Con más de 20 años de matrimonio, la famosa pareja revela experiencias de su matrimonio que ayudan a responder a preguntas prácticas sobre la vida conyugal.
Christopher West es esposo y padre de cinco hijos. Con los años se ha convertido en unos de los más renombrados promotores de la Teología del Cuerpo, ofreciendo conferencias sobre el amor y las relaciones de pareja por más de 20 años en todo el mundo.
Junto a su esposa Wendy, lanzó un podcast llamado “Ask Christopher West” en el que a través de experiencias personales, la pareja responde a preguntas concretas que les hace la gente sobre la vida conyugal. ¡Aquí algunas de ellas!
El primer año de casados no es una “luna de miel”
En noviembre de 1996 cumplíamos con Wendy nuestro primer aniversario. Estábamos en una fiesta cuando alguien se acercó y nos preguntó cómo había sido ese primer año. Dije: “Mucha gente dice que el primer año es difícil, pero para Wendy y para mí fue fácil”. Años después, Wendy le confesó a su esposo: “Ahí fue cuando supe que no tenías ni idea”.
El matrimonio nunca es fácil: al comienzo hay un choque de dos culturas diferentes sobre el modo en que organizas tu casa, lo que pones en la mesa, tus hábitos para dormir y la lista continúa… Cristopher cuenta que le gustaba tener las sábanas de un modo y a Wendy de otro, hasta tal punto que hoy recuerdan entre risas que llegaron a sugerir cortarlas.
En otra oportunidad, Christopher le pidió a Wendy que comprara “pan bueno”. En su familia ese pan tenía un significado específico: era una baguette suave por dentro, pero para Wendy significaba un pan más nutritivo; por lo que ese día no cumplió con el pedido de su esposo.
Si hay tensiones no significa que algo anda mal con tu matrimonio. Es un camino de aprenderse el uno del otro y eso implica hacer renuncias. Aprender a renunciar es el resultado de ese compromiso y el conocimiento mutuo lleva dolor, pero nos abre a aceptarlo y experimentar la decepción. Al final, con amor esas cosas se resuelven.
Existen maneras de manejar los conflictos en el matrimonio
Siempre tuvimos muchos conflictos en nuestro matrimonio. Hace unos años Wendy fue a visitar a su hermana que estaba enferma y yo tenía una clase y estaba agobiado porque tenía fobia a enfermarme. Justificaba mi enojo diciéndole que no me había dicho nada sobre la salud de su hermana. Tuvimos un conflicto y luego vi que nuestros corazones se alejaban.
Le pregunté si podíamos hacer una pausa por un minuto. Ese tiempo me ayudó a ver que había sido yo el que había empezado el conflicto. Le pedí perdón y nuestra conversación cambió. No solo pudimos encontrarnos de nuevo y perdonarnos, sino que además -para nuestro beneficio- ninguno de los dos se enfermó.
Wendy dice que algo que le ha funcionado mucho es aprender sobre temperamentos o tipos de personalidades: “Siento que cuando miro para atrás, los conflictos al principio vinieron en parte por no conocer nuestros temperamentos. La manera en que veo el mundo y mis prioridades en las situaciones de conflicto son diferentes a las de mi esposo”.
“Los aspectos más importantes de nuestras personalidades y las maneras en que aceptamos y entendemos situaciones diversas pueden ser algo clave. Esto nos ayuda a aceptarnos y entendernos. Nuestras diferencias son para complementarnos y al final, para crecer juntos”.
Nunca se ha aprendido lo suficiente cuando se trata de amar
Los matrimonios deberían aprender esencialmente la teología de sus cuerpos que están llamados a vivir en el amor. Cuando viajo, hay gente que me dice que nunca vivió eso. Aún aunque haya compromiso y parezca que todo está bien en la relación, llevamos heridas del pasado, situaciones que nos dejaron con algunas preguntas sin responder.
Siempre podemos recibir ayuda cuando tenemos un entendimiento más profundo sobre nosotros siguiendo las reglas de lo que es un matrimonio. No puedo imaginar veintitrés años de casado sin este conocimiento, así como también la vida misma y la manera de mirar el mundo. El conocimiento ayuda mucho a descubrir nuevas facetas del corazón.
