Cada 30 de agosto los fieles suelen acudir al «pozo de los deseos» ubicado en Lima, gesto que se había visto truncado por la pandemia del coronavirus. En 2022 se retomó la tradición de llevarle a la santa cartas con intenciones de súplicas
EL 30 de agosto es sinónimo de Santa Rosa de Lima en Perú, la famosa primera santa americana canonizada (1671 por el papa Clemente X). Nacida en Lima en 1586, de niña fue bautizada como Isabel, se la llamaba Rosa.
Inspirada en santa Catalina de Siena, Rosa se caracterizó por haber hecho grandes progresos en el camino de la penitencia y la contemplación mística. Murió el 24 de agosto de 1617.
La fecha litúrgica de Santa Rosa, que cada año suele generar curiosidad por haber dos fechas de relevancia, suele celebrarse, de acuerdo al calendario general romano, cada 23 de agosto. Sin embargo, en países como Perú la gran fiesta se celebra el 30 de agosto (fecha original antes de una revisión general).
Más allá de estas curiosidades, o también la extendida vinculada al famoso temporal de fines de agosto en varios países de la región, lo cierto es que Isabel Flores de Oliva es sinónimo de amor y devoción, siendo patrona de Perú, además de América y Filipinas. También con un patronazgo sobre instituciones educativas, policiales y hasta de Fuerzas Armadas.
«El pozo de los deseos»
Es en medio de esta devoción que despierta Santa Rosa de Lima donde también se destaca una famosa tradición: ir de manera presencial hasta el santuario de Santa Rosa de Lima (Cercado de Lima, Jirón Chancay 223) para hacerle una petición a través del depósito de cartas en el denominado «pozo de los deseos».
En efecto, durante la pandemia del coronavirus, este lugar estuvo cerrado al público, por lo cual hubo que apelar a otras alternativas para llevarle las súplicas a la santa como alcanzarla de manera virtual.
El Papa ha empezado un ciclo de catequesis sobre el discernimiento en sus audiencias de los miércoles
El Papa Francisco ha empezado este miércoles 31 de agosto una serie de catequesis sobre el discernimiento, que irá pronunciando los miércoles durante sus audiencias públicas.
Ha explicado que el discernimiento incluye la inteligencia y la voluntad, pero también los afectos, como se comprueba en la parábola del tesoro escondido o en la presteza con la que se mueven los Magos de Oriente: a estos personajes les mueve la alegría y hacen bien en dejarse mover por ella.
“En una decisión buena, correcta, se encuentra la voluntad de Dios con nuestra voluntad, se encuentra el camino actual con el eterno. Tomar una decisión correcta después de un camino de discernimiento es hacer este encuentro. El tiempo con lo eterno. Por lo tanto, el conocimiento, la experiencia, el afecto, la voluntad: son algunos elementos indispensables del discernimiento”, ha predicado el Papa Francisco.
Ecos de las guerras mundiales en nuestros días de guerra
El Papa Francisco, en sus saludos en distintos idiomas tras la catequesis de hoy miércoles en el Aula Pablo VI, se ha referido a la situación de guerra en Europa, y la ha relacionado con las guerras europeas del siglo pasado.
Así, en su saludo en polaco, recordó que el 1º de septiembre de 1939 la Alemania nazi invadió Polonia, desencadenando la Segunda Guerra Mundial que causaría casi 70 millones de víctimas. En Polonia la ciudad de Wielun, que sufrió los primeros bombardeos, suele commemorar este día. El Papa improvisó al respecto: “Mañana se recordará el aniversario del estallido de la Segunda Guerra Mundial, que tan dolorosamente marcó a la nación polaca. Y hoy estamos experimentando la Tercera. Que el recuerdo de las experiencias pasadas los impulse a cultivar la paz en vosotros mismos, en sus familias, en la vida social e internacional.”. Después añadió: "Recemos de manera especial por el pueblo ucraniano".
En italiano recordó la situación en Irak donde aumentan los "acontecimientos violentos". “Pidamos a Dios en la oración que dé la paz al pueblo iraquí. El año pasado tuve la alegría de visitar Irak y sentí de primera mano el gran deseo de normalidad y convivencia pacífica entre las diferentes comunidades religiosas del país. El diálogo y la fraternidad son el camino para afrontar las dificultades actuales y alcanzar este objetivo”, exhortó, en el contexto de las manifestaciones con la dimisión del líder chiíta Moqtada al-Sadr, en las que han muerto 30 personas y han herido a unas cientas.
El Papa también ha mencionado a los ciudadanos de Amatrice, Accumuli y Arquata del Tronto presentes en el Aula Pablo VI, que en 2016 vivieron un violento terremoto sacudió el centro de Italia, arrasando esas ciudades y pueblos. Sólo en Amatrice hubo 237 víctimas de las 299 totales. "Al recordar en la oración a los difuntos, renuevo -dijo el Papa- la cercanía al corazón de sus familias". De ahí la esperanza de que la ayuda institucional y la de las "personas de buena voluntad" continúe para que podamos avanzar hacia el "renacimiento".
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Catequesis completa de Francisco: inicio del ciclo sobre el discernimiento
¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días! Hoy comenzamos un nuevo ciclo de catequesis sobre el tema del discernimiento. El discernimiento es un acto importante que concierne a todos, porque las elecciones son una parte esencial de la vida. Discernir las elecciones. Uno elige la comida, la ropa, un curso de estudio, un trabajo, una relación. En todos ellos se realiza un proyecto de vida, y también se realiza nuestra relación con Dios.
