
Cuando pronunciamos las palabras "Misa" y "Liturgia" quizá no caigamos en cuenta de que se trata de términos muy antiguos que contienen en sí ritos con significados profundos, consolidados en la Tradición de la Iglesia y que han atravesado un proceso de revisiones estrictas y rigurosas llevado a cabo por el Magisterio que ejerce la Jerarquía.
¿Embolismo, de qué se trata?
En el afán de conocer poco a poco la riqueza de la doctrina cristiana, especialmente la Liturgia, explicaremos qué es el embolismo - que conocemos bien, si es que vamos a Misa con frecuencia -.
La Enciclopedia católica lo define así:
"Embolismo (griego, embolismos, a partir del verbo emballein, "insertar") es una inserción, adición, interpretación".

Añade que en el lenguaje de la Iglesia este término tiene dos usos: uno en el calendario - que no expondremos aquí - y otro en la oración. En este caso se refiere a que, dentro de la santa Misa, el embolismo es la oración que se inserta entre el Padre Nuestro y la fracción del pan.
Recordemos que, cuando rezamos el Padre Nuestro a diario, en el santo Rosario o en cualquier otro momento, debemos concluir con un "amén". Sin embargo, en la Eucaristía el sacerdote continúa la oración después de que todos decimos "y líbranos del mal".
Es en ese momento cuando comienza el "embolismo".
¿Qué se reza exactamente?
Nuevamente la Enciclopedia detalla que el embolismo es la oración, que recita el sacerdote después del Padre Nuestro y antes de la paz:
"Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo."
Así es que, la próxima vez que vayas a Misa, ya sabrás que esa oración tiene un nombre muy especial.
Mónica Muñoz, Aleteia
Vea también Catequesis sobre la Santa Misa
y su Participación
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