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martes, 26 de noviembre de 2024

Para que tu familia sea (más) feliz 241-242

  Invitamos a los matrimonios y a personas interesadas en una familia feliz, a leer y asimilar pasajes de la Exhortación pontifical 'Amoris laetitia' del Papa Francisco.

 

Acompañar después de rupturas y divorcios

241. En algunos casos, la valoración de la dignidad propia y del bien de los hijos exige poner un límite firme a las pretensiones excesivas del otro, a una gran injusticia, a la violencia o a una falta de respeto que se ha vuelto crónica. Hay que reconocer que «hay casos donde la separación es inevitable. A veces puede llegar a ser incluso moralmente necesaria, cuando precisamente se trata de sustraer al cónyuge más débil, o a los hijos pequeños, de las heridas más graves causadas por la prepotencia y la violencia, el desaliento y la explotación, la ajenidad y la indiferencia»[257]. Pero «debe considerarse como un remedio extremo, después de que cualquier intento razonable haya sido inútil»[258].

242. Los Padres indicaron que «un discernimiento particular es indispensable para acompañar pastoralmente a los separados, los divorciados, los abandonados. Hay que acoger y valorar especialmente el dolor de quienes han sufrido injustamente la separación, el divorcio o el abandono, o bien, se han visto obligados a romper la convivencia por los maltratos del cónyuge. El perdón por la injusticia sufrida no es fácil, pero es un camino que la gracia hace posible. De aquí la necesidad de una pastoral de la reconciliación y de la mediación, a través de centros de escucha especializados que habría que establecer en las diócesis»[259]Al mismo tiempo, «hay que alentar a las personas divorciadas que no se han vuelto a casar —que a menudo son testigos de la fidelidad matrimonial— a encontrar en la Eucaristía el alimento que las sostenga en su estado. La comunidad local y los pastores deben acompañar a estas personas con solicitud, sobre todo cuando hay hijos o su situación de pobreza es grave»[260]. Un fracaso familiar se vuelve mucho más traumático y doloroso cuando hay pobreza, porque hay muchos menos recursos para reorientar la existencia. Una persona pobre que pierde el ámbito de la tutela de la familia queda doblemente expuesta al abandono y a todo tipo de riesgos para su integridad.

Capítulo VI De la Exhortación ‘Sobre el Amor en la Familia’ (Algunas Perspectivas Pastorales)


Oración al arcángel San Miguel para reavivar el amor

“Arcángel San Gabriel, emisario de la esperanza, tú que tantas veces comunicaste los mensajes de Dios y tuviste la gran dicha de anunciar la encarnación del verbo divino, te pido que me ayudes a que (nombre de tu pareja) cambie de actitud y vuelva cuanto antes a mi lado, que mis lágrimas derramadas se conviertan en sonrisas y retorne al hogar.

Te ruego que reavives ese amor puro y sincero que hasta no hace tanto existía entre los dos, aleja tanto orgullo y obstinación.

Haz que abra los ojos, la mente y el corazón y medite seriamente lo que está poniendo en juego.

Ven a mí, vuela hacia mí para darme auxilio, haz que recuperemos la confianza entre nosotros y que las dudas, los malentendidos, las infidelidades y los celos desaparezcan.

Ablanda su corazón, dulcifica su carácter, cambia su frialdad y su indiferencia por amor, separa de nosotros a quien nos quiera dividir y consigue que nadie dañe nuestra unión.

Sé que tú puedes hacerlo, realiza este milagro de amor en mi vida, pide las bendiciones del señor eterno y bondadoso y la asistencia de María Santísima, para que podamos formar otra vez un bello hogar donde solo estemos el uno para el otro y nuestra familia.

San Gabriel, tú que siempre apareces derramando la luz del cielo sobre la tierra, cúbreme con tus maravillosas alas para que siempre me sienta acompañado, defiéndeme con tus portentosas manos de todo sufrimiento, de todo padecimiento y llena mi vida de dicha, amor y paz.

Arcángel de la pureza guíanos hacia el amor de Dios, para que seamos dignos de merecer su gracia, enséñanos a seguir las huellas de la Virgen María y ayúdanos a imitar tu humildad y obediencia; ven a nosotros con tus legiones de ángeles, para salvarnos de todos los lazos de nuestros enemigos y alejarnos de toda adversidad, mal y peligro. Amén.”



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