En el Evangelio, Jesús habla del discernimiento con imágenes tomadas de la vida ordinaria; por ejemplo, describe al pescador que selecciona los peces buenos y descarta los malos; o al mercader que sabe identificar, entre muchas perlas, la de mayor valor. O el que, arando un campo, encuentra algo que resulta ser un tesoro (cf. Mt 13,44-48).
A la luz de estos ejemplos, el discernimiento se presenta como un ejercicio de inteligencia, de habilidad y también de voluntad, para aprovechar el momento favorable: son condiciones para hacer una buena elección. Es necesaria la inteligencia, la habilidad y la voluntad.
También hay un coste necesario para que el discernimiento sea operativo. Para desempeñar su oficio lo mejor posible, el pescador cuenta con la fatiga, las largas noches en el mar y el descarte de una parte de las capturas, aceptando una pérdida de ganancias por el bien de los destinatarios. El comerciante de perlas no duda en gastar todo para comprar esa perla; y lo mismo hace el hombre que ha tropezado con un tesoro.
Situaciones inesperadas e imprevistas en las que es imprescindible reconocer la importancia y la urgencia de una decisión que hay que tomar. Las decisiones las tenemos que tomar cada uno de nosotros, no hay nadie que tome la decisión por nosotros.
En algún momento, los adultos libres, podemos pedir consejo, pensar, pero es nuestra decisión. No se puede decir, hago esto porque lo ha decidido mi marido, mi esposa, mi hermano. No, tú debes decidir, cada uno de nosotros debemos decidir. Por eso, es importante saber discernir, para elegir bien es necesario saber discernir.
El Evangelio sugiere otro aspecto importante del discernimiento: implica los afectos. El que ha encontrado el tesoro no siente ninguna dificultad en venderlo todo, tan grande es su alegría (cf. Mt 13,44). El término utilizado por el evangelista Mateo indica una alegría muy especial, que ninguna realidad humana puede dar; y de hecho vuelve a aparecer en muy pocos otros pasajes del Evangelio, todos ellos referidos al encuentro con Dios.
Es la alegría de los Magos cuando, tras un largo y penoso viaje, vuelven a ver la estrella (cf. Mt 2,10). La alegría. Es la alegría de las mujeres que regresan del sepulcro vacío tras escuchar el anuncio del ángel de la resurrección (cf. Mt 28,8). Es la alegría de los que han encontrado al Señor. Tomar una decisión buena, una decisión correcta, te conduce siempre a esa alegría final.
Quizá en el camino se debe sufrir un poco, pensar, buscar, pero al final la decisión correcta te llena de alegría.
En el Juicio Final, Dios obrará el discernimiento, el gran discernimiento hacia nosotros. Las imágenes del agricultor, el pescador y el mercader son ejemplos de lo que ocurre en el Reino de los Cielos, un Reino que se manifiesta en las acciones ordinarias de la vida, que nos exigen tomar posición. Por eso es tan importante saber discernir: las grandes elecciones pueden surgir de circunstancias que a primera vista parecen secundarias, pero que resultan ser decisivas.
Por ejemplo, pensemos en el primer encuentro de Andrés y Juan con Jesús, un encuentro que nace de una simple pregunta: "Rabí, ¿dónde vives?". - "Venid y veréis" dice Jesús (cf. Jn 1,38-39). Un intercambio muy breve, pero es el comienzo de un cambio que marcará toda una vida. Años después, el evangelista seguirá recordando aquel encuentro que le cambió para siempre, también recordará la hora: "Eran como las cuatro de la tarde" (v. 39). Es la hora en que el tiempo y lo eterno se encontraron en su vida.
En una decisión buena, correcta, se encuentra la voluntad de Dios con nuestra voluntad, se encuentra el camino actual con el eterno. Tomar una decisión correcta después de un camino de discernimiento es hacer este encuentro. El tiempo con lo eterno.
Por lo tanto, el conocimiento, la experiencia, el afecto, la voluntad: son algunos elementos indispensables del discernimiento. A lo largo de estas catequesis veremos otras, igualmente importantes.
El discernimiento -como he dicho- implica un esfuerzo. Según la Biblia, no encontramos ante nosotros, ya empaquetada, la vida que hemos de vivir. No, debemos decidirla continuamente según la realidad que viene. Dios nos invita a evaluar y elegir: nos ha creado libres y quiere que ejerzamos nuestra libertad. Por lo tanto, discernir es un reto.
A menudo hemos tenido esta experiencia: elegir algo que nos parecía bueno y en cambio no lo era. O saber cuál era nuestro verdadero bien y no elegirlo. El hombre, a diferencia de los animales, puede equivocarse, puede no querer elegir correctamente. La libertad.
La Biblia lo demuestra desde sus primeras páginas. Dios da al hombre una instrucción precisa: si quieres vivir, si quieres disfrutar de la vida, recuerda que eres una criatura, que no eres tú el criterio del bien y del mal, y que las elecciones que hagas tendrán una consecuencia, para ti, para los demás y para el mundo (cf. Gn 2,16-17); puedes hacer de la tierra un magnífico jardín o puedes convertirla en un desierto de muerte.
