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jueves, 25 de marzo de 2021

(Un Minuto) para leer el Evangelio del día

 


Evangelio según San Lucas 1,26-38.

El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo".
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Ángel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido.
Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús;
él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre,
reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin".
María dijo al Ángel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?".
El Ángel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios.
También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes,
porque no hay nada imposible para Dios".
María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Ángel se alejó.

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


Bulle

San Amadeo de Lausanne (1108-1159)
monje cisterciense, obispo
Homilía Mariana III (SC 72, Huit homélies mariales, Paris, Cerf, 1960), trad. sc©evangelizo.org


“Tu Esposo es tu Creador” (Is 54,5)

Alégrate y permanece en el júbilo, María, ya que concebirás de un soplo. Alégrate, ya que te encontrará encinta del Espíritu Santo. Tú eras la esposa de José mas el Espíritu Santo te tomó primero. El que te ha creado, te ha marcado y reservado para él. Tu Esposo es tu Creador (cf. Is 54,5), se enamoró de tu belleza. Ese Creador te llama diciendo “¡Levántate, amada mía, y ven, hermosa mía! Porque ya pasó el invierno, paloma mía” (cf. Ct 2,11.14). Él ha deseado tu belleza y unirse a ti. No tarda, se apresura a venir a ti.
Levántate, revístete de vestiduras de gloria, adórnate con las joyas más preciosas, ya que el Señor se complació en ti (cf. Is 61,10). Levántate y ve al encuentro de tu Esposo y Dios y dile “Yo soy la servidora del Señor” (Lc 1,38). Apresúrate, no tardes. Él no tardará sino que saltará como un coloso para ofrecer su carrera (Sal 19,6). Tú también, apresúrate. Olvida tu pueblo y tu casa paterna (Sal 45,11). Corre a su encuentro para ser besada con un beso de la boca de Dios y estar sumergida en sus bienaventurados abrazos (cf. Ct 1,2).
“El Espíritu Santo descenderá sobre ti” (Lc 1,35) para que a su contacto tus entrañas tiemblen, tu seno crezca, se desplieguen tus flancos y se alegre tu corazón. ¡Qué seas glorificada, exaltada! ¡Serás colmada de tanta ternura, serás digna de un beso celestial! ¡Unida a un Esposo tan grande y fecundada por tal marido!

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