Evangelio según San Juan 2,13-25.
Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén |
y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados delante de sus mesas. |
Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas |
y dijo a los vendedores de palomas: "Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio". |
Y sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu Casa me consumirá. |
Entonces los judíos le preguntaron: "¿Qué signo nos das para obrar así?". |
Jesús les respondió: "Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar". |
Los judíos le dijeron: "Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este Templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?". |
Pero él se refería al templo de su cuerpo. |
Por eso, cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que él había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había pronunciado. |
Mientras estaba en Jerusalén, durante la fiesta de Pascua, muchos creyeron en su Nombre al ver los signos que realizaba. |
Pero Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos |
y no necesitaba que lo informaran acerca de nadie: él sabía lo que hay en el interior del hombre. |
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
San Agustín (354-430) |
«Destruid este templo y en tres días lo levantaré»
Somos ahora los obreros de Dios y construimos el templo de Dios. La dedicación de este templo tuvo ya lugar en su Cabeza puesto que el Señor resucitó de entre los muertos después de haber triunfado de la muerte; habiendo destruido en él lo que era mortal, subió al cielo... Y es ahora que nosotros construimos este tempo por la fe para que también se haga su dedicación en la resurrección final. Es por esto que hay un salmo que se intitula: «cuando reconstruyamos el templo, después de la cautividad» (95,1 Vulgata). Acordaos de la cautividad en la que nos encontramos antaño, cuando el diablo tenía al mundo entero en su poder, como un rebaño de infieles. Es en razón de esta cautividad que vino el Redentor. Derramó su sangre para rescatarnos; por su sangre derramada suprimió el billete de la deuda que nos mantenía cautivos (Col 2,14)... Vendidos con anterioridad al pecado, hemos sido liberados por la gracia. |
Después de esta cautividad, ahora construimos el templo, y para que se edifique, anunciamos la buena nueva. Por eso el salmo comienza así: «Cantad al Señor un cántico nuevo». Y para que no pienses que se construye este templo en un rincón, tal como lo hacen los herejes que se separan de la Iglesia, fíjate en lo que sigue: «Cantad al Señor toda la tierra»... |
«Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor toda la tierra» ¡Cantad y construid! Cantad y «bendecid el nombre del Señor» (v. 2). Anunciad el día nacido del día de salvación, el día nacido del día de Cristo. ¿Quién es, en efecto, la salvación de Dios sino Cristo? Por esta salvación, pedimos en el salmo: «Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación». Los justos de tiempos antiguos deseaban esta salvación, ellos de quienes el Señor dijo a sus discípulos: «Muchos han querido ver eso que vosotros veis, y no lo han visto» (Lc 10, 24)... «Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor». ¡Ved el celo de los constructores! «Cantad al Señor y bendecid su nombre.» ¡Anunciad la buena noticia! ¿Qué buena noticia? ¡El día ha nacido del día... ; la Luz nacida de la Luz, el hijo nacido del Padre, la salvación de Dios! Así es como se construye el templo después de la cautividad. (EDD) |
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