Una enseñanza fundamental: no es casualidad que sea el primer diálogo entre Dios y el hombre. Un diálogo en el que el Señor da la misión: tú debes hacer esto y esto, y el hombre en cada paso que da debe discernir qué decisión tomar. El discernimiento es aquella reflexión de la mente y del corazón que nosotros debemos hacer antes de tomar una decisión.
El discernimiento es agotador pero indispensable para vivir. Requiere que me conozca a mí mismo, que sepa lo que es bueno para mí aquí y ahora. Sobre todo, requiere una relación filial con Dios. Dios es Padre y no nos deja solos, siempre está dispuesto a aconsejarnos, a animarnos, a acogernos. Pero nunca impone su voluntad. ¿Por qué́? Porque quiere ser amado y no temido. Dios nos quiere hijos no esclavos, hijos libres.
Y el amor solo puede vivirse en libertad. Para aprender a vivir hay que aprender a amar, y para ello es necesario discernir. Qué puedo hacer ahora ante esta alternativa, que sea una señal de más amor, de más madurez en el amor. ¡Que el Espíritu Santo nos guíe! Invoquémosle cada día, especialmente cuando tengamos que tomar decisiones.
Al salir de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha fiebre, y le pidieron que hiciera algo por ella.
Inclinándose sobre ella, Jesús increpó a la fiebre y esta desapareció. En seguida, ella se levantó y se puso a servirlos.
Al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los llevaron, y él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los curaba.
De muchos salían demonios, gritando: "¡Tú eres el Hijo de Dios!". Pero él los increpaba y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que era el Mesías.
Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar desierto. La multitud comenzó a buscarlo y, cuando lo encontraron, querían retenerlo para que no se alejara de ellos.
Pero él les dijo: "También a las otras ciudades debo anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios, porque para eso he sido enviado".
Y predicaba en las sinagogas de toda la Judea.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Catecismo de la Iglesia Católica 309-310
“Al llegar Jesús a la casa de Pedro, encontró a la suegra de éste acostada con fiebre.” (Mt 8,14)
Si Dios Padre todopoderoso, Creador del mundo ordenado y bueno, tiene cuidado de todas sus criaturas, ¿por qué existe el mal? A esta pregunta tan apremiante como inevitable, tan dolorosa como misteriosa no se puede dar una respuesta simple. El conjunto de la fe cristiana constituye la respuesta a esta pregunta: la bondad de la creación, el drama del pecado, el amor paciente de Dios que sale al encuentro del hombre con sus Alianzas, con la encarnación redentora de su Hijo, con el don del Espíritu, con la congregación de la Iglesia, con la fuerza de los sacramentos, con la llamada a una vida bienaventurada que las criaturas son invitadas a aceptar libremente, pero a la cual, también libremente, por un misterio terrible, pueden negarse o rechazar. No hay un rasgo del mensaje cristiano que no sea en parte una respuesta a la cuestión del mal.
¿Por qué Dios no creó un mundo tan perfecto que en él no pudiera existir ningún mal? En su poder infinito, Dios podría siempre crear algo mejor (cf S.Tomás de A., s. Th. I, 25,6). Sin embargo, en su sabiduría y bondad infinitas, Dios quiso libremente crear un mundo “en estado de vía” hacia su perfección última. Este devenir trae consigo en el designio de Dios, junto con la aparición de ciertos seres, la desaparición de otros; junto con lo más perfecto lo menos perfecto; junto con las construcciones de la naturaleza también las destrucciones. Por tanto, con el bien físico existe también el mal físico, mientras la creación no haya alcanzado su perfección. (cf S. Tomás de A. S. Gent. 3,71) (EDD)
Oración
Aparta de nosotros nuestra propia inconsciencia. Ayúdanos para que nuestras obras sean reflejo de tu luz. Ayúdanos a reparar el mundo que creaste para nuestro sustento de modo que podamos volver a ver en él la belleza y armonía que tu creaste.
Nathalí Paredes es muy conocida como periodista de EWTN, pero además compone temas de contenido espiritual, como Te pertenezco, un canto de amor al Sagrado Corazón de Jesús. Más abajo para escuchar el que dedicó al Espíritu Santo
Canto al Espíritu Santo
La cantante católica peruana Nathalí, también periodista de EWTN Noticias, ha compuesto un tema, Dador de Amor, dirigido al Espíritu Santo. En el clip lo interpreta junto a Alessandra Rojas.
Muchos santos han escrito que la oración es, simplemente, hablar con Dios, y es célebre la frase de Santa Teresita de Lisieux: "Para mí, la oración es un impulso, una necesidad del corazón, una simple mirada lanzada hacia el cielo, un grito de gratitud y de amor tanto en el dolor como en la alegría".
“Así explicado, parece algo bastante simple”, afirma Erin Mone: “¿Por qué entonces rezar puede ser algo tan difícil para algunos de nosotros?”
Un itinerario en el Señor
Ella sabe algo de esas dificultades, pero también sabe de oración.
Actualmente forma parte del equipo de pastoral juvenil de la catedral de María Inmaculada en la diócesis de Tyler (Texas). Tiene 36 años y nació en California en una familia católica con ocho hijos. Se crió en Illinois en un ambiente protestante que cuestionaba continuamente su fe.
Tuvo necesidad de formarse bien, porque cada vez que sus cordiales adversarios le planteaban una dificultad, al llegar a casa, donde tenían una buena biblioteca, la estudiaba para volver al colegio con una respuesta. "Tal vez no tengas siempre una respuesta", le decía su padre, "pero sabes que la Iglesia católica sí la tiene, y que esa respuesta siempre es hermosa y siempre tiene sentido".
