Invitamos a los matrimonios y a personas interesadas en una familia feliz, a leer y asimilar pasajes de la Exhortación pontifical 'Amoris laetitia' del Papa Francisco.
Superar la crisis
237. Se ha vuelto frecuente que, cuando uno siente que no
recibe lo que desea, o que no se cumple lo que soñaba, eso parece ser
suficiente para dar fin a un matrimonio. Así no habrá matrimonio que dure. A
veces, para decidir que todo acabó basta una insatisfacción, una ausencia en un
momento en que se necesitaba al otro, un orgullo herido o un temor difuso. Hay
situaciones propias de la inevitable fragilidad humana, a las cuales se otorga
una carga emotiva demasiado grande. Por ejemplo, la sensación de no ser
completamente correspondido, los celos, las diferencias que surjan entre los
dos, el atractivo que despiertan otras personas, los nuevos intereses que
tienden a apoderarse del corazón, los cambios físicos del cónyuge, y tantas otras
cosas que, más que atentados contra el amor, son oportunidades que invitan a
recrearlo una vez más.
238. En esas circunstancias, algunos tienen la madurez
necesaria para volver a elegir al otro como compañero de camino, más allá de
los límites de la relación, y aceptan con realismo que no pueda satisfacer
todos los sueños acariciados. Evitan considerarse los únicos mártires, valoran
las pequeñas o limitadas posibilidades que les da la vida en familia y apuestan
por fortalecer el vínculo en una construcción que llevará tiempo y esfuerzo.
Porque en el fondo reconocen que cada crisis es como un nuevo «sí» que hace
posible que el amor renazca fortalecido, transfigurado, madurado, iluminado. A
partir de una crisis se tiene la valentía de buscar las raíces profundas de lo
que está ocurriendo, de volver a negociar los acuerdos básicos, de encontrar un
nuevo equilibrio y de caminar juntos una etapa nueva. Con esta actitud de
constante apertura se pueden afrontar muchas situaciones difíciles. De todos
modos, reconociendo que la reconciliación es posible, hoy descubrimos que «un
ministerio dedicado a aquellos cuya relación matrimonial se ha roto parece
particularmente urgente»[256].
Capítulo VI De la Exhortación ‘Sobre el Amor en la Familia’ (Algunas
Perspectivas Pastorales)
Recemos Misericordia
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