Estudiantes en una escuela católica... l a educación católica tiene mucho prestigio en Tailandia |
Del 20 al 23 de noviembre el Papa Francisco está en Tailandia y los 400.000 católicos del país están muy contentos por ello, conscientes de que les da algo visibilidad en una nación donde no son ni el 0,6% de la población, aunque en los días previos la prensa del país no ha tratado casi la visita, indica la agencia misionera AsiaNews.
Varios cientos de fieles lo recibieron con alegría en el aeropuerto y una multitud lo saludó alrededor de la nunciatura apostólica, donde Francisco se hospedará estos días.
Las autoridades dispusieron severos controles de seguridad y del tráfico en el centro de la capital, que pusieron a dura prueba al ya congestionado tráfico. Son 6.500 los policías desplazados en Bangkok y Nakhon Pathom, donde tendrán lugar los 8 encuentros oficiales de la visita.
Ya desde las primeras horas de la mañana, las autoridades prohibieron el acceso a la parroquia de St. Louis, entre la nunciatura y el hospital católico del mismo nombre, donde el Papa tiene en agenda una visita a los enfermos y discapacitados. Más de 10.000 personas participan en el acto en los jardines de la iglesia.
Saowalak Jeangchareon y Jordan Delos Santos son 2 docentes de la escuela de San Luis, donde hay 600 estudiantes y sólo 20 o 30 son católicos. Saowalak explica: “La visita del Papa nos lleva a todos nosotros católicos a ser mejores. En estas horas, cada vez más personas nos piden que les expliquemos en qué consiste nuestra fe. En Tailandia, no todos saben quién es el Santo Padre. Los niños que tenemos en el jardín de infantes me hicieron cantidades de preguntas. Me preguntaban: ‘Pero este Papa, ¿viene para desafiarnos? ¡Ciertamente que no!’, respondía, explicando que el pontífice viene aquí para traer paz y amor”.
Jordan Delos Santos se transfirió de Filipinas a Bangkok poco más de hace 2 años. Ahora enseña inglés en la escuela St. Louis. “Es la primera vez que tengo la posibilidad de ver al Papa- afirma. Para mí es una bendición. El Papa visita Tailandia y viene a la escuela en la cual desde hace sólo un año yo trabajo, ¡un inmigrado filipino!”.
“Los católicos tailandeses- prosigue Delos Santos- están entusiasmados, pero el resto del país no es muy consciente de lo que está sucediendo. Los budistas aceptan y respetan a cada religión, pero si uno se mira alrededor es posible intuir que la vida continúa como si nada estuviese sucediendo. La llegada del Papa no suscitó una euforia general como en otras naciones. Pero este es un poco el espíritu de los tailandeses, que reconocen la importancia de tales eventos, pero no se dejan llevar mucho. Tailandia es un país único. El budismo, más que una religión, es un modo de vivir. Por esto, la mayor parte de la población mira al viaje del Papa como días “afortunados’ y no de particular fiesta”.
A un par de kilómetros de la parroquia de San Luis, en la catedral de la Asunción abundan los visitantes y peregrinos, y en el centro misionero los fieles recogen sus invitaciones a la misa del Estadio nacional.
La catedral de la Asunción en Bangkok, el día antes de la llegada del Papa
Francisco Phongthep Kijbamroong, voluntario de 32 años y coordinador de los jóvenes católicos de la arquidiócesis de Bangkok explica: “Trabajé para esta visita 12 horas sobre 24, también en los días festivos. Hubo veces que dormí 3-4 horas por noche. En varias ocasiones me sentí impotente: en esos momentos me decía: “Hice lo que puedo, pero puedo hacerlo. Pero, luego iba a la iglesia, me confesaba y recogido en oración decía: ‘Señor, haz que todo salga bien’. Para gran parte de la población tailandesa, el catolicismo es sinónimo de educación y escuelas, desde el momento que los institutos católicos son los mejores por la calidad de la enseñanza. Pero la visita del Papa sacará a la luz también el gran compromiso social de la comunidad, profuso a través de tantas organizaciones”.
ReL
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