"Investigando, descubrí la belleza de la Iglesia católica. Creo que fue así como Cristo me sedujo", cuenta ella misma a Catholic East Texas. Efectivamente, se fue involucrando en la evangelización con la Comunidad de San Juan, estudió Teología y Catequética en la Universidad Franciscana de Steubenville y al cabo de un tiempo decidió ingresar en la congregación como religiosa.
Erin, en su periodo como religiosa.
Estuvo ocho años en ella, con algunos momentos de 'noche oscura' porque los casos de abuso afectaron mucho a su percepción de la Iglesia. Superó ese periodo, pero con el paso del tiempo otras circunstancias le hicieron ver que esa vida no era para ella, y a punto de hacer los votos perpetuos abandonó los hábitos grises de su comunidad.
Así pues, aporta a la diócesis de Tyler no solo su formación teológica, sino su experiencia espiritual, que valora grandemente aunque su vocación no cuajase por ese camino.
Para rezar y hacerlo bien
Y esos buenos fundamentos se aprecian en un reciente artículo donde ofrece tres sencillas reglas para iniciar una vida de oración cotidiana realista y seria.
Si la oración es "vivir en relación con Dios", apunta recordando la definición del YouCat, exige dar y recibir, como todas las relaciones: "No solo debemos hablar y compartir nuestro corazón, debemos también ser capaces de escuchar y recibir el corazón del Señor". Ahora bien, como no tenemos para ello los oídos y los ojos como en una conversación normal, "debemos aprender a escuchar con los oídos y los ojos de nuestro corazón, que es donde habla el Señor".
Erin trabaja con los jóvenes en una de las diócesis más evangelizadoras de Estados Unidos.
Propone tres pasos para lograrlo.
1. Establece un tiempo diario para la oración
Hacerlo nos hace proactivos en la decisión de rezar, pasando de una "idea bonita" a dar "pasos concretos para ponerla en práctica". Dar la vuelta al mundo no dejará de ser un hermoso propósito hasta que no saquemos el primer billete, sugiere como analogía.
"Establecer una hora concreta para la oración nos ayuda también a serle fieles" cuando el estrés, las preocupaciones o la sobrecarga de tareas nos alejen de ella: "Si tenemos ya un tiempo fijado para la oración, es más probable que lo respetemos". Y recuerda una frase de la Madre Teresa de Calcuta: "El Señor no me llamó a tener éxito. El Señor me llamó a ser fiel”.
¿Cuánto tiempo debemos dedicarle? "Recuerda no descuidar tus obligaciones", advierte Erin, "pero ponte retos: comienza con algo pequeño (2 minutos la primera semana, 5 la segunda, etc.) y arréglatelas para irlo ampliando hasta llegar al tiempo que te hayas marcado".
2. ¡Empieza!
Es fácil convencernos a nosotros mismos de que para empezar a rezar tenemos que conocer todos los métodos y memorizar o tener disponibles decenas de oraciones. "¡No caigas en esa trampa!", avisa: "Del mismo modo que no te conviertes en experto en amistad antes de hacer amigos, tampoco tienes que ser un experto en oración para rezar. Aprenderás a medida que lo hagas... pero solo si empiezas".
"Uno de los mejores consejos que recibí cuando empecé a rezar", continúa, "fue ser consciente de que Dios está presente. Él vive aquí, te está esperando, está mirándote y amándote. Cuando estás empezando a abrir tu corazón para compartir tus alegrías y tus penas, recordar que Él está presente y te escucha cambia tu forma de hablar. Del mismo modo que no siempre hablamos cuando salimos con los amigos, simplemente 'estar' en presencia del Señor es una oración".
Para ello es fundamental el silencio, al que es bueno dedicar al menos unos segundos antes de empezar a rezar, para "pisar el freno de nuestras aceleradas vidas cotidianas". Eso te ayudará a "estar presente para Dios, dado que Él ya está presente para ti".
3. Adopta una postura de oración
Las actitudes corporales también ayudan. Erin enumera algunas: de pie para alabar, de rodillas para adorar o pedir perdón, sentados para escuchar y meditar... O las manos elevadas para interceder y ofrecer, abiertas para recibir, juntas para pedir o escuchar...
Es lo que nos enseña la Iglesia para que nuestro cuerpo nos ayude a entrar en "la oración más grande, la misa": de pie durante el Evangelio en señal de respeto, de rodillas durante la consagración para expresar adoración, sentados durante la homilía para escuchar... "Encontrar una postura respetuosa y orante te ayudará a entrar en oración y a expresarla", insiste Erin.
* * *
"Llevar una vida diaria de oración te cambia la vida... y te da vida", concluye. Y como propina deja unas palabras de San Juan María Vianney que recomienda para arrancar en los primeros momentos. Decía así el Santo Cura de Ars: "¡Oh, mi Dios! Si mi lengua no puede decir cada instante que te amo, por lo menos quiero que mi corazón lo repita cada vez que respiro".
Pablito Calvo, en una escena impresionante:el encuentro de Marcelino Pan y Vino con Jesús Crucificado en la película de Ladislao Vajda de 1954.
Fernando Alonso Barahonaama el cine, escribe sobre él y transmite su pasión. Es difícil acercarse a una de las numerosas obras que ha consagrado alSéptimo Arte(históricas, filosóficas, biográficas) sin convertirlas en un caudal inagotable desugerencias.
