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viernes, 23 de agosto de 2024

Evangelio del día

 


Libro de Ezequiel 37,1-14.

La mano del Señor se posó sobre mí, y el Señor me sacó afuera por medio de su espíritu y me puso en el valle, que estaba lleno de huesos.
Luego me hizo pasar a través de ellos en todas las direcciones, y vi que los huesos tendidos en el valle eran muy numerosos y estaban resecos.
El Señor me dijo: "Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos?". Yo respondí: "Tú lo sabes, Señor ".
El me dijo: "Profetiza sobre estos huesos, diciéndoles: Huesos secos, escuchen la palabra del Señor.
Así habla el Señor a estos huesos: Yo voy a hacer que un espíritu penetre en ustedes, y vivirán.
Pondré nervios en ustedes, haré crecer carne sobre ustedes, los recubriré de piel, les infundiré un espíritu, y vivirán. Así sabrán que yo soy el Señor ".
Yo profeticé como se me había ordenado, y mientras profetizaba, se produjo un temblor, y los huesos se juntaron unos con otros.
Al mirar, vi que los huesos se cubrían de nervios, que brotaba la carne y se recubrían de piel, pero no había espíritu en ellos.
Entonces el Señor me dijo: "Convoca proféticamente al espíritu, profetiza, hijo de hombre, Tú dirás al espíritu: Así habla el Señor: Ven, espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos para que revivan".
Yo profeticé como él me lo había ordenado, y el espíritu penetró en ellos. Así revivieron y se incorporaron sobre sus pies. Era un ejército inmenso.
Luego el Señor me dijo: Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Ellos dicen: "Se han secado nuestros huesos y se ha desvanecido nuestro esperanza. ¡Estamos perdidos!".
Por eso, profetiza diciéndoles: Así habla el Señor: Yo voy a abrir las tumbas de ustedes, los haré salir de ellas, y los haré volver, pueblo mío, a la tierra de Israel.
Y cuando abra sus tumbas y los haga salir de ellas, ustedes, mi pueblo, sabrán que yo soy el Señor.
Yo pondré mi espíritu en ustedes, y vivirán; los estableceré de nuevo en su propio suelo, y así sabrán que yo, el Señor, lo he dicho y lo haré -oráculo del Señor-.


Salmo 107(106),2-3.4-5.6-7.8-9.

Que lo digan los redimidos por el Señor,
los que él rescató del poder del enemigo
y congregó de todas las regiones:
del norte y del sur, del oriente y el occidente;

los que iban errantes por el desierto solitario,
sin hallar el camino hacia un lugar habitable.
Estaban hambrientos, tenían sed
y ya les faltaba el aliento;

pero en la angustia invocaron al Señor,
y él los libró de sus tribulaciones:
los llevó por el camino recto,
y así llegaron a un lugar habitable.

Den gracias al Señor por su misericordia
y por sus maravillas en favor de los hombres,
porque él sació a los que sufrían sed
y colmó de bienes a los hambrientos.


Evangelio según San Mateo 22,34-40.

Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con Él,
y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
"Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?".
Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu.
Este es el más grande y el primer mandamiento.
El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas".


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

Bulle

Beato Juan van Ruysbroeck (1293-1381)
canónigo regular
Los siete modos del amor espiritual (Les sept degrés de l’amour spirituel, in Lectures chrétiennes pour notre temps, Abbaye d'Orval, 1970), trad. sc©evangelizo.org


El canto del Amor

El primer modo de canto celeste es el amor a Dios y al prójimo.
El Padre nos envió a su Hijo para enseñárnoslo. El que no conoce
ese modo, no puede entrar en el coro celeste, ya que no tiene ni
el conocimiento ni el ornamento y deberá vivir eternamente afuera. (…)
Amar a Dios y al prójimo en vista de Dios, a causa de Dios y
en Dios, he aquí en efecto, lo más sublime y alegre que puede ser
cantado en el cielo y la tierra. El arte y la ciencia de este canto son
dados por el Espíritu Santo. Cristo, nuestro solista y director de coro,
ha cantado desde el inicio y nos entonará eternamente el cántico de
fidelidad y amor sin fin. Después, nosotros, también cantaremos con
toda nuestra fuerza, tanto aquí abajo como en medio del coro
de la gloria de Dios.
Así, el amor verdadero y sin fingimientos, es el canto común que
 tienen todos que conocer para ser parte del coro de los ángeles y
santos en el Reino de Dios. El amor es raíz y causa de todas las virtudes
interiores y ornamento y verdadero atavío de las buenas obras exteriores.
Vive de sí mismo y es su propia recompensa. No puede equivocarse en
su acción porque fuimos precedidos y superados por Cristo, que nos ha
enseñado el amor y que vivió en el amor con los suyos. Debemos
entonces imitarlo, para ser salvados y bienaventurados con él.
Tal es el primer modo del canto celeste, que la sabiduría de Dios
enseña por medio del Espíritu Santo a todos sus discípulos
obedientes. (EDD)

Oración

Bendito Señor, Padre bondadoso y misericordioso, en esta ocasión
me presento ante Ti 
para bendecir tu gran nombre, alabarte y
glorificarte 
por todas las maravillas que Tú haces en mi vida; por
todas las bendiciones que me has regalado, 
pues sé muy bien
que siempre estás a mi lado 
y no tengo más que agradecimientos
sinceros para Ti, 
mi Dios maravilloso. Gracias por mi familia, 
por mi trabajo, porque me permites salir adelante a pesar de la
adversidad, 
gracias porque tengo un pan sobre mi mesa y
un techo bajo el cual reposar la cabeza.

Gracias porque puedo sentir Tu amor vivo en cada instante
de mi vida 
y aunque sé que no hay amor más grande y sincero
que el tuyo, 
según sea Tu voluntad mi Señor. Concédeme poder
corresponder.

(cf. unidosenoracion.org)





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