Aquí podemos ofrecerle sólo unos cuantos aspectos
de las mil maravillas de la Santa Misa
Es certeza para los cristianos. 1 |
S.S. Benedicto XVI |
Precisamente porque se trata de una realidad misteriosa que rebasa nuestra comprensión, no nos ha de sorprender que también hoy a muchos les cueste aceptar la presencia real de Cristo en la Eucaristía. No puede ser de otra manera. Así ha sucedido desde el día en que, en la sinagoga de Cafarnaúm, Jesús declaró abiertamente que había venido para darnos en alimento su carne y su sangre
El Corazón Eucarístico de Jesús. | ||
P. Reginald Garrigou-Lagrange OP |
Ese lenguaje pareció "duro" y muchos se volvieron atrás. Ahora, como entonces, la Eucaristía sigue siendo "signo de contradicción" y no puede menos de serlo, porque un Dios que se hace carne y se sacrifica por la vida del mundo pone en crisis la sabiduría de los hombres.
La expresión "Corazón Eucarístico de Jesús" significa principalmente el Corazón de Jesús que nos ha dado la Eucaristía y que de nuevo nos la da todos los días.La Madre de Jesús gobierna la corte de adoradores del Santísimo Sacramento. |
En la Eucaristía, la Madre de Jesús continúa ofreciéndonos a su Hijo, y es la Reina que gobierna la corte de adoradores que se reúnen ante el Santísimo. San Pedro Julián Eymard |
María Santísima nos conduce a la intimidad con Jesús en la comunión. |
María Santísima es también la Madre amorosa que nos enseña a recibir a Jesús con reverencia y amor, y nos conduce a la intimidad con Él en la comunión. San Pedro Julián Eymard |
María Santísima participa íntimamente en la oblea y el cáliz sagrados. |
El Corazón Inmaculado de María Santísima es un cáliz donde se ha derramado toda la Sangre redentora, y cada vez que se celebra la Santa Misa, ella participa íntimamente en la oblea y el cáliz sagrados. San Pedro Julián Eymard |
La Santísima Virgen María permanece unida a Jesús sacramentado en el altar. |
La Santísima Virgen María estuvo unida a Jesús desde el primer instante de su Encarnación, y ahora permanece unida a él sacramentado en el altar. San Pedro Julián Eymard |
Si las almas del purgatorio pudieran volver a este mundo. |
San Pedro Julián Eymard |
¡Ah! Si las almas del purgatorio pudieran volver a este mundo, ¡qué no harían por asistir a una sola Misa! Si pudierais vosotros mismos comprender su excelencia, sus ventajas y sus frutos, ni un solo día querríais pasar sin participar en ella.
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