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viernes, 16 de agosto de 2024

Ortega detiene a otros dos sacerdotes y desata una cacería contra la diócesis del obispo Rolando

 Padre Denis y padre Leonel

El padre Denis (a la izquierda de la foto) colaboró hace poco tiempo
en una parroquia del centro de Madrid, donde acompañó
a las comunidades del Camino Neocatecumenal.




El sacerdote nicaragüense Denis Martínez, de la Diócesis de Matagalpa, en el norte de Nicaragua, fue detenido este domingo por el régimen de Daniel Ortega tras su represión desatada contra los católicos. 

"Otro cura de la Diócesis de Matagalpa ha sido secuestrado por la Policía Nacional mientras se dirigía a celebrar la Santa Misa", dijo en sus redes Molina, autora del estudio ‘Nicaragua: ¿Una Iglesia perseguida?’ y que da seguimiento a esos casos. "Se trata del sacerdote Denis Martínez. Oremos para que se respete su integridad física y psicológica", indicó la abogada, exiliada en Estados Unidos.

El padre Denis, precisamente, colaboró hace poco tiempo en una parroquia del centro de Madrid, donde acompañó a las comunidades del Camino Neocatecumenal. Allí todavía le recuerdan y los hermanos rezan para que pronto sea liberado.

Cacería contra la diócesis de Álvarez

En la víspera también fue detenido el sacerdote nicaragüense Leonel Balmaceda, de la Diócesis de Estelí, en el norte de Nicaragua. Además, las autoridades detuvieron a la laica Carmen Sáenz, colaboradora de la Curia Episcopal de la Diócesis de Matagalpa. De momento, el régimen no ha dado ninguna explicación a estas detenciones.

Según Molina, "la dictadura sandinista pretende exterminar la presencia de la Iglesia católica en la Diócesis de Matagalpa". La Diócesis de Matagalpa está pastoreada desde el exilio por el obispo Rolando Álvarez, excarcelado y enviado a Roma en enero pasado. Álvarez también es el administrador apostólico de la Diócesis de Estelí.

El jueves pasado, el Gobierno de Nicaragua informó de que había enviado al Vaticano a un grupo de sacerdotes nicaragüenses que se encontraban detenidos y bajo vigilancia policial en el seminario de Managua. Los sacerdotes nicaragüenses enviados al Vaticano el miércoles pasado son Edgar Sacasa, Ulises Vega, Marlon Velázquez, Víctor Godoy, Harvin Torres, Jairo Pravia y Silvio Romero, todos de la Diócesis de Matagalpa.

Al parecer, el Gobierno de Ortega está presionando al Vaticano para nombrar un nuevo obispo en la Diócesis de Matagalpa y en la Diócesis de Estelí. El régimen sandinista acordó en enero pasado con la Santa Sede el envío al Vaticano de Álvarez y del obispo Isidoro Mora, junto a 15 sacerdotes y dos seminaristas nicaragüenses, a los que tenía privados de libertad.

El 9 de febrero de 2023, las autoridades excarcelaron a ocho sacerdotes y los enviaron a Estados Unidos, como parte de 222 excarcelados políticos nicaragüenses. En esa ocasión el obispo Álvarez se negó a subirse al avión, fue enviado a una prisión de máxima seguridad, y condenado a 26 años y cuatro meses de prisión por delitos de traición a la patria.

La condena fue dictada un día después de que rechazase subirse al avión que lo iba a llevar a Estados Unidos, lo que provocó la indignación del presidente Ortega, que lo calificó de "soberbio", "desquiciado" y "energúmeno". Las relaciones de Ortega y la Iglesia viven momentos de gran tensión, caracterizadas por la expulsión y encarcelamiento de sacerdotes, la prohibición de actividades religiosas, y la suspensión de sus relaciones diplomáticas.

ReL

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Papa Francisco - Amar a los enemigos es difícil pero eso pide el Señor.

¿Cómo se puede amar a aquellos que "toman la decisión de bombardear y asesinar a tantas personas"? ¿Cómo se "puede amar a aquellos que por amor al dinero no dejan que las medicinas lleguen a los ancianos y los dejan morir"? ¿O a aquellos que sólo buscan "el propio interés, el propio poder y hacen tanto mal"? "Amar al enemigo parece una cosa difícil, pero es lo que nos pide el Señor".
Para perdonar a los enemigos, es fundamental rezar por ellos, pedir al Señor que les cambie el corazón. La liturgia de estos días, propone justamente esta "actualización de las leyes que hace Jesús", desde la ley del Monte Sinaí a la Ley del Monte de las Bienaventuranzas.

