
ayuda a los que han renacido en Cristo, para que venzan las insidias del mal y
permanezcan siempre fieles a los dones que de ti han recibido. Por nuestro Señor
Jesucristo.

Amén.



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