Invitamos a los matrimonios y a personas interesadas en una familia feliz, a leer y asimilar pasajes de la Exhortación pontifical 'Amoris laetitia' del Papa Francisco.
La familia en los documentos de la Iglesia
67.
El Concilio Ecuménico Vaticano II, en la Constitución pastoral Gaudium et spes, se ocupó de «la promoción de la dignidad
del matrimonio y la familia» (cf. 47-52). Definió el matrimonio como comunidad
de vida y de amor (cf. 48), poniendo el amor en el centro de la familia [...]
El “verdadero amor entre marido y mujer” (49) implica la entrega mutua, incluye
e integra la dimensión sexual y la afectividad, conformemente al designio
divino (cf. 48-49). Además, subraya el arraigo en Cristo de los esposos: Cristo
Señor “sale al encuentro de los esposos cristianos en el sacramento del
matrimonio” (48), y permanece con ellos. En la encarnación, él asume el amor
humano, lo purifica, lo lleva a plenitud, y dona a los esposos, con su
Espíritu, la capacidad de vivirlo, impregnando toda su vida de fe, esperanza y
caridad. De este modo, los esposos son consagrados y, mediante una gracia
propia, edifican el Cuerpo de Cristo y constituyen una iglesia doméstica
(cf. Lumen gentium, 11), de manera que la Iglesia, para
comprender plenamente su misterio, mira a la familia cristiana, que lo
manifiesta de modo genuino»[59].
68.
Luego, «siguiendo las huellas del Concilio Vaticano II, el beato Pablo VI
profundizó la doctrina sobre el matrimonio y la familia. En particular, con la
Encíclica Humanae vitae, puso de relieve el vínculo íntimo entre
amor conyugal y procreación: “El amor conyugal exige a los esposos una
conciencia de su misión de paternidad responsable sobre la que hoy tanto se
insiste con razón y que hay que comprender exactamente [...] El ejercicio
responsable de la paternidad exige, por tanto, que los cónyuges reconozcan
plenamente sus propios deberes para con Dios, para consigo mismos, para con la
familia y la sociedad, en una justa jerarquía de valores” (10). En la
Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, el beato Pablo VI evidenció la relación
entre la familia y la Iglesia»[60].
69.
«San Juan Pablo II dedicó especial atención a la familia mediante sus
catequesis sobre el amor humano, la Carta a las familias Gratissimam sane y sobre todo con la Exhortación
apostólica Familiaris consortio. En esos documentos, el Pontífice definió a
la familia “vía de la Iglesia”; ofreció una visión de conjunto sobre la
vocación al amor del hombre y la mujer; propuso las líneas fundamentales para
la pastoral de la familia y para la presencia de la familia en la sociedad. En
particular, tratando de la caridad conyugal (cf. Familiaris consortio, 13), describió el modo cómo los cónyuges,
en su mutuo amor, reciben el don del Espíritu de Cristo y viven su llamada a la
santidad»[61].
70.
«Benedicto XVI, en la Encíclica Deus caritas est, retomó el tema de la verdad del amor entre
hombre y mujer, que se ilumina plenamente sólo a la luz del amor de Cristo
crucificado (cf. n. 2). Él recalca que “el matrimonio basado en un amor
exclusivo y definitivo se convierte en el icono de la relación de Dios con su
pueblo y, viceversa, el modo de amar de Dios se convierte en la medida del amor
humano” (11). Además, en la Encíclica Caritas in veritate, pone de relieve la importancia del amor
como principio de vida en la sociedad (cf. n. 44), lugar en el que se aprende
la experiencia del bien común»[62].
De la Exhortación ‘Sobre el Amor en la Familia’ (Capítulo III: Vocación de
la Familia)
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