El Adviento, palabra latina que significa "venida", indica la preparación que debemos vivir los cristianos para el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, el cual dura cuatro semanas. Aleteia tiene una sugerencia para hacer oración en familia alrededor de la corona y encender una vela cada domingo.
Primer domingo de Adviento
La promesa de salvación
Para empezar:
Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
(Se apagan las luces, un lector toma la biblia y lee Génesis, capítulo 3)
La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que el Señor Dios había hecho, y dijo a la mujer: "¿Así que Dios les ordenó que no comieran de ningún árbol del jardín?"
La mujer le respondió: "Podemos comer los frutos de todos los árboles del jardín. Pero respecto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: No coman de él ni lo toquen, porque de lo contrario quedarán sujetos a la muerte".
La serpiente dijo a la mujer: "No, no morirán. Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y serán como dioses, conocedores del bien y del mal".
Cuando la mujer vio que el árbol era apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para adquirir discernimiento, tomó de su fruto y comió; luego se lo dio a su marido, que estaba con ella, y él también comió.
Entonces se abrieron los ojos de los dos y descubrieron que estaban desnudos. Por eso se hicieron unos taparrabos, entretejiendo hojas de higuera. Al oír la voz del Señor Dios que se paseaba por el jardín, a la hora en que sopla la brisa, se ocultaron de él, entre los árboles del jardín.
Pero el Señor Dios llamó al hombre y le dijo: "¿Dónde estás?" "Oí tus pasos por el jardín, respondió él, y tuve miedo porque estaba desnudo. Por eso me escondí". El replicó: "¿Y quién te dijo que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del árbol que yo te prohibí?"
El hombre respondió: "La mujer que pusiste a mi lado me dio el fruto y yo comí de él". El Señor Dios dijo a la mujer: "¿Cómo hiciste semejante cosa?". La mujer respondió: "La serpiente me sedujo y comí".
Y el Señor Dios dijo a la serpiente: "Por haber hecho esto, maldita seas entre todos los animales domésticos y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre, y comerás polvo todos los días de tu vida.
Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo. El te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón".
Y el Señor Dios dijo a la mujer: "Multiplicaré los sufrimientos de tus embarazos; darás a luz a tus hijos con dolor. Sentirás atracción por tu marido, y él te dominará".
Y dijo al hombre: "Porque hiciste caso a tu mujer y comiste del árbol que yo te prohibí, maldito sea el suelo por tu culpa. Con fatiga sacarás de él tu alimento todos los días de tu vida. El te producirá cardos y espinas y comerás la hierba del campo. Ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, de donde fuiste sacado. ¡Porque eres polvo y al polvo volverás!"
El hombre dio a su mujer el nombre de Eva, por ser ella la madre de todos los vivientes. El Señor Dios hizo al hombre y a su mujer unas túnicas de pieles y los vistió.
Después el Señor Dios dijo: "El hombre ha llegado a ser como uno de nosotros en el conocimiento del bien y del mal. No vaya a ser que ahora extienda su mano, tome también del árbol de la vida, coma y viva para siempre".
Entonces expulsó al hombre del jardín de Edén, para que trabajara la tierra de la que había sido sacado. Y después de expulsar al hombre, puso al oriente del jardín de Edén a los querubines y la llama de la espada zigzagueante, para custodiar el acceso al árbol de la vida.
Palabra de Dios.
R= Te alabamos, Señor.
(Después el guía da la siguiente explicación):
Adán y Eva se dejaron engañar por el demonio al pensar que podían saber más que Dios y hacer lo que Él había prohibido. Así comenzó el pecado en el mundo y todo se volvió oscuridad para el hombre, pues el pecado nos aleja de Dios, pero Dios prometió enviarnos a un Salvador.
Vela
Meditemos:
Hoy se enciende la primera vela, que es la vela del arrepentimiento. El color de la vela nos recuerda que es un tiempo de penitencia, de conversión.
Oración
Que esta corona nos ayude a preparar los corazones de cada uno de los que formamos la familia para tu llegada el día de Navidad. Te lo pedimos, Señor.
Para terminar
Te damos gracias, Señor, por mandarnos a tu Hijo a salvarnos y te pedimos ayuda para preparar nuestro corazón a la venida de Cristo. Amén
Cantar
Se puede concluir con un canto que todos conozcan ("Ven, ven Señor, no tardes, o algún otro).
Mónica Miñoz, aleteia
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Padre Eterno, yo te ofrezco la preciosísima Sangre de tu Divino Hijo Jesús en unión con las Santas Misas celebradas hoy día a través del mundo por todas las benditas ánimas del purgatorio, por todos los pecadores del mundo. Por los pecadores de la Iglesia Universal, por aquellos en mi propia casa y dentro de mi familia.
Cuenta San Pío de Pietrelcina: Una tarde, mientras estaba solo en el coro orando, vi a un fraile joven, quitando el polvo del altar mayor y colocando floreros; en una palabra, arreglando el altar. Creyendo que era fray León, me asomo y le digo:
Asistir a la Santa Misa es unirse a Jesucristo; es, por tanto, para nosotros el acto más saludable.
Ninguna otra penitencia sacramental pueden imponer los confesores a sus penitentes cuyo valor satisfactorio pueda compararse de suyo al de una sola Misa ofrecida a Dios. ¡Qué dulce purgatorio puede ser para el alma la Santa Misa!
Se cuenta en la vida de san Bernardo que estaba un día celebrando misa en Roma, en una iglesia cerca de Tre Fontane, llamada Scala coeli, escalera del cielo. Oraba por los difuntos y, después de la consagración, vio a un ángel descender al purgatorio y llevar un alma al cielo. San Bernardo siguió rezando por estas almas del purgatorio y empezó a subir otra y otra, y se formó como una escalera de almas que subían al cielo. Fue tal la impresión de san Bernardo que les contó esta visión a sus acompañantes y de ahí se empezó a llamar a aquella iglesia scala coeli.
La Santa Misa es el don más grande que se puede ofrecer al Señor por las almas, para sacarlas del purgatorio, librarlas de sus penas y llevarlas a gozar de la gloria.
Por cada Misa que se dice, muchas almas salen del purgatorio y vuelan al cielo.