Todos nosotros tenemos enemigos, pero en el fondo nosotros mismos podemos convertirnos en enemigos de los otros.

"Tantas veces también nosotros nos convertimos en enemigos de otros: no los queremos. Y Jesús nos dice que debemos ¡amar a los enemigos! ¡Y esto no es fácil! No es fácil, pensamos que Jesús ¡nos pide demasiado! Dejamos esto para las monjas de clausura, que son santas; dejamos esto para alguna alma santa, pero en la vida común esto no se puede. Y esto ¡tiene que poderse! Jesús dice: 'No, ¡debemos hacer esto! Porque de lo contrario ustedes son como los publicanos, como los paganos. No son cristianos’".

Entonces ¿cómo podemos amar a nuestros enemigos? Jesús, "nos dice dos cosas": ante todo mirar al Padre que "hace surgir el sol sobre malos y buenos" y "hace llover sobre justos e injustos". Dios "tiene amor para todos". Y luego, Jesús nos pide ser "perfectos como es perfecto el Padre Celeste", "imitar al Padre con aquella perfección del amor".

Jesús, "perdona a sus enemigos", "hace de todo para perdonarlos". Vengarse en cambio, no es cristiano. Pero ¿cómo podemos llegar a amar a nuestros enemigos? Rezando. "Cuando uno reza por aquello que nos hace sufrir es como que el Señor viene con el aceite y prepara nuestros corazones a la paz":

"¡Rezar! Es lo que nos aconseja Jesús: '¡Recen por sus enemigos! ¡Recen por aquellos que los persiguen! ¡Recen!' y decirle a Dios: 'Cámbiale el corazón. Tiene un corazón de piedra, pero cámbialo, dale un corazón de carne, que sienta y que ame'. Les dejo sólo esta pregunta y cada uno responda en su corazón: '¿Rezo por mis enemigos? Rezo por aquellos que no me quieren?' Si decimos 'si', yo diré: 'Adelante, reza cada vez más, este es un buen camino'. Si la respuesta es 'no', el Señor dice: 'Pobrecito, ¡También tú eres enemigo de los otros!'".

"Rezar para que el Señor cambie el corazón de aquellos. También podemos decir: 'Pero éste me ha hecho mucho daño', o aquellos han hecho cosas malas, y esto empobrece a las personas, empobrece la humanidad. Y con tal argumento pretendemos llevar adelante la venganza, eso del ojo por ojo, diente por diente".

Es verdad, el amor por los enemigos "nos empobrece". Pero "nos hace pobres" como Jesús "cuando vino hasta nosotros, se bajó y se hizo pobre" por nosotros. Alguien, podría decir que esto no es un buen negocio "si el enemigo me hace más pobre" es cierto, "según los criterios del mundo no es un buen negocio".

Pero este, es "el camino que siguió Jesús" que de rico se hizo pobre por nosotros. En aquella pobreza, "en aquel abajamiento de Jesús se encuentra la gracia que nos ha justificado a todos, que nos ha hecho ricos". Es el "misterio de salvación":

"Con el perdón, con el amor al enemigo, nos volvemos más pobres: el amor nos empobrece, pero aquella pobreza es semilla de fecundidad y de amor por los otros. Como la pobreza de Jesús, que se ha convertido en gracia de salvación para todos nosotros, riqueza...

Nosotros que estamos hoy en esta Misa, pensemos en nuestros enemigos y en aquellos que no nos quieren: sería hermoso que ofreciésemos la Misa por ellos: Jesús, el sacrificio de Jesús, por ellos, por aquellos que no nos aman".

"Y también por nosotros, para que el Señor nos enseñe esta sabiduría tan difícil, pero tan hermosa porque nos hace asemejarnos al Padre, a nuestro Padre y hace salir el sol para todos, buenos y malos. Y nos hace asemejar al Hijo, a Jesús, que en su abajarse se hizo pobre para enriquecernos, a nosotros, con su pobreza.
(Homilía del Papa Francisco, martes 18 de junio de 2013, en la Casa Santa Marta)





























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