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martes, 2 de julio de 2019

Hija de de pareja lesbiana describe su experiencia


Millie Fontana creció como hija de una pareja de lesbianas sin conocer a su padre. En el congreso The cost of equality [El coste de la igualdad], que tuvo lugar en Melbourne (Australia) en 2015, relató así su experiencia, que rompe el discurso del lobby LGBT restando importancia al hecho de criar a un hijo privándole deliberadamente de referente paterno o materno.




Varios estudios científicos realizados por importantes investigadores revelan los daños y consecuencias negativas que tienen para los niños que crecen en parejas del mismo sexo. El sociólogo estadounidense Paul Sullins concluye en uno de estos informes que “los problemas emocionales de los niños con progenitores del mismo sexo son más del doble respecto a los que tienen progenitores de sexo opuesto”.
Pero además de este tipo de investigaciones están también los propios testimonios de personas que han sido criadas por parejas del mismo sexo. Son cada vez más numerosos, pero curiosamente se encuentran con un muro de silencio dentro de la comunidad LGTB.
El otro lado del mundo LGBT
Precisamente, para derribar todas estas barreras Millie Fontana decidió hacer público su testimonio de lo que ha sido para ella haber nacido en una pareja de lesbianas, gracias al esperma de un donante.
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Esta joven australiana de 27 años realizó una intervención en público que se hizo viral y que sigue circulando por las redes sociales tres años después de haber pronunciado estas palabras. Pero sus argumentos, lejos de haber caducado, están ahora más de actualidad que nunca, pues la ideología de género ha apretado todavía más fuerte el acelerador.
Fontana afirmaba que “este es un testimonio inaudito porque nadie quiere escuchar lo que hay al otro lado del arcoíris, un lado que no es atendido, de niños que no crecen felices, porque crecen con una idea equivocada de cómo debe ser una estructura familiar”.
"Realmente me estaba perdiendo algo especial"
En su testimonio, que recogía Daily Mail, esta joven aseguraba que desde muy niña “sentí dentro de mí que carecía de un padre antes incluso de poder entender lo que esto significaba. Sabía que quería a mis dos madres, pero no podía entender lo que faltaba dentro de mí”.
Sin embargo, Millie contaba que “cuando fui a la escuela comencé a darme cuenta al observar a otros niños y sus lazos de amor con sus padres, que realmente me estaba perdiendo algo especial”.
Durante todos estos años, sus “madres” y profesores “me mintieron, me dijeron que no tenía padre o que tal vez no sabían quién era”. Y por ello, el no tener una figura paterna en su vida, y ni siquiera tener un remoto conocimiento sobre ella, hacía que le “resultara muy difícil afirmar una identidad estable”.
La forma en que le arrebataron esta figura de padre fue para ella muy duro. “He escuchado esta mentira del lobby LGTB: a los niños no les importa quién es su familia, y que hombres o mujeres son intercambiables. Considero que esto en sí mismo es una forma de discriminación… Hombres y mujeres ofrecen roles complementarios en la crianza del niño y deben ser respetados con igualdad”, afirmaba esta joven.
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Las preguntas que se hacía de niña
Millie denunciaba además que “tengo historias de amigos gays que me explican que otros homosexuales los llaman homófobos porque prefieren que los niños crezcan con un padre y una madre”.
“¿Era homófoba cuando me miraba en el espejo y me preguntaba dónde estaba mi padre? ¿Era homófoba cuando pedí a mis madres que me dijera quién era?”, se preguntaba esta hija de lesbianas.
A los 11 años, se vieron obligadas a decir a Millie quién era su padre. Se trataba de un amigo de una de ellas, y con cuyo esperma fue concebida tanto Millie como sus dos hermanos. Asegura que el saber que tenía un padre y quien era le ayudó en su desarrollo. “Probablemente fue la primera vez en mi vida que me sentí como una niña estable, era mi parte faltante”, agregaba.  Por fin sabía de dónde venía.
Le encantaba ver a las familias naturales
Pese a ello, sus madres le decían que no tenía padre. Pero para Millie esto era algo que no podía lograr entender. Por ello, confesaba que durante esos años se aferró “aferró” a los hombres de otras familias mientras buscaba una figura paterna propia.
“Pasaba una cantidad de tiempo enorme en sus casas porque me fascinaba la estructura familiar heterosexual”, explicaba. Pero pese a ello, no podía reemplazar a su padre real. Tenía un vacío muy grande en su vida que no lograba llenar.
A tenor de su experiencia, Millie alertaba de las “graves consecuencias” para los niños a los que se les niega “el acceso a sus padres biológicos”. Este es, según afirmaba, “mi principal problema con la comunidad gay en este momento”.





















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