Así sucede con el último libro que ha publicado, El cine español en la era de Franco, 1936-1975 (SND Editores), una aproximación a ese periodo donde el protagonismo no se lo lleva la política cinematográfica -aunque está muy presente-, sino el enorme elenco de obras artísticas que incluye, de las cuales nos va presentando contenidos, peripecias y protagonistas de carne y hueso.
En su día conversamos en ReL con Fernando Alonso Barahona sobre el director Rafael Gil, a quien Pío XII llegó a decir que hacía más por la fe con sus películas que muchos sacerdotes desde el púlpito. Esta vez la intención ha sido pedirle una selección de las mejores películas religiosas en la historia del cine español y hablar de ellas.
Fernando Alonso Barahona es autor de una treintena de libros que abarcan desde el pensamiento político a la literatura de creación, pero en particular destacan en su bibliografía sus obras sobre la historia del cine y sus grandes directores y actores.
Ésta ha sido su propuesta:
-La mies es mucha(1948), de José Luis Sáenz de Heredia, con Fernando Fernán Gómez y Sara Montiel.
-Balarrasa (1951), de José Antonio Nieves Conde, con Fernando Fernán Gómez.
-La Señora de Fátima(1951), de Rafael Gil, con Inés Orsini y Fernando Rey.
-El Judas (1952), de Ignacio F. Iquino, con Antonio Vilar.
-La guerra de Dios (1953), de Rafael Gil, con Claude Laydu y Francisco Rabal.
-El beso de Judas (1954), de Rafael Gil, con Rafael Rivelles y Francisco Rabal.
-Marcelino Pan y Vino (1954), de Ladislao Vajda, con Pablito Calvo.
-La herida luminosa(1956), de Tulio Demicheli, con Amparo Rivelles.
-Teresa de Jesús (1961), de Juan de Orduña, con Aurora Bautista.
-Proceso a Jesús (1974), de José Luis Sáenz de Heredia, con José María Rodero.
El orden es cronológico, no valorativo. Y de hecho, lo primero que llama la atención son las fechas de producción.
-La relación sugiere que hay una década estelar del cine religioso, que son los años 50 y primeros 60. ¿Sucede lo mismo en otras cinematografías?
-El auge del cine religioso español se produce claramente en los años cincuenta. En mi libro trato de explicar esta realidad. El éxito de Balarrasa (1950) de José Antonio Nieves Conde y El Judas (1951) de Ignacio F. Iquino, unido a la asociación de Rafael Gil y Vicente Escrivá en Aspa Films inicia de algún modo -siempre estuvo presente en la producción española- el apogeo de lo religioso en las películas españolas.
»A ello no es ajeno el florecimiento del sentimiento religioso en la España de los cincuenta con hechos trascendentales como el Congreso Eucarístico de Barcelona de 1952 o a firma del Concordato entre el Estado y la Santa Sede en 1953. El texto confirmó la confesionalidad del Estado y el más completo reconocimiento de la Iglesia católica en España.
-¿No es, entonces, una cuestión de régimen político?
-En absoluto se puede afirmar que el cine religioso sea peculiar o exclusivo del franquismo. El cine de Hollywood -en esta época dorada, además- fue generoso en la producción de cine religioso, incluso la historia del milagro de Fátima fue objeto de una interesante película: El milagro de Nuestra Señora de Fátima (1952), dirigida por John Brahm e inferior a la de Rafael Gil.
»Así, hasta llegar a la colosal Los Diez Mandamientos (Cecil B. DeMille) en 1956 -el mayor intento por plasmar la Palabra de Dios en la pantalla, en certera frase del padre C.M. Staehlin-, podemos citar Siguiendo mi camino (1944) y Las campanas de Santa María (1945) de Leo McCarey, Las llaves del reino (1944) de John M. Stahl o la trágica y bellísima El fugitivo (1947) de John Ford -adaptación de Graham Greene-, con Henry Fonda en el personaje del sacerdote caído que sin embargo conserva la gracia del sacramento en su corazón. Todas ellas películas sobresalientes y a menudo cubiertas de Oscar, como la de Leo McCarey en 1944.
-¿Y en Europa?
-En el cine europeo, Rossellini llevó al cine Las florecillas de San Francisco y el francés Leo Joannon puso en pie la compleja y polémica El renegado (1954), sobre un sacerdote en una situación límite. Por su parte, Robert Bresson rodó la adaptación de Diario de un cura rural de Bernanos, una película que prefigura las futuras de Ingmar Bergman (El séptimo sello, El manantial de la doncella) y que en realidad se centran en un profundo análisis del espíritu y la presencia o ausencia de Dios, más que en una historia estrictamente religiosa. Bergman fue muy popular en los cineclub españoles de los años cincuenta y sesenta, y su obra mereció estudios muy completos por parte de escritores católicos. Pero su obra no es religiosa en el sentido íntimo del término.
»Y están por supuesto las grandes películas épicas, las maravillosas Los Diez Mandamientos (1956) de DeMille y Ben Hur (1959) de William Wyler o la interesante La túnica sagrada (1953) de Henri Koster. Todas ellas éxitos absolutos.
»Popular fue también la serie de Don Camilo, con Fernandel en el personaje del cura protagonista, célebre por su cachazudos debates con el alcalde comunista del pueblo.
