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martes, 1 de noviembre de 2022

Evangelio del día


 

Evangelio según San Mateo 5,1-12a.

Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él.
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
"Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron."


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Bulle

Balduino de Ford (¿-c. 1190)
abad cisterciense, después obispo
Tratado sobre la vida cenobítica; PL 204, 544s


«Creo en la comunión de los santos»

Queridos hermanos, veamos detalladamente, todo aquello que concierne a nuestra vida en común, "conservando la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz" por "la gracia de nuestro Señor Jesucristo y el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo" (Ef 4,3; 2 Cor 13,13). La unidad del Espíritu procede del amor de Dios; de la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el vínculo de la paz; de la comunión del Espíritu Santo, la comunión que es necesaria para aquellos que viven en común...
«Creo, Señor, en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos" (Credo). Esta es mi esperanza, mi confianza y mi seguridad en la confesión de mi fe... Si me das, Señor, "el amor y el amar a mi prójimo" (Mateo 22,37-39), aunque pocos son mis méritos, mi esperanza se eleva muy por encima. Estoy seguro de que a través de la comunión de la caridad, los méritos de los santos me serán de utilidad y por lo tanto la comunión de los santos supliran mi insuficiencia y mi imperfección... La caridad dilata nuestra esperanza en la comunión de los santos, en la comunión de recompensas. Pero esta vez se refiere al futuro: es la comunión de la gloria que se revelará en nosotros.
Hay, por tanto, tres tipos de comunión: comunión con la naturaleza, a la que se añadió la comunión de la culpa..., la comunión de la gracia, y, finalmente, la de la gloria. Por la comunión de gracia, la comunión de la naturaleza empieza a ser restaurada y la de la culpa queda excluida, pero por la comunión de la gloria, la de la naturaleza será reparada perfectamente y la cólera de Dios, será totalmente excluida, cuando "Dios enjugará toda lágrima de los ojos" de los santos (Is 25,8; Ap 21,4). Entonces todos los santos serán "un solo corazón y una sola alma" y "todas las cosas serán comunes," porque Dios será «todo en todos" (Hechos 4:32, 1 Corintios 15:28). Para que logremos esta comunión y seamos uno, que "la gracia de nuestro Señor Jesucristo, y el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén siempre con todos nosotros. Amén". (EDD)

Oración

Padres espirituales a los que debemos nuestra fe,
y vivisteis como Jesús, hace más o menos tiempo,
a Él que venció a la muerte
pedidle por nosotros.

Profetas que descifrasteis los signos de los tiempos
y nos mostrasteis cómo Dios va actuando,
a quien es la luz que ilumina la oscuridad
pedidle por nosotros.

Almas puras, santos inocentes
que cantáis a Dios junto a los ángeles,
al que llamó a los niños a su lado
pedidle por nosotros.

Apóstoles que llevasteis a la Iglesia
una base sólida sobre la que levantarse,
a quien es la Verdad
pedidle por nosotros.

Mártires que llegasteis a la vida eterna
desde la arena del circo, playas, iglesias y calles,
a quien os dio fuerza en los ataques
pedidle por nosotros.

Vírgenes parecidas a las flores
que llevasteis la pureza al mundo
a quien es fuente de vida y belleza
pedidle por nosotros.

Monjes que en la lucha de la vida
pedisteis paz en el silencio
al que es la calma en las tormentas
pedidle por nosotros.

Doctores que nos dejasteis
tesoros de sabiduría y virtud
a aquel de quien procede toda ciencia
pedidle por nosotros.

Ovejas del rebaño de Cristo,
santas y santos todos,
pedidle que perdone nuestras culpas
a Aquel que vive y reina entre vosotros.

(Aleteia)

















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