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martes, 9 de marzo de 2021

Evangelio del día

 

ChristianArt 
 
Mateo 18, 21-35 Debes perdonar setenta veces siete veces
 
 

Número 7, Escultura de Robert Indiana (1928-2018), Edición entre 1980-1998, aluminio policromado
© Robert Indiana

En aquel tiempo, Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: “Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?” Jesús le contestó: “No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete”.

Entonces Jesús les dijo: “El Reino de los cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus servidores. El primero que le presentaron le debía muchos milliones. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su mujer, a sus hijos y todas sus posesiones, para saldar la deuda. El servidor, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’. El rey tuvo lástima de aquel servidor, lo soltó y hasta le perdonó la deuda.

Pero, apenas había salido aquel servidor, se encontró con uno de sus compañeros, que le debía poco dinero. Entonces lo agarró por el cuello y casi lo estrangulaba, mientras le decía: ‘Págame lo que me debes’. El compañero se le arrodilló y le rogaba: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’. Pero el otro no quiso escucharlo, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara la deuda.

Al ver lo ocurrido, sus compañeros se llenaron de indignación y fueron a contar al rey lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: ‘Siervo malvado. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haber tenido compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?’ Y el señor, encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo soltaran hasta que pagara lo que debía.

Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada cual no perdona de corazón a su hermano”.

Comentario


Bulle

Santa Faustina Kowalska (1905-1938)
religiosa
Pequeño diario, § 1570


«¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?»

Oh Dios de gran misericordia, Bondad infinita, mira como hoy la humanidad entera clama desde el abismo de su miseria a tu misericordia, a tu compasión, oh Dios; clama con la poderosa voz de la miseria. Dios bondadoso, no rechaces las plegarias de los exiliados de esta tierra. Oh Señor, bondad inconcebible, conoces nuestra miseria hasta el fondo y sabes que no podríamos, con nuestras solas fuerzas, elevarnos hasta ti. Por eso te suplicamos, adelántate con tu gracia y sin cesar aumenta en nosotros tu misericordia, a fin de que cumplamos fielmente tu santa voluntad durante toda la vida, como también en la hora de nuestra muerte. Que el poder infinito de tu misericordia nos proteja de las asechanzas del enemigo de nuestra salvación, para que esperemos confiadamente, como a hijos tuyos, tu última venida, cuyo día sólo tú conoces. Y nosotros, a pesar de nuestra miseria, esperamos recibir todo lo que nos prometió Jesús porque él es nuestra esperanza; pasamos por su corazón misericordioso como por las puertas abiertas del cielo. (EDD)





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