-¿Alguno de los títulos escogidos alcanzó reconocimiento internacional?
-La señora de Fátima de Rafael Gil cosechó un notable éxito internacional, pero sin duda la película más universal de las seleccionadas es Marcelino Pan y Vino, de Ladislao Vajda.
»Se estrenó en prácticamente todos los países del mundo, pero fue en Francia y, muy especialmente en Italia, donde causó auténtica sensación. Marcelino Pan y Vino llegó a Estados Unidos, estrenándose el 22 de octubre de 1956 en Nueva York bajo el título de The miracle of Marcelino [El milagro de Marcelino], y por si fuera poco logró una mención especial del jurado en el prestigioso Festival Internacional de Cine de Cannes y un premio en el Festival de Berlín.
-Además de su calidad artística, ¿esas películas fueron también éxitos comerciales?
-Todas las seleccionadas, aparte de películas espléndidas, fueron en mayor o menor medida éxitos comerciales. Balarrasa de Nieves Conde fue muy popular en su momento y El Judas de Iquino, todo un acontecimiento. Tambien Fernando Fernán Gómez obtuvo un gran reconocimiento por su interpretación de La mies es mucha, de Sáenz de Heredia. Y Javier Escrivá siempre será recordado por su participación en Molokay (1959) de Luis Lucia dando vida al Padre Damián, el apóstol de los leprosos.
»El Judas fue además la primera película rodada íntegramente en catalán. Esta fue la primera vez que se autorizaba el doblaje en una de las lenguas no castellanas de España, aunque no llegara a exhibirse entonces en catalán en Barcelona: fue prohibida a última hora cuando todo el lanzamiento estaba ya preparado para su exhibición en las dos versiones: se pasaría en el Metropol y el Alexandra en castellano y en el Capitol en catalán.
-Ha escogido tres films de Rafael Gil, a quien ha consagrado varios libros. ¿Por qué se especializó en este tipo de cine? ¿Era religiosidad personal o conocimiento de los gustos del público?
-Tengo la fortuna de contar con el conocimiento y la amistad de Rafael Gil, hijo del gran director y artífice de la difusión permanente de la obra de su padre. Por supuesto, Gil fue un cineasta prolífico que se movió con soltura en todos los géneros cinematográficos, pero el ciclo de películas religiosas (las tres seleccionadas más otras notables como Sor Intrépida en 1952 o El canto del gallo en 1955) responden a la religiosidad personal de su autor, que se sintió satisfecho y orgulloso de su trabajo.
»La Señora de Fátima con Inés Orsini (célebre por su encarnación de María Goretti en Cielo sulla palude, 1949, de Augusto Genina), Fernando Rey, Tito Junco, José María Lado, María Dulce y José Nieto, es la mejor del cine religioso español.
-¿Por qué?
-La señora de Fátima aúna el trasfondo político (la ofensiva antirreligiosa del gobierno portugués del momento) con la humanidad de los personajes (la esposa del político ateo que acude a las apariciones rezando desde su silla de ruedas) o el plano inolvidable de José Nieto contemplando a su hija que acaba de recobrar la vista. Las niñas y el muchacho derrochan autenticidad, como toda la película, que posee el sabor de la sinceridad, de la auténtica fe. Cine, sin duda, para la eternidad.
»El beso de Judas, por su parte, es una impresionante recreación histórica -al estilo DeMille- del drama del discípulo que traicionó al Hijo del Hombre. Rafael Rivelles compone un Judas magistral.
»Rafael Gil volcó lo mejor de si mismo en estas películas, por eso nos siguen pareciendo sinceras y emocionantes.
-Y son, de una forma u otra, problemáticas. Es decir, parten de un conflicto interior de resolución no evidente. Dicho de otra forma, no son mera exaltación piadosa...
-La guerra de Dios -de nuevo Gil en su momento más creativo- es un film duro y sorprendente para la época. El papel del sacerdote protagonista fue para Claude Laydu -el mismo que hiciera un personaje semejante en el citado film de Bresson- y la historia cuenta con todas sus aristas el conflicto social en la mina, el egoísmo de algunos patronos y la solidaridad como nexo de unión entre las gentes y sus problemas. Francisco Rabal y Fernando Sancho brillaban en el reparto.
»Juan Manuel de Prada escribió sobre ella: "Rafael Gil brilló con luz propia, en una serie de películas con guion de Vicente Escrivá, entre las que destaca la grandiosa La guerra de Dios (1953), sobre las tribulaciones de un joven sacerdote en una aldea minera donde la injusticia social campa por sus fueros. una película áspera, subversiva, nada complaciente, en las antípodas del relamido cine ‘beato’, desbordante de amorosa humanidad y vibrante en su denuncia".
»La herida luminosa de Tulio Demichelli es otra joya. Protagonizada por Amparo Rivelles, Arturo de Córdova, Yolanda Varela, José María Rodero, Ramón Martori, el drama religioso de Josep Maria de SagarraLa ferida lluminosa galardonada con el Premio Nacional de Teatro en 1955 había conocido un sonoro triunfo en los escenarios catalanes en 1954 e, inmediatamente después, en el resto de España, adaptada al castellano por José María Pemán.