Pero es cierto que también hay un peligro real y es dejar todo el conocimiento en nuestra mente sin pasarlo por el corazón. Todo tiene que ser pasado por el filtro del amor. No sólo saberlo, sino llevar esa experiencia a otro nivel: a una transformación interna.
Una de las editoriales más grandes me había ofrecido escribir un libro para esposos que sería muy remunerativo llamado “Amarla correctamente”, pero cuando se lo conté a Wendy me miró y me dijo “cariño, tú y yo necesitamos hablar. Va a ser largo y va a ser doloroso, pero déjame decirte que no estás en posición de escribir un libro para esposos llamado así”. Tenía todo el conocimiento académico, pero se le había olvidado pasarlo por el corazón.
Siempre hay sacrificios, pero es importante hacerlos juntos
Wendy dice que muchas veces no fue fácil quedarse en casa mientras su esposo se iba a trabajar, pero al mismo tiempo se sentía bendecida al ver a su esposo compartir sus dones y ver cómo Dios trabaja a través de él. Ella sentía que también era parte de ello. De hecho, Christopher asegura que todo lo que ha hecho ha sido gracias al esfuerzo de su esposa.
“Cuando comenzaba nuestro matrimonio, tuve la oportunidad de hacer un aporte económico trabajando como enfermera pagando las cuentas mientras Christopher estudiaba. El horario de uno afectaba directamente al otro. Algunos de los desafíos que más recuerdo pasaban por sentir la falta de ayuda cuando él estaba fuera, o cuando estaba en casa pero cansado”.
Siempre hemos hecho elecciones hablando sobre las prioridades. Hay sacrificios como familia, pero es importante hacerlos juntos. Eso tiene que estar claro desde el comienzo.
Un amor verdadero no es un amor perfecto
Hermosas cosas pueden crecer en lugares rotos. Nuestro amor es real pero son muchas las veces en que no nos hemos sentido amados. No nos amamos perfectamente. Esa es la vida. Christopher dice que en ese sentido le gusta saber que es “un hermoso desastre”.
El amor es real y posible, pero surge de trabajar en nuestras vulnerabilidades y crecer juntos. No tenemos que tener una fantasía de lo que el amor debería ser. Todos vamos a enfrentar situaciones en las que tendremos que vivir nuestra debilidad.
El amor no se trata solo de sentimientos bonitos. Y eso tampoco significa que el amor se termina. La intimidad tiene una disposición espiritual con un significado más profundo en nuestros corazones. Incluso en los momentos en que no recibimos el amor de acuerdo a la manera en que nos sentimos amados, podemos reconocer ese don interior.
El hombre y la mujer se complementan en la crianza de los hijos
Vivimos en un mundo donde no siempre es posible contar con los dos padres por diversas situaciones. Sea cual fuera, se reconoce que cuando uno de los dos no está, algo falta. Las mujeres solteras, por ejemplo, son verdaderas heroínas, pero eso no significa que falte algo.
En el orden natural hay diferencias sexuales que importan. El hombre es padre y la mujer es madre. La palabra padre combina a los dos, pero hay diferencias importantes a reconocer aunque es tan peligroso exagerarlas como ignorarlas.
Nuestro hijo Tomás tenía 7 años cuando me dijo “papá, cuando me abrazas tu abrazo es fuerte y firme, y cuando mamá me abraza es más suave; pero necesito los dos”. También los padres suelen jugar con sus hijos de un modo que para las madres puede ser arriesgado.
Wendy cuenta que les gustaba ir a Pensilvania con sus hijos pequeños. Allí había un sector con rocas cerca del río y Christopher quería llevarlos allí, pero ella se sentía incómoda y no quería que se lastimaran. Su postura fue determinante. Decidió confiar en su esposo que los ama, pero no fue y se quedó a esperarlos: “tú puedes llevarlos, pero yo no voy”.
Cecilia Zinicola, Aleteia
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