El Papa comió este domingo 17 de noviembre, en la Jornada Mundial de los Pobres, junto a 1.300 personas necesitadas, en un acto organizado por el Dicasterio para el Servicio de la Caridad y ofrecido este año por la Cruz Roja Italiana, que desplegó a más de 300 voluntarios.
El Aula Pablo VI se convirtió en un gran comedor con mesas engalanadas con flores, manteles blancos impolutos y servilletas de tela. El cardenal Konrad Krajewski, limosnero del Papa y prefecto del Dicasterio para el Servicio de la Caridad, explicó a los medios que este gesto tiene la intención de seguir a Jesús, "devolver la dignidad a las personas", y simplemente pensar del mismo modo que indica el Evangelio, porque eso es lo que Cristo habría hecho y, por tanto, eso es lo que haremos también nosotros.
Un regalo a cada uno
El almuerzo estuvo amenizado por la Fanfarria Nacional de la Cruz Roja, incluía un menú a base de lasaña con verduras, pastel de carne de res relleno de espinacas y queso, puré de papa, fruta y postre. Al terminar, las más de 1.300 personas que compartieron mesa recibieron a modo de obsequio una mochila ofrecida por los padres de la Congregación de los Sacerdotes Misioneros con algunos alimentos y también productos de primera necesidad.
Durante el almuerzo, el Papa charló con varios de ellos, respondió preguntas y repartió caramelos a los más pequeños. Krajewski recordó que los actos de este domingo venían precedidos de numerosas iniciativas de atención a los pobres, como el ambulatorio situado bajo la columnata Bernini, abierto todos los días y que acoge de forma diaria a unas 150 personas sin hogar.
Por su parte, el obispo de Getafe, Ginés García Beltrán, ofreció una comida fraterna en el Colegio Divina Pastora de las Calasancias de la ciudad, a la que asistieron más de 150 personas necesitadas, y que concluyó con un concierto.
ReL
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