»La herida de sangre que salpica al doctor Molinos -fantástica fotografía de Georges Perinal, desarrollada con el Eastmancolor- es luz para el alma pero muerte para el cuerpo. Es un momento de singular emoción, el blanco del uniforme del médico, la sangre, la herida de luz y esperanza. Impresionante en verdad, con un Rodero desatado en una de sus mejores interpretaciones en cine y unos colosales Rivelles y Arturo de Córdoba. La obra fue doblada en México y en España, y tuvo un tercer doblaje en catalán con la anécdota de que fueron traducidos hasta los nombres de los actores (así esta en la versión en DVD que tengo en mi poder): Artur de Córdova, Empar Rivelles...
»Y qué decir de la magnífica Proceso a Jesús, de José Luis Saenz de Heredia, según la obra de teatro de Diego Fabbri: un grupo de sefardíes encabezado por Andrés Mejuto, José María Rodero, Mónica Randall y un inolvidable reparto de grandes actores españoles representan en Toledo el juicio de Cristo para tratar de dictaminar su consistencia jurídica.
»Rodero logra una interpretación absolutamente impresionante y ese plano en el que pide perdón a una anciana por haber delatado a su hijo (aunque ella no haya sido la madre, sino la mujer que interpreta el drama representado) es de una sinceridad asombrosa y simboliza el núcleo central de la fe: la redención, el sufrimiento, el perdón. Una película -y una obra de teatro- antológicas.
»El concepto de cine de “estampita” fue acuñado por la crítica convencional y tiene su origen en los muchos dislates de las Conversaciones de Salamanca. Pero una visión desprejuiciada de los conflictos sociales en La guerra de Dios, la reflexión teológica sobre Cristo en Proceso a Jesús, la dolorosa conversión del personaje de Antonio Vilar en El Judas, el desenlace de Balarrasa, desmienten por completo la presunta superficialidad del cine religioso español.
-A partir de 1975, y hasta hace muy poco, no ha habido en España prácticamente un cine de temática religiosa, salvo que fuese directa o indirectamente anti-religioso. ¿Hay alguna excepción?
-En 1997 José Luis Garci realizó una segunda versión de La herida luminosa, cambiando el sexo del protagonista sacerdote, que pasaba a convertirse en una monja encarnada por Cayetana Guillén Cuervo. Interesante, pero sin la pasión melodramática de la original, que es decididamente superior.
»Mas atractiva fue Canción de cuna, que ya llevara al cine José María Elorrieta en 1961. En este caso, la obra de Garci es mucho mejor que la primera. Se basa en la obra teatral homónima escrita en 1911 por Gregorio Martínez Sierra, aunque la autora material fue en realidad su mujer, María Lejárraga. Su sinopsis es sencilla. Un lugar de Castilla, a finales del siglo pasado. En un convento de monjas dominicas de clausura dejan una niña recién nacida. Las monjas se quedan con ella para educarla, después de que la adopte legalmente Don José (Alfredo Landa), el médico del pueblo, uno de los pocos varones que pueden entrar a la clausura. Pasan 18 años, la niña (Maribel Verdú) se casa con un buen muchacho del lugar (Carmelo Gómez) “Saber mirar es saber amar”, señala en voz tenue la película. Tal vez no sea cine religioso en sentido estricto, pero está tocada por la magia del espíritu.
»Carlos Saura se acercó al universo de San Juan de la Cruz (interpretado por Juan Diego) en La noche oscura (1989). Incluso para un agnóstico, nos dice el director, la mística es fundamental porque plantea el problema de la revelación, y sin revelación no hay arte posible.
-¿Por eso el cine español se ha fijado también en Santa Teresa?
-Teresa de Jesús en 1961 fue un melodrama religioso filmado con fe y convicción por Juan de Orduña, con Aurora Bautista, aunque no alcanzó el éxito esperado pese al guión, que contó con la presencia de José María Pemán y Manuel Mur Oti. Hoy se recuerda también a Conchita Velasco por su gran trabajo en la serie de televisión sobre la santa de Ávila, realizada por Josefina Molina en 1984. Teresa de Jesús cuenta con ocho capítulos que se rodaron en diez meses y tuvo como guionistas a Víctor García de la Concha y Carmen Martín Gaite.
-¿Por qué tan pocas producciones en medio siglo?
-Es cierta la marginación de la temática religiosa en el cine español de las últimas décadas. En ello confluyen varias causas. Desde luego, el miedo al fracaso comercial. Nada que ver con la década de los sesenta del siglo pasado, cuando el cine popular se nutría a menudo de sacerdotes simpáticos y valores positivos y desde luego religiosos.
-¿Nos puede recordar algunos?
-Raphael en El ángel (1969) de Vicente Escrivá, era un joven cantante que tras una crisis personal abraza el sacerdocio o Paco Martínez Soria era un veterano cura lleno de bondad en Se armó el belén (1971) de Sáenz de Heredia.
»Y sin olvidar Alegre juventud (1963), dirigida por Mariano Ozores con Emma Penella, Adolfo Marsillach, José Luis Ozores, Antonio Ozores, Elisa Montés. Cuatro jóvenes que, movidos por una fuerte vocación religiosa, han dejado atrás familia, amigos, trabajo y algún amor de juventud para ingresar en un seminario e iniciar una vida consagrada a Dios.
»Hoy sería impensable este argumento en una película comercial.
»Pero hay más razones, y no podemos dejar de lado el dirigismo cultural encubierto que ha decidido prescindir de cualquier visión trascendente en el arte.
-¿Boicot ideológico...?
-Una película es un producto caro, necesita difusión y distribución. Sin ellas es muy complicado llegar a la gente.
