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sábado, 20 de julio de 2019

«Mi mono de trabajo», «Útil para evangelizar», «Hay que visibilizar», dicen jóvenes curas con sotana

Crece su uso entre sacerdotes jóvenes y no «tradis»

Desde el Concilio y hasta principios del siglo XXI, la sotana fue cosa de algunos sacerdotes ancianos o de jóvenes sacerdotes tradicionalistas. Eso está cambiando, afirma un reciente artí­culo en «Le Parisien».
Desde el Concilio y hasta principios del siglo XXI, la sotana fue cosa de algunos sacerdotes ancianos o de jóvenes sacerdotes tradicionalistas. Eso está cambiando, afirma un reciente artí­culo en «Le Parisien».

Cada vez es más frecuente en Francia encontrar sacerdotes con sotana. El fenómeno ha llamado la atención de un medio generalista como Le Parisien, con dos características: la juventud de quienes la llevan y la diversidad de su procedencia eclesiástica. Tras el Concilio Vaticano II quedó como una costumbre a la que continuaron siendo fieles solo algunos pocos y en general ancianos sacerdotes y, como contraste las siempre jóvenes hornadas de sacerdotes de ámbitos tradicionalistas. Pero ahora es distinto. Muchos de quienes la lucen no lo son y han decidido llevarla después de su ordenación.
Simon Chouanard: "¡La sotana es mi mono de trabajo!"
"No soy tradi [apodo en Francia de los católicos tradicionalistas] y no es por nostalgia ni como escaparate, ¡es mi mono de trabajo!", explica Simon Chouanard, de 44 años, párroco en el Corazón Eucarístico de Jesús, en París, quien se desplaza por la ciudad en sotana y en scooter. "Dicen que la sotana te cierra puertas, pero a mí me las abre. Es un pretexto para debatir. Con mi hábito desfasado que simboliza una disposición al servicio, la gente me aborda más fácilmente", añade.
Stanislas Briard: "Es un útil de evangelización muy práctico"
En lo cual coincide con Stanislas Briard, 28 años, ordenado en 2016, vicario en la parroquia de Nuestra Señora en Coutances (Mancha, Baja Normandía): "Es un útil de evangelización con una utilidad muy práctica. Es una forma sencilla de relacionarte con las personas. Te paran por la calle. Puedes tener una conversación muy profunda, o que te pidan confesarse en medio de un supermercado". Dice que recibe alguna burla pero no muchos insultos, aunque llevarla sí que es una presión porque "te obliga a estar disponible: cuando vas con sotana ¡no puedes llevar cara de vinagre!".
Documental ¡Viva la sotana!, de Agnus Dei Prod.
Le Parisien ha consultado a una tienda especializada, Arte-Houssard, y las cifras corroboran el auge: un crecimiento del 45% en diez años. En 2018 vendieron 160 sotanas, por 110 en 2008. Con el añadido de que en este tiempo el número de sacerdotes en Francia ha caído en picado, reduciéndose a una tercera parte en veinte años. Hoy son 11.000 los diocesanos. 
El padre Michel-Marie Zanotti-Sorkine, cuyos vídeos traduce y subtitula en español Mater Mundi TV, es uno de los sacerdotes más célebres en los medios y en la red, y siempre lleva sotana.
En París, de 450 sacerdotes, una veintena llevan sotana, y son en general todos menores de 40 años, explica el padre Stéphane Duteurtre, rector del seminario: "En una sociedad secularizada se siente más necesidad de signos, de dejar claro quién se es. El hábito eclesiástico ayuda a decir lo que soy, ayuda a ser aquello que estoy llamado a ser".
"Es una restauración de la verticalidad del sacerdocio", apostilla Jean-François Colosimo, historiador de las religiones, "una reacción a la disolución en la sociedad de los sacerdotes durante los años 1970-2000... Marca una frontera entre la Iglesia y el mundo. Permite dar testimonio, en el seno de la ciudad, de una elección de vida radicalmente distinta. Cuando uno se compromete al celibato, a renuncias y sacrificios, acepta una suerte distinta, acepta no vivir como los demás".
C.L./ReL

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