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domingo, 25 de agosto de 2024

6 consejos para aprovechar la verdadera gracia del domingo: «Cuando lo haces proteges tu matrimonio»

La vida de los Naughton cambió al pasar
de dedicar los domingos al trabajo a vivir el día del Señor

Michael Naughton, a la izquierda, junto con su hija Clare Gooding,
sus nietas Siena y Ruth y Teresa, su mujer, a la derecha
.



El domingo debe ser distinto, predica el matrimonio Naughton. Durante años, acostumbraron a vivir los domingos “como un día distinto, pero no necesariamente especial”. Michael, titulado en teología, había entregado su vida al trabajo, como directivo en una empresa de mecanismos de torsión y también como profesor e impulsor de un instituto de pensamiento social católico. Pero un día de 1999 sufrió un grave ataque de ansiedad. En ese momento, fue consciente de que su vida no debía ser definida sólo desde su vertiente laboral. Decidió empezar a “vivir la verdadera gracia del domingo”.

Un reportaje en Catholic Spirit expone los hábitos y costumbres de este matrimonio para recuperar la vivencia cristiana del domingo y su difusión desde Sunday Reclaimed.

“Un día de limpieza”

Michael Naughton y su esposa Teresa residen en Minnesota (Estados Unidos). El matrimonio ha contado como, durante años, “los domingos se vivían como una especie de día de la limpieza, para hacer las tareas del hogar, el trabajo que nos quedaba por hacer de la semana y meter la misa donde se podía”.

Para el matrimonio, “el domingo no era un día de trabajo como cualquier otro, pero la mentalidad era la misma”.

Explican que el principal problema de ver el domingo “como un día más” es que se puede instrumentalizar, reduciéndolo a una simple ayuda o preparación para la semana laboral. Un enfoque tan utilitarista, explica el matrimonio, puede apartar a las personas de la verdadera gracia del domingo, haciéndolas caer en la “tristeza dominical”.

Michael Naughton.

Michael Naughton, durante una entrevista en la Universidad Santo Tomás.

Cambiaron su vida tras un ataque de ansiedad

En 1999 Michael sufrió un ataque de ansiedad mientras trabajaba. Describe lo sucedido como humillante, pero especialmente lo consideró como una amenaza a su capacidad de hacer y trabajar.

Fue consciente de que dedicarse por entero al trabajo le estaba dejando insatisfecho e infeliz con su vida. El matrimonio reconsideró su forma de vivir el domingo de acuerdo con su fe y decidieron dejar de trabajar y madrugar este día de la semana para santificarlo.

Los efectos se notaron de inmediato” en su familia, explican. “Fue como la mañana del día de Navidad”.

El ocio dominical, ¿mucho más que descansar?

Los Naughton tuvieron “un cambio de mentalidad” y comprendieron que “el domingo se trata de descansar, pero es un descanso en el Señor, no un mero descanso de la actividad o la ausencia de trabajo”. De hecho, el matrimonio considera el ocio como “la base de la cultura”. “Es un hábito contemplativo que debe ser cultivado y encarnado”, siendo su mayor forma “la adoración”.

No practicar el verdadero ocio en domingo impide que el hombre tenga una comprensión verdadera y completa de sí mismo y de su necesidad de recibir a Dios, sin lo cual la incomodidad y la ansiedad que muchos experimentan el domingo es un resultado fácilmente predecible”.

Libro Getting Work Right, de Michael Naughton.

Puede adquirir en inglés Getting Work Right aquí (con prólogo del cardenal Turkson)

Seis hábitos para santificar y descansar en domingo

A partir de estas reflexiones, Michael Naughton escribió Getting Work Right, donde ofrece una serie de hábitos y prácticas para recuperar el domingo.

1º Un tiempo dedicado a adorar

Uno de los escritos del matrimonio explica en La restauración del tiempo para el Señor que así como los templos son espacios consagrados para Dios, el domingo es un tiempo dedicado a adorar, al culto y a dialogar con Dios.

2º Concebir el trabajo como un regalo

Las personas no pueden dar lo que no tienen, y esto se aplica al domingo no solo en el sentido de que no se pueda trabajar si no se ha descansado antes. También, y más importante, es que el trabajo no puede ser una donación personal a los demás, si las personas no han recibido antes su vida y habilidades como un regalo de Dios.

3º Cultivar el silencio: "Ayuno" de pantallas

En su libro, Michael expone como generalmente su familia “ayuna” de pantallas y tecnología los domingos. En lugar de despertarse temprano para escribir o trabajar, lo hace para comenzar el día como una oración prolongada y si se le ocurre algo sobre su trabajo, lo apunta en un papel en lugar de abrir su ordenador.

4º Ordenar el día en torno a la misa

Celebrar el domingo se trata de afirmar la bondad del Señor, y el centro de esta celebración es la misa. La preparación para una misa bien aprovechada comienza rezando con las lecturas dominicales durante la semana. Teresa camina hacia la iglesia como si fuera una pequeña peregrinación. Eso le permite reflexionar y preparar la misa.

5º Cultivar la alegría, con oración y en familia

Para los Naughton, la alegría no solo reside en la liturgia del domingo. También tratan de comenzar y acabar el día con una oración, y viven el día como una fiesta con grandes desayunos, juegos de mesa, libros, paseos al aire libre o haciendo deporte con amigos y familiares.

6º Obras de caridad, tratar con otros, evangelizar

También se preocupan de cumplir la práctica tradicional de la caridad en domingo. Esto puede incluir desde ir a un voluntariado en comedores sociales o albergues de personas sin hogar, llamar a un miembro de la familia que esté solo en su casa o simplemente invitar a otras personas a comer, lo que puede ser también una “poderosa herramienta para evangelizar”.

Proteger el domingo es proteger tu matrimonio

El matrimonio asegura que los resultados de celebrar el domingo fueron inmediatos en sus vidas.

“Una vez que empiezas, te encuentras con que tienes tiempo para hacer todas las cosas que necesitas hacer, mientras que otras pierden su importancia”, explica Teresa. “Cuando proteges el domingo, proteges tu relación con el Señor y proteges a tu familia y tu matrimonio”, concluye Michael. “Y necesitamos mucha protección”. 

J.M.C., ReL

Vea también    La Liturgia de la Iglesia católica



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