-Hasta que aparece un tal Mel Gibson...
-Tenemos el ejemplo de La Pasión de Cristo, la película de 2004 de Mel Gibson que arrasó en las taquillas de todo el mundo. Eugenio d'Ors nos hablaba de no seguir la opinión pública, sino de ser capaces de crearla. Seguramente ahí reside la posibilidad de futuro: esperanza, atrevimiento, batalla cultural en definitiva (sin olvidar la vertiente política y administrativa).
-En la última década, el esfuerzo de algunas productoras sí está dando a luz largometrajes directamente religiosos: Poveda, Claret, Red de libertad, Petra de San José, Luz de soledad...
-Conozco y aprecio los proyectos de Pablo Moreno, un auténtico francotirador del cine español. Las películas biográficas, Luz de soledad, Claret, Poveda… o la valiente Un Dios prohibido son islotes en la producción cinematográfica española. Sin embargo, lo mas preocupante no es tanto la ausencia de películas de contenido explícitamente religioso, sino la ocultación del hecho religioso en las historias y argumentos de las películas, o la presentación negativa y vacía de sacerdotes y religiosos.
-En Estados Unidos no siempre es así, ahí está Mark Wahlberg con El milagro del Padre Stu...
-O con casi revolucionarios episodios como A matter of faith de la mítica serie de Chuck NorrisWalker, Texas Ranger.
-¿Por qué "revolucionario"?
-Es una historia en la Navidad en la que no solo se relata la regeneración de un grupo de jóvenes rescatados de las bandas, o se exalta el espíritu de la Navidad, sino que se describe un milagro explícito. Varias acciones paralelas que se fusionan en torno a una estrella, a una oración, y al propio Walker deteniendo el enfrentamiento entre dos jóvenes mediante las palabras de Jesús en la Cruz sobre el perdón del Evangelio de San Lucas.
»Este episodio, que además gira en torno a los valores espirituales de la Navidad, es una de las películas más profundamente comprometidas con el misterio cristiano de la Navidad que se ha podido contemplar en una serie norteamericana generalista y de amplia difusión. La cita del Evangelio de San Lucas mencionado se convierte así en el clímax de la historia, algo sin duda insólito en el panorama de las serie de televisión tanto de los años noventa del siglo XX como aún más las del siglo XXI.
-¿Hay allí una percepción distinta de lo religioso en las producciones audiovisuales?
-En Estados Unidos hay una amplia producción de contenido religioso que suele llegar a España en DVD y blue ray exclusivamente. A destacar Prueba de fuego de Alex Kendrick. Producida en 2008 con un coste de quinientos mil dólares, recaudó más de treinta y tres millones, siendo la cuarta película más vista en la semana de su estreno. Su financiación corrió a cargo de Sherwood Pictures, una pequeña compañía ligada a la iglesia baptista de Sherwood, situada en Albany (Georgia).
»Muy interesante también La divina misericordia, película polaca de 2019 que cuenta la vida de la Hermana María Faustina Kowalska (Helena Kowalska, nacida en 1905), una monja de la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia en Plock, Polonia. Un día comenzó a sentir la presencia de Jesús y pudo incluso dibujar su santo rostro. La frase "Jezu, ufam Tobie" [Jesús, confío en Vos] se convierte en el centro de su vida. La monja acepta su misión: descubrir la verdad la luz, la misericordia, el rostro de Cristo. Misterio insondable de la belleza divina. Dirigida por Michal Kondrat con Kamila Kaminska, Maciej Malysa, Janusz Chabior.
Las grandes producciones religiosas del cine español se dieron en los años 50 y 60 y sí lo recoge Fernando Alonso Barahona en su último libro. En los últimos lustros comienzan a despegar de nuevo merced al esfuerzo contra corriente de productores y directores.
-¿Hay todavía un nicho para el cine religioso en España? Además de inversión, ¿qué hace falta?
-Fundamentalmente la sinceridad y el talento. A los que deberá acompañar una mejora de las circunstancias objetivas del escenario cultural y político. No hay normas establecidas, simplemente una buena historia, una puesta en escena viva, unas interpretaciones emotivas y desde luego dejar las puertas abiertas a la fe, al misterio, a la religación, al espíritu en definitiva.
»Los modelos son atractivos: ¿Cómo olvidar la conversión de Clark Gable en San Francisco tras escuchar a Jeannette MacDonald entonar Nearer my God to thee, o la última noche de los sitiados en El Álamo de John Wayne, el milagro de la gracia en Las noches de Cabiria de Federico Fellini, la pintura del caballero cristiano en El Cid, de Anthony Mann, o la parábola cristiana de Qué bello es vivir de Frank Capra, y que sintetiza de modo admirable el núcleo del cristianismo?
»El cine es un espléndido vehículo para el desarrollo y propagación de las verdades esenciales para el hombre, que la religión encierra y que dan sentido a la vida. Pero para ello hace falta valor, compromiso con la realidad, talento... y apoyos externos para crear, difundir y distribuir la creación.
»Sin olvidar -como ha escrito José Antonio Bielsa- animar a mirar a lo alto, a desprenderse de los clichés más burdos del cine de consumo de nuestros días. Esta orientación, inequívocamente, presupondría un cambio de mentalidad que llevaría, en un supuesto ideal, cierto tiempo en fraguarse.
»Como repetía Julián Marías: "Que por mí no quede". Que por nosotros no quede.